Era el número fuerte de la segunda noche del Festival de Viña. Este lunes 24 de febrero, y tras la accidentada y comentada jornada inaugural, que terminó con la debacle del comediante George Harris, quien se fue entre pifias y enfrentamientos en el público, llegaba el turno de Myriam Hernández, la diva de la canción romántica en Chile que abrió el evento anoche.

En momentos complejos marcados por su quiebre matrimonial y profesional con Jorge Saint-Jean, su histórico representante, tras décadas de trabajo conjunto, la artista chilena llegaba a la Quinta Vergara con toda la carga emocional de lo vivido en los últimos meses.

Y con una fanaticada que repletaba el anfiteatro a la espera de su show, ante la incógnita de si recibiría la Gaviota de Platino en respuesta a un clamor que se sentía en el ambiente en los días previos a su presentación en Viña.

Todo un contexto que hizo que el show de Hernández sobre el escenario, se transformara en una jornada tan inolvidable como emocionante para ella y todos los que la acompañaban en esta noche tan especial. Todo estaba dado para un espectáculo redondo y conmovedor.

Myriam se paró en la Quinta de riguroso negro y lo que vino a continuación fue un show marcado por su extenso repertorio de éxitos, donde la conexión con el público en la galería y el palco fue permanente.

La complicidad con su público y su exultante emoción

La emoción se apoderaba del anfiteatro mientras la chilena daba cátedra con un espectáculo de primer nivel que en redes sociales también era celebrado con cientos de posteos relevando su propuesta, muestra de lo emotivo que terminó siendo su show.

Avanzada la presentación, los éxitos no acababan y la Quinta coreaba cada una de sus canciones, lo que llevó a la inevitable y más que merecida entrega de la Gaviota y la Gaviota de Plata, que la chilena agradecía con lágrimas en los ojos en medio del abrazo de la gente que la acompañaba en su retorno en grande a Viña en un momento de particular fragilidad emocional.

Lo que vino después, fue una ceremoniosa entrega de la Gaviota de Platino, precedida por varios minutos de espera que terminaron con la alcaldesa de Viña, Macarena Ripamonti abandonando su asiento en el palco para ir en búsqueda del reconocimiento que ya a esas alturas la gente pedía una y otra vez.

"Gracias por sostenerme", dijo en un mensaje tan escueto como revelador que decidió compartir con su gente. En su país.

Posteriormente, se vivieron momentos de profunda emoción con sus hijos subiendo al escenario para abrazarla y celebrar una gran noche que, además, contó con aplaudida participación de los Power Peralta y el tío Valentín Trujillo, que contribuyeron magistralmente a que la noche de Myriam en Viña fuera inolvidable.

"Hace dos meses no sabíamos qué íbamos a hacer"

Posteriormente, en la conferencia de prensa, Myriam aludió a los complejos momentos que ha vivido tras su quiebre matrimonial, a sus 57 años.

"Hace dos meses, no sabíamos qué íbamos a hacer", dijo sincerando lo ocurrido en el último tiempo, contexto en el que aseguró que sus dos hijos, Jorge y Myriam, son su "mejor producción".

Incluso, detalló que Jorge, quien ahora está a cargo de su carrera, tuvo un gran gesto con ella cuando la incertidumbre se apoderaba de su carrera. Tanto así que decidió gestionar dos meses sin goce de sueldo en la agencia donde trabajada, para acompañarla en esta etapa.

Lamentablemente, sólo consiguió uno. "Renuncié, no te voy a dejar sola", contó Hernández que le dijo al comunicarle que se mantendría a su lado, sin siquiera imaginar la descollante noche que ella tendría en la segunda jornada del Festival, donde a su hijo incluso se le vio llorando al verla brillar en la Quinta Vergara.