
La libertad “fruna” en los candidatos presidenciales de derecha
Cada día falta menos para vivir las elecciones presidenciales en nuestro país, un hecho que nos permitirá contemplar los candidatos que entrarán en primera vuelta visualizando las cartas más fuertes y débiles en términos de sufragio.
A su vez, veremos qué tan fuerte penetra el discurso liberal en Chile, discurso que en ocasiones los candidatos del sector de la derecha parecen mantener exclusivamente en algunos puntos, en otros tantos, prefieren izar la bandera de una libertad “fruna”, una limitada, fosilizada y carente de horizontalidad.
Hemos de recordar que la famosa idea de “libertad” se hospeda en una vieja discusión de filosofía política, una tensión que nos acompaña hasta nuestros días. Esta disputa alberga dos grandes figuras, por un lado, J. J. Rousseau y por otro J. Locke como “representantes” de una izquierda y una derecha política en términos de pensamiento, fundamentos teóricos y lineamientos ideológicos.
Por otro lado, la idea de la “libertad” encausa una herramienta discursiva que permanentemente la derecha política amplifica en el debate público, sin embargo, dicha categoría parece irónicamente ser la agravante que hace sombra a gran parte de los candidatos presidenciales de la derecha, mostrándolos como poco dialogantes al final del día.
Hace rato que en Chile la libertad tiene dos caras. Algunos “intelectuales” del sector aludido defienden a muerte esta categoría en términos exclusivamente económicos y mercantiles, sin embargo, en materia moral, valórica y ética parecen restringir dicha libertad.
De esta forma, los debates en torno al aborto en tres causales, el matrimonio igualitario, adopción homoparental, eutanasia, entre otros tantos, curiosamente parecen no formar parte de la gran narrativa que esboza la derecha en relación a la libertad humana. Por momentos, Chile parece estar encallado en un modelo profundamente conservador.
Los candidatos presidenciales de derecha parecen expandir sus nomenclaturas a un público objetivo, un ciudadano conservador, nacionalista y liberal, claro, una especie de liberal “fruna”, ya que inconscientemente este desea “incidir” en la “cama” de otro, o bien, en el modelo de vida de otro.
Las personas saben perfectamente que proyectos de vida desean para sí, por tanto, mutilar aquello a través de políticas públicas y candidaturas presidenciales que versen sobre la base de una privación de la libertad resulta absolutamente represivo, irónico y triste. En muchos casos, la dimensión cristiana religiosa se encarga de apoyar, aplaudir y adherir a candidaturas “liberales” por su distancia frente a temáticas que anhelan legalizar libertades individuales, claro, por considerarlas “pecaminosas”, degradantes y poco “éticas”.
Hay que recordar que vivimos en un Estado laico, donde la libertad en términos jurídicos de lo admisible o no admisible debe ser debatida en el Congreso, por ningún motivo ella debe ser encarcelada o velada en la discusión política de Chile.
Finalmente, las candidaturas presidenciales son un abanico de posibilidades que mantienen a la ciudadanía con deseos de transformaciones y cambios relevantes, por ende, los aspectos valóricos que han sido enarbolados a priori por la derecha son eso, aspectos valóricos o axiomas que funcionan en calidad de propuesta, no como un salvavidas de Chile.
Nuestra nación necesita cambios de fondo en el aparato estatal, sin duda, no existe modernización de un Estado tras la llegada de un nuevo presidente meramente por restringir la libertad de unas cosas y apoyar la libertad en otras tantas que resultan convenientes para unos pocos. Basta del doble discurso político, de la doble careta y de la doble moral.
¿Es Chile realmente un país liberal en términos valóricos? ¿Existe respeto por la libertad y decisión individual, o bien, hay candidatos del ala de la derecha que desean incidir en que es aceptable como ”bueno o malo” para la población chilena?
Más allá de las aprensiones que cada persona pueda tener en lo privado, la libertad merece deliberación y discusión en el espacio público solamente si es coherente consigo misma, de lo contrario, podríamos caer frente a un discurso donde muchos candidatos presidenciales de derecha hilvanan una libertad pobre, desventurada y “fruna”, profundamente sesgada y carente de diálogo.