Día internacional de las mujeres rurales: Aportan la mitad del alimento del planeta
Son precisamente las mujeres rurales quienes aseguran la mitad del sustento alimenticio de nuestro planeta y las que custodian el medio ambiente y preservan la biodiversidad. Como agricultoras, muchas mujeres rurales han aprendido a hacer frente al cambio climático, practicando una agricultura sostenible, preservando las semillas antiguas, o liderando iniciativas de reforestación y recuperación del bosque nativo.
Son por todo esto, actrices fundamentales en la construcción de un proyecto futuro que haga posible la vida a pesar de la devastación que nos afecta. Ello ocurrirá sólo si las políticas públicas, que muchas veces inciden en su trabajo, logran reconocer los saberes y conocimientos que estas mujeres han logrado rescatar y transmitir de generación en generación.
Para ello es necesario que el Estado abandone la idea de pensar a un sujeto homogéneo, que requiere ser capacitado para aplicar conocimientos que no tiene. En particular en el contexto del territorio mapuche.
El esfuerzo -a nuestro parecer- es hacer todo lo contrario, pues en los contextos rurales la epistemología y los modos en que se representa la realidad implican reintroducir otras dimensiones que van más allá de la pura racionalidad occidental.
Allí, son fundamentales asuntos como: los saberes locales, una forma de pensamiento que no es lineal y los vínculos de interdependencia que están mediados por los compromisos, afectos y emociones con el territorio con el que co-habitan.
De este modo, su participación en los programas públicos nunca se termina de estabilizar, ni de ordenar por completo. Es probable que no se ajuste a etapas, ni cumpla cabalmente los objetivos y metas; sin embargo, es una participación necesaria para fortalecer el trabajo en el mundo rural.
Es por esto, y considerando lo reportado por el Proyecto FONDECYT Regular 1230530, “El enfoque comunitario en la política social de género: explorando la acción pública y la participación de las mujeres en el Chile actual”, que proponemos que cuando se diseñan e implementan programas, nunca se puede dejar a un lado elementos como la espiritualidad, la relación con la naturaleza, la sensibilidad por los animales, por el bosque, por la vida más allá de lo humano.
Porque todo aquello forma parte constitutiva de los saberes que participan de la construcción de mundo en la ruralidad, y no considerarlo, o dejarlo fuera de los “formularios”, es una violencia más que las mujeres tienen que enfrentar para hacerse parte de los circuitos de la política pública.
En muchos espacios locales, sobretodo en Wallmapu, las mujeres han tejido lealtades y vínculos de trabajo y apoyo que les ha permitido a lo largo del tiempo incidir sobre el curso del mundo que las rodea, no sólo para resistir sobre dinámicas que les intentan imponer, sino para organizar sus experiencias colectivas, a fin de generar nuevas respuestas al devenir como mujeres en el mundo del campo en este Chile en contradicción.