Un paciente que ingresó al Hospital Clínico de la Universidad Católica para operarse la nariz terminó con una deformación severa tras la cirugía.

Según se puede apreciar en el fallo judicial, había acudido al recinto para tratarse una rinofima, una enfermedad que provoca un crecimiento anormal y progresivo de la piel de la nariz.

Sin embargo, después del procedimiento, su rostro quedó con secuelas estéticas notorias y permanentes, lo que lo llevó a demandar a la institución.

Tras analizar el caso, la Corte de Apelaciones de Santiago confirmó que la Universidad Católica debe pagar $75 millones como indemnización por el daño causado.

Los jueces concluyeron que el equipo médico no cumplió con los estándares adecuados en la intervención y que no dejó constancia de posibles complicaciones en la ficha clínica ni se las explicó al paciente.

Un aspecto clave en la sentencia fue el testimonio del propio médico que realizó la cirugía, quien reconoció que un mes después del procedimiento notó una alteración en la forma de la nariz, lo que el tribunal consideró que fue restar importancia al problema.

Además, el tribunal rechazó la defensa de la universidad, que intentó culpar al paciente por no asistir a controles después de la operación.

Según los jueces, los registros médicos demostraban que los seguimientos solo se enfocaron en la cicatrización de la herida, sin abordar la deformación sufrida.

Con este fallo, la Corte ratificó la resolución del 22° Juzgado Civil de Santiago, que había determinado que hubo negligencia médica y estableció la compensación económica para el afectado.