Los desafíos del nuevo partido unificado del Frente Amplio
El Frente Amplio está marcado por su origen con una autoimagen generacionalmente definida y una forma de decisión colectiva asegurada por vínculos biográficos, no institucionales. Estas dos cuestiones son incompatibles con un partido político de alcance nacional.
El nuevo partido debe no solo darse órganos y procedimientos participativos y descentralizados de decisión, necesita hacerlos reales, institucionalizando en los hechos sus decisiones.
Esto último no ha ocurrido hasta ahora, en buena parte porque la construcción de partido toma tiempo, que es precisamente lo que el Frente Amplio, que llegó a la presidencia poco después de haberse constituido, no ha tenido. La unificación exige volver sobre estas dos cuestiones.
Es una oportunidad, también, para explicitar y articular un proyecto político, que lo vincule a la tradición socialista chilena. Debe hacerlo actualizadamente: toda visión política es una respuesta al mundo en que se formula, por lo que a cada época le corresponde elaborar la propia. Pero debe entenderse parte de esa tradición, asumiendo su historia y sus luchas como propias.
El tercer desafío es asumir con realismo un horizonte transformador. La transformación no puede pensarse como la abolición de lo existente y su reemplazo por algo distinto, sino como abrir y desarrollar nuevas posibilidades.
Esto suele ocurrir con la ambigüedad propia de la política. Así, por ejemplo, la introducción del copago cero y de seguros complementarios en FONASA y la creación de la Empresa Nacional del Litio abren un camino hacia un sistema universal de salud y un nuevo modelo de desarrollo.
Pero estas decisiones significaron beneficiar a las ISAPREs y a SQM. Pero no fueron solo eso: fueron también el modo en que pudieron abrirse esas posibilidades, que podrán ser o no aprovechadas según las condiciones políticas del futuro.
Por eso es fundamental construir y defender una narrativa en las que estas reformas son insertadas, y enfrentar a quienes las reducen a una “derrota cultural” porque beneficiaron a las ISAPREs y a SQM.
Un proyecto transformador supone también una mayoría política y social, y por eso necesita ser construido con todos. Esto no es fácil, porque el surgimiento del Frente Amplio dejó en la izquierda y centro izquierda heridas (justificadas unas, injustificadas otras) que lo dificultan.
El nuevo partido debe mostrar su disposición a una condonación recíproca de todas las deudas, sin saldo alguno. La disposición a esto es la marca de quienes entienden la urgencia y las condiciones de una agenda transformadora para Chile. Respecto de esto, lo ocurrido recientemente en Francia es un indicio del camino a seguir.
*Las elecciones del Frente Amplio se realizarán los días 13 y 14 de julio. Pueden votar todas las personas inscritas en los partidos Revolución Democrática y Convergencia Social, incluidas las que firmaron para habilitar la candidatura presidencial de Beatriz Sánchez y luego de Gabriel Boric. El voto es electrónico, con clave única desde https://frenteamplio.evoting.cl
Autor de la columna: Fernando Atria, candidato al Comité Central del Frente Amplio, en la lista Juntos Seguimos, N° 12.
Crédito de la foto: Agencia Uno