
Medicina Familiar: La clave para comienzos saludables
Este 7 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Salud, una oportunidad para centrar la atención en problemas que requieren acción urgente, como el derecho a la salud, la cobertura de poblaciones vulnerables y la respuesta a enfermedades prevalentes. Bajo el lema "Comienzos saludables, futuros esperanzadores", esta fecha invita a reflexionar sobre el rol clave de la atención primaria y la medicina familiar en la construcción de sistemas sanitarios equitativos, accesibles y sostenibles.
Durante los últimos tres años distintos actores del sector salud hemos trabajado en una reforma que busca fortalecer el primer nivel de atención, garantizar el acceso universal y consolidar un modelo integral con enfoque familiar y comunitario. Un modelo donde los establecimientos operen en redes integradas, asegurando acompañamiento continuo a los usuarios y facilitando su tránsito por el sistema.
Aun así, persisten desafíos estructurales. Un ejemplo es la falta de continuidad en los equipos de salud familiar en zonas rurales o con barreras de acceso, donde la alta rotación de profesionales dificulta el vínculo con las comunidades y limita la efectividad del modelo. Hoy, la productividad en salud sigue midiéndose por la cantidad de cirugías, consultas o tiempos de espera, mientras se descuidan factores igualmente esenciales: el acceso a prestaciones preventivas, la estabilidad de los equipos y la percepción de pertinencia de los usuarios.
La evidencia internacional es clara: los sistemas con médicos de familia y equipos de cabecera consolidados logran mejores indicadores de salud poblacional, reducen costos y mejoran la experiencia de los pacientes. Sin embargo, en Chile, las recomendaciones de sociedades científicas, el Colegio Médico, asociaciones de usuarios, académicos y la OPS no se han traducido en políticas concretas para formar y captar especialistas en medicina familiar.
El dato es alarmante: este año, el concurso CONISS (que exige la devolución del profesional al servicio que financió su formación) ofreció solo 30 cupos, pese a que los centros formadores ofrecen tres veces más plazas.
Según el Registro Nacional de Prestadores Individuales de Salud, al 3 de abril de 2025, Chile cuenta con 1.563 médicos de familia, lo que equivale a 1 especialista por cada 11.823 personas, muy lejos de la recomendación OCDE de 1 por cada 1.125 en atención primaria.
Para que la APS sea resolutiva, se han implementado estrategias como la gestión telemática de la demanda y el Hospital Digital. Pero ¿se están desarrollando con pertinencia territorial? En muchos territorios hay brechas de acceso a insumos y una subvaloración de las capacidades resolutivas de los especialistas en medicina familiar, debido en parte a la dificultad para medir su impacto real en el sistema, dado que somos la única especialidad en el sistema público que no puede registrar sus prestaciones en el registro estadístico mensual de especialidades (REM A07).
Así como algunos directivos creen que “si no reciben interconsulta, no son especialistas”, el impacto de los médicos de familia pasa desapercibido, al igual que su impacto en la reducción de los días de espera para consultas nuevas de especialidad, mejorar la pertinencia de las interconsultas y favorecer el egreso de pacientes. Fortalecer esta disciplina permitiría consolidar equipos estables en los territorios, brindar acompañamiento continuo y contribuir a mejorar los determinantes sociales y estructurales en salud.
Para transformar el sistema, y avanzar hacia el acceso universal, se necesita un compromiso sostenido con la medicina familiar. Urgen políticas claras que incentiven su formación y permanencia, con mejores condiciones laborales y programas de incentivo para la retención de éstos en zonas vulnerables.
Sin estos cambios estructurales, el fortalecimiento de la APS seguirá siendo una meta inalcanzable. Más allá del gobierno de turno, se requieren políticas de Estado que prioricen esta especialidad y aseguren que la atención primaria sea el eje real del sistema. La equidad en salud no puede depender de ciclos políticos; debe ser una prioridad permanente.
En este Día Mundial de la Salud, reafirmamos nuestro compromiso con una atención primaria fortalecida, con equipos estables y con la medicina familiar como pilar de un sistema más justo y eficiente para todas y todos.