No Dejes Huella: Cómo el jeepeo, la escalada y hasta el trekking pueden dañar la naturaleza
Chile ofrece oportunidades de deporte aventura gracias a su variada y extrema geografía. Pero a veces la práctica de ciertas actividades, desde el jeepeo hasta el trekking o la escalada, sin conciencia de su impacto, termina cruzando la delgada línea entre disfrutar de la naturaleza y dañarla.
Como parte de la campaña de turismo responsable #NODEJESHUELLA, desde El Desconcierto te recomendamos informarte sobre los impactos de la actividad que quieres realizar, y sobre el valor natural del lugar que estás visitando. Así podrás dejar los lugares como los encontraste, que es uno de los cuatro pilares de la campaña.
Jeepeo
Tal vez el caso más emblemático en Chile es el jeepeo, o el ingreso de cualquier vehículo a dunas, playas y desiertos. En el caso del desierto florido, pasar por vehículos sobre la arena incluso cuando no hay flores, puede compactar la vegetación latente e impedir que florezca a futuro. Por eso cuando brota el desierto, quedan visibles las huellas de vehículos que pasaron por ahí en otros momentos.
En playas, el jeepeo puede afectar plantas únicas que viven en ciertas partes de la costa chilena, como la hierba del Tabo que solo crece sobre la arena de esa comuna. Autos y jeeps que ingresan a la playa también han provocado la muerte de pichones y huevos de pilpilenes y chorlos nevados, que anidan directamente en la arena.
Actualmente se está tramitando una ley para endurecer las penas por el ingreso de vehículos a playas y dunas. La normativa propone multas de $300.000 y el doble de ese monto para quienes reincidan, además de suspensión de la licencia por entre seis meses y dos años.
Multihuellas de trekking y mountain bike
Hay otras actividades con impactos no tan conocidos, como lo es el trekking o el mountain bike, cuando no se respetan (o no hay) caminos establecidos y se producen múltiples huellas en el terreno. Esto compacta el suelo e impide que crezca la vegetación, fragmentando le hábitat para la fauna nativa.
Se trata de una situación que ha sido denunciada por ejemplo en las laderas del cerro Renca, donde organizaciones ambientales de la zona han reportado actividades de mountain bike sin un camino establecido, que atropellan culebras, lagartijas y plantas nacientes, además de erosionar el suelo, lo que disminuye su capacidad de retener agua y fomenta aluviones.
El turismo aventura también debe poder adaptarse al calentamiento global que debilita la naturaleza. Es el caso del glaciar Exploradores en Aysén, cuyo mayor atractivo era la realización de una caminata directamente sobre el glaciar, con equipamiento especial.
Esta ruta tuvo que ser cerrada a fines de 2023 debido al continuo adelgazamiento y desprendimientos del glaciar. Esto generó molestia entre operadores turísticos y cinco meses después, se reabrió la ruta con mayores exigencias y advertencias de riesgo por el estado debilitado del glaciar.
Escalada
Por su difícil acceso, los acantilados y pendientes empinadas de roca suelen ser ecosistemas aún poco intervenidos por el humano, y donde crecen ciertas plantas y viven ciertos animales adaptados a condiciones extremas, que muchas veces son únicos.
La escalada es una actividad que sí se ha adentrado en los acantilados, y diversos estudios a lo largo del mundo han determinado cómo la escalada ha afectado el crecimiento de ciertas plantas amenazadas o el comportamiento de fauna nativa en esas zonas.
Esto ha ocurrido por ejemplo en el Parque Cerro Castillo en Aysén, donde guardaparques de Conaf identificaron sistemas de anclaje para escalada deportiva en la Piedra del Conde, de gran relevancia cultural y natural, y en Los Mallines, que es un hábitat de relevancia para el amenazado huemul. Muchas veces el equipamiento de una ruta para habilitar su escalada es lo que genera más impacto.
Desde Conaf declaran que han trabajado con clubes de escalada para informar sobre los lugares más delicados ecológicamente y sobre las malas prácticas. En general y para cualquier deporte de aventura en la naturaleza, la recomendación es informarse sobre los impactos de la actividad y sobre el valor natural del lugar, intentando centrarse en áreas que ya han sido intervenidas y en huellas y caminos ya establecidos.