
¿La fuerza de una costumbre?: El 80% come mariscos en Semana Santa aunque el 96% cree que están más caros
En medio del debate por declarar el Viernes Santo como feriado irrenunciable, el estudio GPS Ciudadano 2025 revela cómo la Semana Santa ha dejado de vivirse de una sola manera.
Para algunas personas es un momento de recogimiento religioso, para otras una oportunidad de descanso, y para muchas una mezcla de ambas.
Pero si hay algo que sigue vigente —pese al tiempo, los precios y los cambios sociales— es la costumbre de comer pescados y mariscos.
Según los resultados de la encuesta aplicada entre el 22 y el 26 de marzo de este año, un 80% de las personas declara consumir productos del mar durante esta festividad, a pesar de que un 96% cree que sus precios aumentan.
Lo interesante es que esta práctica no está dictada por una obligación religiosa: es una costumbre cultural instalada que persiste incluso cuando pierde su conexión doctrinaria.
Este patrón se repite especialmente entre hombres, personas más jóvenes y quienes tienen menor nivel educativo.
En contraste, quienes no consumen mariscos en esta fecha son principalmente mujeres, adultos mayores y personas con estudios universitarios o de postgrado.
La encuesta también muestra que la Semana Santa se fragmenta en tres grandes formas de vivencia: un 30% la asocia principalmente con lo religioso, un 33% con el descanso, y un grupo intermedio la mezcla con elementos de ambos.
Esta división se intensifica según la edad y el nivel educacional. Por ejemplo, casi la mitad de los jóvenes la entiende como un tiempo de pausa, mientras que los adultos mayores están más ligados a lo espiritual.
Asimismo, un 43% de quienes tienen estudios básicos o medios considera la fecha como religiosa, frente a un 37% de personas con formación universitaria que la ve como una instancia de descanso.
Respecto a los viajes, solo un 16% declara salir de su ciudad durante estos días. Quienes más se mueven son personas con estudios universitarios o de postgrado, mientras que los adultos mayores son los que menos viajan.
De los que sí se trasladan, el 58% planifica su salida con al menos una semana de anticipación.