Gran parte de Chile se abastece de energía eléctrica a través del sistema interconectado central, que funciona como una gran columna vertebral donde las grandes centrales generadoras se conectan a unas mega líneas de transmisión eléctrica que llevan la energía a lo largo del país, y de ellas se desprenden las líneas de distribución hacia los hogares.

Se trata de un sistema que funciona bien gran parte del tiempo, pero su centralización también es una debilidad que quedó en evidencia el pasado martes 25 de febrero, cuando un error de operación en una línea de transmisión generó un corte de luz de varias horas entre Arica y Los Lagos.

Esta vulnerabilidad del sistema eléctrico ha sido cuestionada por diversos expertos a lo largo de los años, que miran hacia otros países como Alemania o Brasil, donde la normativa eléctrica es más flexible, y se puede generar energía en los hogares para auto consumo, o a escala comunitaria para distribución local.

Distribución de la energía

“En Chile es posible generar energía local, es decir cerca de los centros de consumo. Está reportado con varias experiencias que eso permite descongestionar las líneas de transmisión e incluso retrasar o cancelar inversión en infraestructura de gran escala. No es la única opción seguir creando infraestructura de transmisión”, resume Patricio Mendoza, investigador del Centro de Energía de la Universidad de Chile.

A la generación de energía por medio de muchas fuentes pequeñas, distribuidas territorialmente y ubicadas en los lugares próximos al consumo, se le llama generación distribuida. Son sistemas que se conectan directamente a las redes de distribución, y en principio, no tienen una interacción directa con las grandes líneas de transmisión. Es un rubro que en otros países ha liderado la entrada de energías renovables en la matriz, pero que en Chile representa todavía menos de un 1% de la capacidad instalada.

En los últimos cinco años, el país ha aprobado algunas leyes que permiten instalar sistemas de generación distribuida comunitaria, pero este desarrollo aún es muy marginal en el país, y diferentes organizaciones acusan que existen aún muchos obstáculos en la legislación.

Robustez del sistema

“Ahora hay leyes que permiten la generación domiciliaria, pero tienen demasiadas trabas para que esto se masifique. Falta una ley de generación distribuida que realmente se haga cargo del tema y promueva este desarrollo. Es un tema que quedó pendiente desde la ley de transmisión eléctrica y la creación del coordinador eléctrico en 2014, pero ningún gobierno lo ha querido tomar porque significa enfrentarse a la industria”, explica Pamela Poo, especialista en políticas ambientales de la fundación Ecosur.

“Se trata de una decisión país que debe ser tomada de forma urgente para flexibilizar el sistema y darle robustez. Combinar generación de energía a escala comunitaria junto con el trabajo que hacen las empresas fortalecería el sistema, lo que es urgente sobre todo en un contexto de crisis climática y ecológica”, agrega Poo.

Esto porque el aumento de eventos climáticos extremos hace vuelve aún más vulnerable a la infraestructura de sufrir daños. Además, porque la infraestructura para generar y transmitir energía a gran escala, como los mega parques eólicos o solares y las grandes líneas de transmisión, tienen un impacto en el territorio y los ecosistemas, y su construcción ha generado conflictos socioambientales a lo largo del país.