El director de Biología Marina e investigador del Centro de Investigación Marino de Quintay (CIMARQ) de la Universidad Andrés Bello, Pablo Oyarzún, hace un llamado advirtiendo acerca de la peligrosidad de estos residuos, ya que terminan situándose en el fondo marino y convirtiéndose en pequeñas partículas: microplásticos, los cuales constituyen un contaminante para animales y humanos, además de propiciar un mayor riesgo de infartos de miocardio, derrames cerebrales e incluso la muerte.

Graves secuelas

Debido a esta razón, el académico destaca que las consecuencias de estos desechos son catastróficos, porque “una simple colilla de cigarro puede contaminar hasta 50 litros de agua y su efecto puede durar años en el ecosistema. Contienen sustancias tóxicas como nicotina, arsénico y plomo, altamente perjudiciales para la vida marina y para nuestra salud”, asegura.

Sumado a esto, el Dr. Oyarzún sostuvo que, a pesar de que junto a estudiantes de Biología Marina de la UNAB realizan jornadas de limpieza, en las que han retirado más de 100 kilos de basura, esta situación problemática se repite todos los veranos.

Finalmente, aconsejó mantener el cuidado y respeto a las playas y sus ecosistemas, argumentando que “un pequeño cambio en nuestros hábitos puede marcar la diferencia para preservar estos valiosos ecosistemas para las futuras generaciones".

Aspectos legales

En lo que respecta al uso de plásticos, Chile cuenta con la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), la cual apuesta por un modelo circular en el que los productos y los insumos necesarios para elaborarlos conservan su utilidad y valor.

Esta ley propone un régimen especial de gestión de residuos, en el que los productores asuman la responsabilidad de la organización y financiamiento de la gestión de los residuos de los productos prioritarios que comercialicen dentro del país.

Por otra parte, la Ley 21.368, conocida también como Ley de Plásticos y Productos de un Solo Uso, vela por el cuidado y protección del medio ambiente y una menor generación de residuos, a través de la limitación en la entrega de productos de un solo uso en establecimientos de expendio de alimentos, el impulso hacia la reutilización y certificación de los plásticos de un solo uso, y la regulación de las botellas plásticas desechables.

Compromisos urgentes

Para 2025, es obligatorio que las botellas plásticas desechables incorporen al menos un 15% de plástico reciclado y recolectado en territorio nacional, con la proyección de alcanzar el 70% hacia el año 2060.

A partir del 13 de febrero del 2026, será imperativo que al interior de establecimientos de expendio de alimentos se entreguen productos de un solo uso, sea cual sea su composición. En tanto, fuera de estos locales, solo se podrá entregar productos desechables de materiales valorizables que no sean plásticos o, en su defecto, de plástico certificado. 

En esta fecha, los supermercados también tendrán una obligación: exhibir en vitrinas un mínimo de 30% de botellas retornables.