Un hombre fue detenido con más de 100 gramos de marihuana y acusado por el Ministerio Público de tráfico en pequeñas cantidades.

Para los fiscales, la cantidad encontrada no podía considerarse solo para consumo personal y, por lo tanto, pidieron que se le condenara por microtráfico, lo que podría haber significado una pena de cárcel.

Sin embargo, tras un juicio en el Tribunal de San Bernardo, los jueces concluyeron que la marihuana era para consumo personal y no para la venta, por lo que el acusado fue condenado únicamente al pago de una multa de 10 UTM ($672.940).

El Ministerio Público no quedó conforme con esta decisión y presentó un recurso ante la Corte de Apelaciones de San Miguel, argumentando que el tribunal había aplicado mal la ley.

Según los fiscales, no se explicó adecuadamente por qué se descartó que la marihuana fuera para tráfico, y cuestionaron que una cantidad tan grande pudiera considerarse para uso personal.

Sin embargo, la Corte revisó el caso y rechazó el recurso. Los jueces confirmaron que no había pruebas suficientes para acusar al hombre de tráfico.

Durante el juicio se demostró que no existían señales claras de que la droga estuviera destinada a la venta: no se encontraron balanzas, dinero relacionado con transacciones ni evidencia de distribución.

Además, un informe psiquiátrico reveló que el acusado tenía un largo historial de consumo problemático de drogas, que comenzó a una edad muy temprana, y que incluso había estado internado en varias ocasiones para tratar su adicción, aunque sin éxito.

Testigos cercanos, como su padre y su abuela, también confirmaron que el consumo de drogas había sido un problema constante en su vida, lo que reforzó la idea de que la marihuana encontrada era para su uso personal.

Finalmente, la Corte señaló que el Ministerio Público no presentó pruebas suficientes para sostener la acusación de tráfico y confirmó la multa de 10 UTM como castigo por portar marihuana para consumo personal.