El entramado familiar detrás del Caso Factop: 122 víctimas y un colapso de confianza
La investigación en torno al Caso Factop ha destapado una red de fraudes financieros que se sostenía sobre la base de relaciones familiares y de confianza.
Según un documento de la Fiscalía al que tuvo acceso El Desconcierto, este esquema afectó a al menos 122 personas, muchas de ellas cercanas a los principales imputados, quienes utilizaron estos vínculos como herramienta clave para atraer a los inversionistas.
Confianza familiar como herramienta de fraude
Daniel y Ariel Sauer, junto a su padre Alberto Sauer, promovieron Factop SpA como una empresa confiable y segura, ofreciendo atractivas tasas de retorno de hasta un 2,5% mensual, respaldadas por contratos mercantiles y cheques.
Sin embargo, la Fiscalía sostiene que estos elementos no eran más que una fachada para ocultar operaciones fraudulentas, basadas en la emisión de facturas falsas y el desvío de los fondos invertidos hacia fines no declarados.
Alberto Sauer, conocido como "el tío Alberto" en su círculo cercano, desempeñó un papel activo en la captación de inversiones.
Según reportes de La Tercera, el patriarca utilizaba reuniones familiares y sociales para promocionar la solidez de Factop, logrando convencer a amigos y conocidos para confiar sus ahorros al negocio.
Esta estrategia fue especialmente efectiva en la comunidad judía en Chile, donde los imputados tenían un reconocido prestigio.
Familias enteras afectadas
La red de confianza no solo incluía a los Sauer. Otros empresarios, como Álvaro y Antonio Jalaff, también se vieron involucrados, utilizando el esquema de Factop para obtener financiamiento para sus propios proyectos empresariales.
Según la Fiscalía, estas conexiones familiares y empresariales permitieron que las operaciones fraudulentas se sostuvieran durante años, afectando a decenas de familias que invirtieron sus ahorros bajo la promesa de rentabilidades seguras.
Entre las víctimas se encuentran personas que perdieron desde pequeñas inversiones hasta millones de pesos.
El documento de la Fiscalía detalla casos donde las pérdidas alcanzan montos individuales superiores a los $1.000 millones.
La confianza generada por los vínculos familiares amplificó el daño, ya que muchas de las víctimas nunca imaginaron que las personas en quienes confiaban estarían detrás de un fraude de esta magnitud.
La red de empresas familiares tras Factop
La investigación del Caso Factop revela cómo los imputados utilizaron redes familiares y societarias para estructurar y ocultar el esquema fraudulento.
Según el documento de la Fiscalía al que tuvo acceso El Desconcierto, los hermanos Daniel y Ariel Sauer, junto a su padre Alberto Sauer, constituyeron diversas sociedades, entre ellas Inversiones Das Limitada, que se utilizó para emitir y recibir facturas falsas.
Esta empresa, controlada por los Sauer y Rodrigo Topelberg, fue una pieza clave en el entramado delictivo.
Por su parte, Álvaro y Antonio Jalaff, conocidos empresarios y socios de los Sauer, también formaron parte de esta red.
Los Jalaff fragmentaron su patrimonio en múltiples sociedades y utilizaron entidades como Inversiones Patio SpA para canalizar dinero proveniente de operaciones ilícitas.
Además, el uso de facturas falsas y operaciones ficticias permitió a estas empresas aparentar solvencia mientras desviaban los fondos de los inversionistas.
El documento detalla que los Jalaff y los Sauer no solo compartían lazos de negocios, sino que también mantenían una relación cercana que facilitó la coordinación de sus operaciones.
Estas conexiones fueron cruciales para el éxito del esquema, que afectó a decenas de inversionistas confiados en la reputación y vínculos de las familias implicadas