
El combate contra el narco es también una lucha cultural
Cuando en 2023 asumimos la tarea de combatir el crimen y el narcotráfico sabíamos que no sería una misión fácil. Ese mismo año celebramos el primer derribo de un narcomausoleo a nivel nacional, un acto de justicia y dignidad para los vecinos y vecinas de la Plaza Salvador Allende, en la comuna donde soy alcaldesa, Lo Espejo. Hoy, en ese lugar, existe una hermosa plaza con juegos infantiles que la comunidad ha sabido cuidar y proteger.
Ese hito marcó un antes y un después. A partir de ahí, los derribos comenzaron a replicarse en todo Chile, consolidando una política pública que busca recuperar los espacios públicos para las familias y golpear no solo al crimen organizado, sino también a su cultura de violencia y ostentación.
Nuestra gestión ha seguido firme en esa línea. Entre 2023 y lo que va de 2025 hemos derribado ocho estructuras ligadas al narco, en un trabajo conjunto con Carabineros y las distintas instituciones implicadas, con quienes hemos fortalecido la colaboración desde nuestro arribo al municipio.
Cinco de esos operativos ocurrieron esta misma semana. Gracias al esfuerzo de nuestros equipos municipales y de Carabineros, concretamos una intervención inédita: en un solo día eliminamos cinco estructuras que ensalzaban la delincuencia. Llegamos a poner presencia del Estado donde antes había abandono y poderío narco.
Algunos detractores critican con ironía: “Qué tremendo golpe contra el narco”, sugiriendo que derribar mausoleos no detiene a los traficantes. Pero esa crítica es una falacia: sí trabajamos en detener a los delincuentes, pero también debemos desmantelar la cultura narco que normaliza y romantiza el delito. Ambas dimensiones son inseparables. Revisemos a continuación algunos datos.
En 2024, Lo Espejo lideró el gasto en seguridad entre las comunas de la RM, invirtiendo $7.783 millones, apenas por debajo de Providencia. Este salto representó un aumento histórico: más de 3.000% en comparación con 2021, año en que asumimos la gestión municipal.
Ese avance se materializó en proyectos concretos: el recambio total de luminarias por tecnología LED (casi 9.000 nuevas), la adquisición de una central de monitoreo de cámaras de televigilancia de primer nivel -cuando el 93% de las cámaras de la comuna no funcionaba-, la creación de la Dirección de Seguridad Pública y Humana, el aumento de vehículos de seguridad municipal de 1 a 10, el aumento de los patrullajes mixtos, entre muchos otros avances.
A esto se suma el trabajo coordinado con Carabineros, el Ministerio Público, la Fiscalía, la Delegación Presidencial, el Ministerio de Seguridad y la Seremi de Seguridad. Hemos realizado operativos conjuntos para desbaratar puntos de venta de drogas y centros de vigilancia narco en sectores críticos como Las Dunas y Las Palmeras.
Estos avances operativos se complementan con una tarea no menos importante, la transformación cultural. Porque el narcotráfico no solo se enfrenta con policías, sino también con oportunidades para la juventud.
Parte esencial de nuestro trabajo es mostrarles a niños y jóvenes que los narcos no son héroes, que la droga no es un camino de vida y que los homenajes que algunos les rinden a delincuentes están profundamente equivocados.
Los símbolos que derribamos debieran ser una explicación en sí misma, pues todos los homenajeados son personas muertas en el contexto delictual. Pero debemos entrar a explicarlo: en el mundo narco no hay finales felices, solo muerte y destrucción.
¿Por qué deberíamos aceptar que las familias trabajadoras vivan sometidas al terror de las bandas criminales y, además, que estas se apropien de los espacios comunes mitificando la imagen de sus “ángeles caídos”? La respuesta es simple: no debemos ni podemos tolerarlo.
Hoy, donde antes había un mausoleo narco, como el de la Plaza Salvador Allende, vemos familias completas disfrutando hasta tarde en la noche, niños jugando con seguridad y vecinos orgullosos de su barrio.
A esto se suman políticas sociales y educativas que son igual de decisivas: un preuniversitario comunal que mejora los puntajes de ingreso a la educación superior; la remodelación de la Escuela Blue Star College gracias a la inversión más alta de la RM en educación en 2023; y el reciente convenio con la Escuela de Talentos de la Universidad de Chile, que abre oportunidades a los estudiantes más destacados de nuestras escuelas públicas.
El combate al narcotráfico, entonces, no es solo policial, es también cultural, educativo y social. La superación de la marginalidad y la reducción de la delincuencia requiere abrir oportunidades, embellecer los espacios públicos, fortalecer la vida comunitaria y eliminar todo símbolo de apología al narco.
Solo así podremos construir un país que avance con mayor equidad, justicia social, esperanza y futuro.