
Un guion de terror en Pilmaiken: Cuando la justicia se vuelve persecución
Pareciera que en Chile algunos capítulos de la historia de la criminalización del pueblo mapuche son dignos de una película de suspenso, una donde los héroes son retratados como villanos. Y la historia de la defensa del río Pilmaiken, es un claro ejemplo de ello.
En este guion, quienes defienden el agua, el río y su valor ancestral, son puestos en la mira de la justicia, no como protectores, sino como delincuentes. Desde 2014, la Fiscalía de Los Ríos, bajo la dirección del fiscal Sergio Fuentes, ha tratado la defensa del río Pilmaiken como una actividad sospechosa, aplicando incluso la Ley de Inteligencia, una herramienta que posteriormente se usaría en el fallido caso Huracán.
¿La evidencia? Marchas, conversatorios y el simple hecho de informar sobre la importancia de proteger un río que, para el pueblo mapuche, es mucho más que agua: es un Ngen, un espíritu protector vital para su cosmovisión.
El Ngen Kintuante, protector del río, ha sido objeto de estudio y protección por parte de quienes luchan contra los proyectos hidroeléctricos que amenazan este ecosistema. Sin embargo, para la Fiscalía, esta defensa ancestral se convirtió en motivo de investigación criminal, demostrando no solo su ignorancia, si no también su desprecio por la cultura y la espiritualidad mapuche.
Cuando la tragedia golpea, uno esperaría respeto y compasión. Pero no ha ocurrido en este guion. Tras el reciente y lamentable accidente en Pilmaiken, que cobró dos vidas, la reacción de cierta prensa ligada al sector empresarial ha sido la esperada: una vez más, han sembrado el odio, el racismo y la distancia con la cosmovisión mapuche.
No es de sorprender su trato, sin embargo, lo que es imperdonable y grave es el rol del Ministerio Público. Esta institución estatal tiene la obligación de investigar objetivamente y respetar los derechos de todos sin importar su origen, raza o religión; ciertamente en el tema mapuche ha mostrado un patrón de conducta preocupante.
El fiscal Sergio Fuentes, bajo el amparo de la misma Fiscalía que ha maltratado a la familia de Julia Chuñil -desaparecida hace más de nueve meses-, ha utilizado el dolor de una comunidad para sembrar dudas y perseguir a una Machi, una autoridad espiritual y madre, como posible sospechosa de un homicidio. Una semana antes del trágico accidente, la casa de la Machi Millaray Huichalaf fue allanada. ¿Coincidencia?
Este tipo de actuaciones no solo desprecian la cosmovisión mapuche y el rol de una autoridad como la Machi, sino que también generan un ambiente de persecución y desconfianza. ¿Qué pasa en las fiscalías del sur del Bio Bio?
El caso de la Machi Millaray Huichalaf y la criminalización de la defensa del río Pilmaiken es la demostración de que una institución del Estado, el Ministerio Público, no respeta la vida, la muerte ni la espiritualidad del pueblo mapuche. Es una historia de persecución constante y de desprecio institucional.
Todo sucede antes de un importante arbitraje internacional con la empresa que daña el río Pilmaiken, ella es perseguida y se produce el accidente días antes de su viaje programado hacía muchísimo tiempo.
Hay algunos actores que repiten sus líneas por ya más de 10 años, en un país que se dice respetuoso de los derechos humanos. Entonces, es necesario preguntarse: ¿seguiremos dando cabida a quienes trabajan en representación del Estado burlándose de las creencias de todo un pueblo?