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Una ruleta rusa ecológica: Fragmentación de hábitat y atropellos de fauna silvestre en Chile
Agencia Uno

Una ruleta rusa ecológica: Fragmentación de hábitat y atropellos de fauna silvestre en Chile

Por: Jorge Leichtle | 29.03.2025
La fragmentación del hábitat no es solo un problema ecológico, refleja nuestra desconexión con la naturaleza. Cada carretera construida y cada hectárea urbanizada nos acercan a una encrucijada: ¿seguiremos priorizando el desarrollo humano a costa de nuestra biodiversidad, o aprenderemos a coexistir con ella?

En el vasto y diverso paisaje de Chile está ocurriendo un problema serio: la fragmentación del hábitat. Este proceso, impulsado principalmente por el desarrollo de infraestructuras humanas, divide los ecosistemas en áreas más pequeñas y desconectadas.

Esto interrumpe rutas migratorias, limita la conectividad entre poblaciones y afecta el acceso de las especies a recursos vitales como alimento, refugio y parejas reproductivas. Como consecuencia, la fauna silvestre enfrenta riesgos graves de supervivencia, y los ecosistemas ven alterado su equilibrio natural.

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Además de fragmentar los hábitats, carreteras, urbanizaciones y proyectos industriales se convierten en trampas mortales para muchas especies nativas. En su búsqueda de recursos básicos, los animales deben cruzar carreteras, exponiéndose al peligro constante de vehículos a alta velocidad. Cada cruce representa un riesgo mortal que, con frecuencia, termina en tragedia.

El impacto de la fragmentación del hábitat no distingue regiones: desde los desiertos del norte hasta los bosques australes, el desarrollo vial ha interrumpido corredores biológicos esenciales para la supervivencia de muchas especies. En la Patagonia, los atropellos de huemules agravan aún más la ya crítica situación de esta especie en peligro de extinción.

En la Región de Aysén, rutas como la Carretera Austral representan un riesgo significativo, especialmente durante las temporadas turísticas, cuando el tráfico vehicular aumenta considerablemente. Desde 2005, se han registrado al menos 12 huemules muertos por atropellos en esta área.

Además de los huemules, no es raro encontrar registros de atropellos que involucran pudúes, guanacos, zorros, guiñas e incluso pumas. Sin embargo, el problema no se limita a los mamíferos o las aves más visibles. Anfibios y reptiles, que cumplen roles fundamentales en los ecosistemas, también son víctimas de los efectos devastadores de la fragmentación del hábitat y suelen pasar desapercibidos en las estadísticas oficiales.

Uno de los impactos menos visibles de la fragmentación es el aislamiento genético. Cuando las poblaciones quedan separadas por barreras como carreteras, el intercambio genético entre poblaciones se reduce drásticamente.

Esto aumenta la probabilidad de endogamia, y disminuye la capacidad de las especies para adaptarse a desafíos como el cambio climático o la aparición de nuevas enfermedades. La diversidad genética, que es esencial para la resistencia y adaptación, se pierde en el proceso.

Lecciones internacionales: estrategias para mitigar el impacto

En países como Canadá, Estados Unidos y Alemania, se han desarrollado soluciones efectivas para combatir los efectos de la fragmentación del hábitat. Los pasos de fauna, como túneles subterráneos y puentes verdes, han demostrado ser herramientas esenciales para reducir los atropellos y restaurar la conectividad ecológica.

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En Canadá, el Parque Nacional Banff cuenta con más de 40 pasos de fauna que han reducido los accidentes en un 80%, permitiendo que especies como osos, alces y lobos crucen las carreteras de forma segura.

En Estados Unidos, el estado de Florida ha implementado pasos de fauna para proteger a la amenazada pantera de Florida (Puma concolor coryi), logrando una reducción significativa de atropellos mediante túneles subterráneos y cercos en la carretera US-41.

En Alemania, los corredores biológicos han ayudado a especies como el lince europeo, que depende de grandes territorios para prosperar. Estos ejemplos muestran cómo los esfuerzos coordinados entre gobiernos, científicos y comunidades pueden marcar una diferencia tangible.

El caso chileno: medidas urgentes y desafíos

Aunque Chile cuenta con una biodiversidad excepcional, las iniciativas para mitigar el impacto de la fragmentación del hábitat han sido limitadas y fragmentadas. Los pasos de fauna instalados en algunas rutas han carecido de monitoreo adecuado, lo que pone en duda su efectividad a largo plazo.

Sin embargo, se están dando pasos importantes en la dirección correcta. En Chiloé, por primera vez en el país, una nueva carretera incluirá siete pasos de fauna, diseñados específicamente para proteger a los animales nativos, como los pudúes y zorros chilotes. Este proyecto, parte de la doble vía en la Ruta 5 Sur, representa un avance significativo en la integración de criterios de conservación en la planificación vial.

Además, académicos de la Universidad Andrés Bello han propuesto el uso de ecoductos como solución para disminuir la mortalidad de fauna silvestre. Estos puentes tipo viga permitirían a especies como el huillín, el pudú y la güiña cruzar de manera segura, evitando los riesgos del tráfico vehicular. Estas iniciativas marcan un punto de partida prometedor para la protección de la biodiversidad chilena.

La comunidad como agente de cambio

La participación ciudadana puede ser clave para enfrentar esta problemática. Iniciativas de monitoreo de fauna silvestre, talleres comunitarios y proyectos de restauración de hábitats son ejemplos de cómo las comunidades pueden involucrarse activamente en la conservación.

En regiones como Aysén, los voluntarios han desempeñado un rol crucial en la identificación de áreas de alto riesgo para los huemules, generando información valiosa para orientar estrategias de mitigación.

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La fragmentación del hábitat no es solo un problema ecológico, refleja nuestra desconexión con la naturaleza. Cada carretera construida y cada hectárea urbanizada nos acercan a una encrucijada: ¿seguiremos priorizando el desarrollo humano a costa de nuestra biodiversidad, o aprenderemos a coexistir con ella?

Chile tiene la oportunidad de liderar la implementación de soluciones sostenibles. Corredores biológicos, pasos de fauna y la integración de la biodiversidad en la planificación territorial son más que herramientas de conservación; son inversiones en el futuro de nuestra nación. Es hora de proteger nuestra herencia natural y construir un país en el que las carreteras sean vías de conexión, no de muerte.