Construir conocimiento con la comunidad: Una oportunidad para la salud mental
Durante las últimas semanas recibimos “Recomendaciones y orientaciones del consejo asesor en salud mental para la educación superior”, un texto elaborado por las subsecretarías de Educación Superior y Salud Pública.
Como profesores universitarios nos sorprende la cantidad de estudiantes que reportan malestares subjetivos. Las consultas por salud mental en las instituciones de educación superior, según la Subsecretaría de Educación Superior, crecieron 22,2% entre los años 2018 (55,7%) y 2022 (77,9%).
En la pandemia estuvimos temerosos de los contagios, disminuyeron los vínculos comunitarios y la educación se entregó a distancia por casi dos años. Esto tiene como consecuencia que muchos estudiantes se sienten rezagados en los aprendizajes y con dificultades para establecer lazos.
En la conversación abierta en el aula identificamos la necesidad de una comunicación efectiva y cariñosa que les ayude con la sobrecarga de trabajo y la angustia por no sentirse competentes.
En el documento nos invitan a diversificar la enseñanza. Una metodología en esa línea es el aprendizaje y servicio (A+S) que ha evidenciado un mejor clima y una mayor sensación de eficacia en ramos de primer año de Pedagogías.
Con un equipo de investigación-acción transdisciplinaria de la Facultad de Educación UC, apoyados por el Centro de Desarrollo Docente, identificamos necesidades de mejora en escuelas sin recursos. En la asignatura de Diversidad e Inclusión les pedimos a las estudiantes que realicen un estudio para que los niños y niñas del preescolar identifiquen el patio soñado.
Luego, como parte de su evaluación, deben llevar a cabo alguno de esos deseos. Las estudiantes crearon un perfil de Instagram llamado “Patio colorido”, para postear sus acciones, buscar fondos y construir comunidad con la escuela. Los textos y discusiones se enriquecen con esta experiencia y viven la diversidad con los niños que entrevistan.
La literatura señala que estas conductas prosociales aumentan los indicadores de salud mental. En la etapa juvenil, los estudiantes tienden a estar autocentrados. Comprometerse con la sociedad los obliga a pensarse más allá del momento actual, dándoles una proyección histórica que es difícil de entender sin el lazo social.
Como académicos, tal como aparece en el informe, nos evalúan por la producción de artículos, la docencia de excelencia y la obtención de proyectos. Bajo ese esquema, no tenemos tiempo para cuidar a nuestros estudiantes y menos a la comunidad.
Una forma de cuidarnos todos es llevar a nuestros estudiantes al terreno y crear ciencia con la sociedad como lo plantea la transdisciplina que nuestra Facultad está impulsando. Construir investigaciones en que los distintos saberes prácticos, políticos y académicos puedan dialogar, donde estudiantes y profesores seamos parte de las soluciones a las urgencias sociales, naturales y climáticas.
Invito a repensar la universidad, la investigación y las asignaturas para la sociedad y la comunidad. Seguir construyendo estrategias de vínculo con los lugares donde estamos e ir dejando atrás la productividad sin alma que se agudizó durante los años de encierro pandémico.
Autora de la columna: Patricia Guerrero, académica Facultad de Educación UC. Psicóloga y Magíster en Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Máster y Doctora en Sociología de la Universidad París 7 Denis Diderot.
Crédito de la foto: Agencia Uno