
Más mujeres en política: Por un país más justo y próspero
Cuando las mujeres acceden a espacios de decisión la vida mejora para todas y todos. No es sólo una cuestión de equidad de género, es una cuestión de justicia y bienestar social. La igualdad no es un beneficio exclusivo para las mujeres, sino una condición que fortalece la democracia y permite que las políticas públicas reflejen las necesidades de toda la sociedad.
Ejemplo de ello es la Ley de Responsabilidad Parental y Pago Efectivo de Pensiones de Alimentos, impulsada por mujeres que entendieron la urgencia de garantizar el derecho de niños y niñas a una vida digna. Gracias a esta ley, miles de familias hoy cuentan con los recursos que les corresponden para mejorar su nutrición, educación y desarrollo.
No es sólo un tema de justicia para las madres que han sostenido solas la crianza de sus hijos, sino una medida que impacta positivamente en la economía, en la movilidad social y en la construcción de un país con menos desigualdades.
El liderazgo de las mujeres en política también ha sido clave en la agenda de cuidados, en la lucha contra la violencia de género y en la promoción de derechos sociales que benefician a toda la ciudadanía. Sin embargo, el acceso de las mujeres a los espacios de representación aún enfrenta barreras estructurales.
En Chile, la paridad ha demostrado ser un mecanismo efectivo para corregir la subrepresentación de las mujeres y enriquecer el debate democrático. Por eso, celebramos que el presidente Gabriel Boric haya acogido nuestra propuesta de igualdad electoral, un proyecto que garantiza que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades para competir en elecciones y acceder a cargos de representación.
Esta iniciativa, inspirada en experiencias nacionales e internacionales, busca consolidar el principio de igualdad en nuestro sistema electoral y asegurar una participación equilibrada que refleje la diversidad de nuestra sociedad. Esperamos que esta acogida se traduzca en un impulso legislativo, apoyando el proyecto que presentamos y se encuentra en tramitación.
Porque no se trata de “meter la mano en la urna”, ni de un “asalto a las mayorías”, ni un "capricho". Se trata de corregir una desigualdad histórica a través de mecanismos que consoliden la participación de las mujeres en igualdad de condiciones.
Somos la mitad de la población y sin embargo, esto no se traduce en representación. Basta con ver los resultados de la elección municipal y de gobernadores donde el 16% de todos los alcaldes del país son mujeres y no existe ninguna máxima autoridad regional femenina electa.
Las mujeres no solo estamos cambiando la política, estamos cambiando el país. Cuando hay más mujeres en el poder, hay mejores políticas, más justicia y más bienestar para todas y todos. La igualdad no puede ser una excepción ni una cuota a cumplir, debe ser la base sobre la cual construimos un Chile más democrático, inclusivo y próspero. Porque cuando la mitad de la población está subrepresentada, el país entero pierde.