
Por el alza sostenida en el costo de la vida: Un 42% de los chilenos ya ha reducido gastos y 33% planea hacerlo
El costo de la vida sigue siendo una de las principales preocupaciones de las familias en Chile.
Así lo revelan los resultados de una encuesta realizada por Activa Research en conjunto con la red internacional WIN (Worldwide Independent Network of Market Research), que muestra que el aumento sostenido de precios ha tenido efectos directos en los hábitos de consumo y en el bienestar emocional de las personas.
La investigación, aplicada en enero de 2025, incluye datos de 39 países y recoge 35.515 entrevistas en total, de las cuales 1.095 corresponden a Chile.
De acuerdo con el estudio, un 42% de los encuestados en Chile declaró haber reducido sus gastos durante los últimos meses como respuesta directa al encarecimiento de productos y servicios.
Este porcentaje, aunque alto, representa una baja en comparación con 2024, cuando un 51% de los chilenos había manifestado ya estar haciendo recortes.
A esto se suma un 33% que asegura tener planes de disminuir sus gastos en los próximos meses. Solo un 11% afirma que no tiene pensado hacer ajustes.
¿Quiénes están recortando más?: Mujeres, madres solteras y personas de mediana edad
La carga del ajuste económico no se distribuye de manera pareja. Uno de los datos más significativos del estudio es que el 58% de las madres solteras en Chile ha reducido sus gastos.
Se trata del grupo con el mayor nivel de afectación entre las distintas composiciones familiares. Les siguen las parejas con hijos, donde un 47% también declara haber hecho ajustes.
En contraste, quienes viven solos reportan un menor nivel de recortes (35%), aunque aun así siguen siendo parte de la mayoría afectada.
Las mujeres son, en general, quienes más han tenido que reducir sus gastos: un 47% frente a un 37% de los hombres.
Por rango etario, quienes tienen entre 45 y 54 años son los más propensos a haber hecho recortes (46%), seguidos por el grupo de 25 a 34 años (45%) y de 35 a 44 años (43%).
En el extremo opuesto, los adultos mayores de 65 años y los más jóvenes de entre 18 y 24 años reportan cifras algo menores, con un 39% y 37% respectivamente.
A nivel socioeconómico, los grupos C3 y D —correspondientes a los segmentos medios-bajos y bajos de la población— son los que más han sentido el peso del alza en el costo de la vida, con un 45% y 44% de sus miembros reduciendo gastos.
En el grupo alto (C1), la cifra es menor, aunque no irrelevante: un 39% afirma haber hecho ajustes presupuestarios.
La presión emocional: El estrés como consecuencia directa
El estudio no solo entrega datos sobre los cambios económicos, sino también sobre sus efectos en la salud mental de la población.
Entre quienes ya han reducido sus gastos, un 46% declara sufrir estrés frecuente o muy frecuente. En comparación, solo un 31% de quienes no han hecho ajustes dice sentirse estresado con frecuencia.
Esto sugiere una correlación directa entre las presiones económicas y el deterioro del bienestar emocional de las personas.
La relación entre estrés y situación económica se acentúa aún más si se considera que las personas que viven en contextos más frágiles, como madres solteras o adultos mayores con bajos ingresos, también son quienes reportan mayores niveles de malestar psicológico.
De hecho, los datos muestran que entre quienes “nunca o casi nunca” sufren de estrés, solo un 31% ha reducido sus gastos. Entre quienes lo hacen frecuentemente, la cifra llega al 46%.
Además, un 14% de las personas que viven solas declara no saber si reducirá gastos en los próximos meses, lo que podría reflejar incertidumbre, desinformación o desconexión con la planificación financiera.
Comparación global: Chile no es el país más afectado, pero sí está sobre el promedio
A nivel internacional, Chile no se ubica entre los países con mayor nivel de recortes, pero sí presenta cifras más altas que muchas economías desarrolladas.
En Grecia, el 62% de la población ha reducido gastos recientemente, seguida por Australia (52%) e Irlanda (50%).
En el extremo opuesto, países como Japón (14%), China (0%) y Corea del Sur (30%) presentan niveles mucho más bajos.
Entre los países latinoamericanos, Chile (42%) se encuentra por debajo de Argentina (49%) y Ecuador (45%), pero por encima de Perú (39%) y Paraguay (38%).
Estas cifras reflejan la presión económica en la región, donde el alza en productos básicos golpea con más fuerza a las familias de menores ingresos.
La investigación también recoge cómo varía la respuesta al aumento del costo de la vida según la estructura del hogar.
Por ejemplo, entre las personas que viven con una pareja y sin hijos, solo un 30% ha reducido gastos, mientras que entre quienes viven con amigos o amigas, el porcentaje es de 40%.
Esta diferencia sugiere que la presencia de hijos y dependientes es un factor que incrementa la necesidad de ajustar el presupuesto.
Un problema estructural y persistente
El informe hace referencia a datos de CEPAL (2023) para contextualizar este fenómeno, recordando que “el alza sostenida en el costo de productos básicos y servicios esenciales ha tenido un impacto desproporcionado en los hogares con menores ingresos, profundizando desigualdades preexistentes en la región”.
A pesar de las diferencias entre países y grupos demográficos, el diagnóstico es claro: el alza en el costo de la vida está reconfigurando los hábitos de consumo de millones de personas y está generando consecuencias tangibles en su bienestar físico y mental.
Mientras muchas familias ya han tomado medidas de ajuste, otras están al borde de hacerlo, y las señales de estrés comienzan a emerger como una expresión más de esta crisis silenciosa.