Crítica de libros| “En el nombre de otros” de Verónica Jiménez: Largo camino de brutalidad
“El nombre de los otros” es un conjunto de ocho relatos que habla sobre personajes que están sumidos en una derrota que no les pertenece pero que deben tolerar sin reclamos. Son las clases populares y sujetos precarizados quienes colocan el cuerpo y la sangre en un enfrentamiento imaginario por parte el régimen cívico-militar: campesinos que pierden a hijos y la tierra enferma; hijas que pierden la figura paterna y que buscan sobrellevar el dolor mediante el alcohol; jóvenes que son torturados y desde el oficio apoyan las luchas clandestinas; maestros torneros que intentan sobrevivir a la crisis económica del 82’, algunos mantienen el contacto, otros integran la policía política chilena; la vida afectiva de adolescentes que son detenidos por el asedio dictatorial, etc.
“El nombre de los otros” habla de lo que provocó la dictadura: la pérdida de la dignidad de las personas, el respeto y reconocimiento del individuo. El régimen de Pinochet permeó todas las capas sociales, formas de comportamientos macros y micros que todavía persisten en la membrana de la psiquis chilena. Esta no es solo una violencia simbólica, es un material empobrecedor que en la narrativa de Jiménez tiene inmerso a los personajes en el pesimismo. El silencio se inscribe en medio de las frases cortas que nos muestra el tipo de ambiente de las historias. Por un lado, están los jóvenes que tienen la alegría por vivir, enamorarse y emborracharse en el gran Santiago, en cambio, está la situación imperante, el horror latente con marcas de quienes detentan el poder de fuego: los soldados, oficiales y sujetos cargados con armas.
De lo anterior, se exhibe en cuentos como el “Peluca”, un obrero mal evaluado por los pares que tiempo después se jacta del grado de impunidad en los años ochenta: “yo puedo matarte. Todos los días muere gente. Uno más, uno menos, no se nota” (47). Luego en “Domingo”, el campesino habla sobre su hijo fallecido: “Me cuesta mirarlo como está ahora, hijo mío: su pelito ensangrentado, sus deditos destrozados, ay, Juan Bautista, cómo pudieron hacerle esta barbaridad, cómo pudieron destrozarle así la cara” (20), y en “fanfarria para un hombre común”, un amor primerizo y furtivo está enmarcado en un ambiente complejo y lúgubre: “El chico, de diecisiete años, había sido encontrado boca abajo con dos balazos en la espalda en una calle muy alejada de su casa. Debido al toque de queda, su cuerpo estuvo tirado en la vereda toda la noche antes de que los vecinos del lugar pudieran pedir ayuda” (42). Estos personajes deben adaptarse a un territorio cercado y cualquier sujeto que no se arrime a la cultura castrense es hecho desaparecer.
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Cuando Tzvetan Todorov problematiza la memoria señala: ¿existe un modo de distinguir de antemano los buenos y los malos usos del pasado? Me parece que Verónica Jiménez mediante la narrativa, responde desde el lugar de la fortaleza: “Nadie puede verlo todo ni recordarlo todo, sin embargo, hay imágenes y escenas que viajan entre el pasado y el presente” (129). Por eso mismo, la crónica sobre el conscripto Carlos Carrasco Matus, quien se distinguía entre los presos políticos por tener un trato humanitario en Villa Grimaldi, es levantar una memoria que continúa resistiendo a la frivolidad.
La memoria a través de “El nombre de los otros” no intenta evocar una nostalgia en el mal sentido de la palabra, sino más bien la gracia está en conmemorar a los caídos y reflexionar el tipo de sociedad que significó el fascismo como norma de Estado. Una situación política que no hizo más que hacer daño a los compatriotas y por lo mismo, un tipo de cultura que se mantiene hasta nuestros días.
“El nombre de los otros” destaca por la capacidad de observar, de situarse en la memoria y de recurrir a las formas poéticas en lo narrativo, ligada a diversos testimonios documentados que provocarán impacto en el lector, porque la brutalidad de la dictadura, que no tiene redención, siempre la pagarán los desposeídos.
“El nombre de los otros”
Verónica Jiménez Dotte
Garceta Ediciones, 2023
144 páginas