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La urgencia de aprobar el proyecto de ley contra el greenwashing en Chile
Agencia Uno

La urgencia de aprobar el proyecto de ley contra el greenwashing en Chile

Por: Tamara Ortega | 18.04.2025
El proyecto de ley contra el greenwashing no solo tiene el potencial de transformar el mercado chileno, sino que también podría posicionar al país como un líder en la lucha contra la manipulación empresarial en nombre de la sostenibilidad.

El greenwashing es una práctica cada vez más común en el mundo empresarial, especialmente en sectores relacionados con la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente.

A pesar de la creciente conciencia ambiental en la sociedad, muchas empresas intentan capitalizar sobre el aumento de la demanda de productos "ecológicos", "verdes" o "sostenibles", sin realmente adoptar prácticas que respalden estas afirmaciones.

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Es el caso de aquellas empresas que, a través de etiquetas falsas o engañosas, buscan dar la impresión de ser responsables con el planeta, cuando en realidad sus productos o servicios siguen siendo dañinos para el medioambiente.

El proyecto de ley contra el greenwashing en Chile ha estado más de un año estancado en la Comisión de Medioambiente del Senado, sin siquiera ser puesto en tabla para su discusión y eventual aprobación. Esta situación no solo es frustrante, sino que también refleja una falta de acción clara en un tema de suma relevancia para la sociedad chilena y global.

Aprobar esta ley no sólo es crucial para proteger a quiénes consumen, sino que también es fundamental para garantizar una competencia leal y transparente entre las empresas y emprendimientos.

El impacto en los consumidores: un engaño que no puede seguir tolerándose

El primero y más evidente de los efectos negativos del greenwashing es el engaño hacia los consumidores y las consumidoras. En un contexto donde las personas están cada vez más interesadas en tomar decisiones de consumo responsables y alineadas con valores sostenibles, resulta inadmisible que existan empresas que se aprovechen de esta preocupación genuina para hacer promesas falsas.

Alguien que elige un producto en base a su supuesta sostenibilidad y descubre después que fue víctima de un engaño, no solo se siente defraudado, sino que también pierde la confianza en la industria en general.

Además, este tipo de prácticas diluye el verdadero esfuerzo de las empresas que, de manera legítima, están trabajando por la sostenibilidad y el respeto al medioambiente. Cuando el mercado se inunda de productos "verdes" que no lo son, las opciones realmente responsables se ven opacadas, dificultando que los consumidores puedan distinguir las verdaderas alternativas responsables.

Competencia desleal: quiénes sí hacen bien las cosas son los más perjudicados

El greenwashing también genera una grave competencia desleal. Mientras que las empresas y emprendimientos que realmente invierten en la transición hacia prácticas sostenibles deben hacer un esfuerzo considerable para cumplir con estándares y certificaciones, las que recurren al greenwashing pueden ahorrar costos y manipular la percepción pública sin tener que comprometerse de manera real con el medioambiente.

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Este tipo de comportamiento pone en una posición desfavorable a las empresas que verdaderamente están comprometidas con la sostenibilidad, porque no solo deben lidiar con la competencia en términos de calidad y precio, sino también con aquellas que engañan a las personas, sin hacer esfuerzos reales para reducir su impacto ambiental.

La falta de regulación sobre el greenwashing genera un campo de juego desigual, donde las empresas honestas se ven desplazadas por aquellas que prefieren manipular la imagen en lugar de realizar los cambios estructurales necesarios.

Este fenómeno afecta especialmente a los pequeños emprendimientos que, al ser más vulnerables, ven cómo las grandes corporaciones aprovechan la falta de regulación para obtener ventaja en el mercado. Es por esto que un proyecto de ley que regule esta práctica no solo beneficiaría a consumidores, sino también a la economía en su conjunto, fomentando la transparencia y la competitividad sana.

La inacción del Senado: un obstáculo para el progreso

El proyecto de ley contra el greenwashing lleva más de un año estancado en la Comisión de Medioambiente del Senado sin que se haya avanzado ni siquiera a la etapa de discusión. Este retraso no solo es incomprensible, sino que refleja una falta de voluntad política para abordar un tema que afecta a todos los ciudadanos y las ciudadanas, desde consumidores, emprendimientos, pequeñas empresas e incluso transnacionales.

La regulación de esta práctica debería ser una prioridad, ya que el greenwashing no es un fenómeno menor, sino una tendencia creciente que amenaza con socavar los avances en materia ambiental. Es necesario que quienes legislan comprendan la urgencia en esta materia. El tiempo que lleva estancado es tiempo perdido para la protección del consumidor y para el fortalecimiento de un mercado empresarial justo y transparente.

Chile necesita una ley que ponga fin al greenwashing y que asegure que las empresas que se presentan como sostenibles realmente lo sean. Un marco regulatorio claro permitirá que las empresas que están comprometidas con el medioambiente puedan competir en igualdad de condiciones, mientras que los consumidores tendrán la certeza de que sus elecciones de compra están alineadas con sus valores.

El momento de actuar es ahora

El proyecto de ley contra el greenwashing no solo tiene el potencial de transformar el mercado chileno, sino que también podría posicionar al país como un líder en la lucha contra la manipulación empresarial en nombre de la sostenibilidad.

La competencia desleal que genera el greenwashing y la confusión que produce en las personas son problemas que deben ser abordados sin más demora. Las y los senadores tienen en sus manos la oportunidad de hacer avanzar este proyecto de ley.

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