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Promesas, palomas y polarización: Crónica de una democracia en temporada alta
Imagen referencial / Agencia Uno

Promesas, palomas y polarización: Crónica de una democracia en temporada alta

Por: José Rementería Piñones | 18.08.2025
El votante chileno necesita más que información: necesita café, té, paciencia y quizás un poco de humor para no perder la cordura. Porque la relación entre propaganda, publicidad y política no es solo semántica: es simbiótica.

Ha comenzado oficialmente el carnaval de la propaganda electoral. Ese noble arte de repetir lo mismo con distinto logo, de prometer trenes bala y pan barato, de sonreír como si el futuro dependiera de una selfie en la feria libre.

Y quizás sí depende. Porque en este Chile de algoritmos y ansiedad, la política se ha convertido en un reality show con presupuesto estatal. En este contexto, me propongo reflexionar sobre tres conceptos que, aunque parecen distintos, en noviembre se fundirán como pan con palta: propaganda, publicidad y política.

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Propaganda, Publicidad y Política: Trío de poder

La propaganda electoral, según el Servicio Electoral de Chile y la ley, es toda manifestación pública que promueve a candidatos o partidos con fines electorales. Es el momento en que los políticos se convierten en influencers, pero sin necesidad de subir recetas de quinoa ni mostrar abdominales.

La publicidad, por su parte, es el primo corporativo de la propaganda: vende productos, ideas o estilos de vida. Y según la Ley 19.496, debe; Informar y motivar. Y la política… bueno, es el arte de convencer al electorado de que esta vez sí, ahora sí, lo prometido será deuda con intereses y multas, y no solo deuda externa. No está demás decir que no hay definición desde la legislación chilena sobre este supuesto arte de gobernar.

Una diferencia importante entre propaganda y publicidad es que la primera manipula y la otra intenta persuadir. Y entre política y publicidad, que la primera no tiene que rendir cuentas de sus promesas, mientras la segunda está regulada por varias leyes que regulan el mercado. En resumen: la política promete sin garantía extendida.

Encuestas: ¿Termómetro o Termosellado?

Las elecciones presidenciales y parlamentarias del domingo 16 de noviembre de 2025 se perfilan como una gala de creatividad retórica. Pero más allá de los jingles y eslóganes: “Chile merece más”, “Soplan nuevos vientos”, “Un país para todos”, lo que realmente está marcando el pulso son las encuestas. Y vaya que están bailando cueca con los datos y vamos a suponer que las encuestas son serias.

Hay diferencias, todas explicables, pero no cumplen el principio de replicabilidad. Mientras Cadem muestra algo, Pulso Ciudadano otros resultados. Data Influye y Criteria, también entregan aproximaciones.

¿Y qué dicen los expertos? Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca, advierte que las diferencias responden a metodologías distintas. Cadem es semanal, Criteria es panel autoadministrado. Pero si los resultados no convergen, alguien está haciendo mal su trabajo.

Marco Moreno, de la Universidad Central, lo resume con elegancia: “El aluvión de encuestas refleja más confusión que certezas. No estamos ante mediciones duras, sino estudios de clima de opinión, sensibles a coyunturas y con metodologías diversas. En un contexto de voto obligatorio y alta incertidumbre, su capacidad predictiva es limitada”.

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Franja Emocional: De la paloma al Drone

Mientras la propaganda se regula con precisión quirúrgica, la publicidad política emocional se cuela por cada rincón digital. ¿Quién necesita una “Paloma” en la esquina si puede tener un video con música épica y tomas en cámara lenta de abrazos espontáneos? En las elecciones que vienen, los candidatos no bajaran del cielo… pero sus drones sí, con pancartas, promesas, y hasta con empanadas virtuales.

La política se ha convertido en una especie de performance audiovisual. El votante, ese ser multitarea que debe elegir entre el candidato o candidata que le promete trenes bala y el que le asegura que no subirá el pan, se enfrenta a una decisión que mezcla fe, creencias, memoria selectiva y algo de resignación.

Antítesis: Entre la derecha extrema y la izquierda extrema

Si tuviéramos que resumir el contraste entre los extremos políticos en una sola frase, sería esta: ‘La derecha extrema promete orden sin empatía; la izquierda extrema ofrece empatía sin orden’. Ambas apelan a emociones profundas: miedo y esperanza.

Pero mientras una quiere cerrar fronteras y abrir cárceles, la otra quiere abrir derechos y cerrar desigualdades. Y en medio, lo cierto que está más al margen, el votante busca algo más que un eslogan: busca sentido al sin sentido. A veces se percibe que el votante le gustaría “botar” toda esta chimuchina a donde corresponde.

Votante en Crisis: Café, té, memes y decisión

En este escenario, el votante chileno necesita más que información: necesita café, té, paciencia y quizás un poco de humor para no perder la cordura. Porque la relación entre propaganda, publicidad y política no es solo semántica: es simbiótica. La propaganda necesita de la publicidad para emocionar, y la política necesita de ambas para sobrevivir, si somos rigurosos la política chilena es un sistema cerrado, no hay cambios al interior.

Y nosotros, los votantes, necesitamos algo más que promesas. Necesitamos que nos respondan sobre la Lista de Espera. O al menos que nos digan si el tren bala tiene parada en nuestra comuna.

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