Crítica Literaria| “El lado oscuro. La Historia secreta de Chile” de Baradit, aquí vamos de nuevo
Porque nadie lo pidió, tenemos una renovada versión de la Historia secreta de Chile. El lado oscuro (2023) de Jorge Baradit. La falta de brillantez literaria ha sido una característica inherente a su literatura, alcanzar además un número de ediciones como si se tratara de una saga de películas de acción tipo “rápido y furioso” está fuera de toda seriedad. Y aunque la idea sea insertarse en el mercado y democratizar el conocimiento, en términos de calidad el fenómeno Baradit está más próximo a la caricatura.
En esta ocasión, el autor instala la tesis de la lógica perversa en la construcción de la identidad histórica del país. Es decir, sujetos que están detrás de los líderes y que influyen en la forma en que estos deben pensar. Por lo mismo, la crisis de representatividad busca dar cuenta de los claroscuros que conforman nuestra nación.
Baradit es un convencido de su imprescindibilidad. “Los países necesitan relatos sencillos de los cuales sentirse orgullosos y pensar que son la mejor nación del mundo”, escribe. Pero no basta con un par de buenos relatos míticos, también son necesarios los elementos simbólicos y una particular idiosincrasia que nos diferencie de los países vecinos.
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En cada nuevo volumen se evidencia un tono mesiánico, de antología, que nos permite seguir a un narrador que se visualiza a sí mismo como un rebelde, líder de barco pictórico, uno de los elegidos para escudriñar en el lado oscuro chileno. Así, llega a argumentar que “la historia que nos enseñan se extiende a pocos semestres y salta entre cuatro o cinco mal explicados: de la Colonia a la Independencia, de la Guerra del Pacífico a la revolución contra Balmaceda. De la Constitución del 25 al golpe militar y luego se desvanece”.
Probablemente ha sido reducida y mal difundida pero la Historia se entiende que son procesos científicamente demostrables, y que no radican en la individualidad ni tampoco en la caricatura que contienen estos libros de difusión. Y ante la ausencia de comprender cursos históricos, emergen los golpes efectistas en el relato y que se han transformado en muletillas de la calaña de: “nunca sabremos qué pensaba”, “le grita algo ininteligible”, “aunque usted no lo crea”, o “parece un guion de película de espías, pero así fue”.
El primer capítulo con el que abre el volumen es el Capitán Vicente San Bruno, quien fuera exfraile franciscano devenido en furioso soldado defensor de la sagrada corona española durante la reconquista y bajo el dominio del gobernador Casimiro Marcó del Pont.
El que sigue es, El departamento 50, el pequeño grupo de investigadores que desbarató la red de espionaje nacionalsocialista en América Latina es descrito con el clásico embelesamiento filonazi por el quehacer alemán.
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El tercero se refiere a Bernardo de Monteagudo, gracias a su inteligencia se ganó la gracia de San Martín y O’Higgins, de igual modo, era el brazo intelectual de la independencia americana; luego de viajar a Europa e impregnarse de la monarquía inglesa quiso instalar el mismo sistema acá.
En El Mussolini chileno, la otra dictadura, afirma que la dictadura de Carlos Ibáñez fue bendecida por toda la sociedad debido a circunstancias económicas.
El carnicero de Arturo Alessandri Palma muestra al general de Carabineros de Chile Humberto Arriagada Valdivieso como el brazo armado del sanguinario presidente.
El penúltimo capítulo habla sobre la DINA, describe las múltiples formas de tortura a jóvenes militantes de izquierda que durante la dictadura realizaba la policía secreta dirigida por Manuel Contreras, con el benepláctico de la derecha. El autor llega a las conclusiones ya por todos sabidas, vale decir, que la dictadura fortaleció el modelo económico y aumentó el poder de sectores conservadores, políticos y empresarios.
Por último, retoma la idea biográfica con la figura de Diego Portales. “Fue el articulador de una mecánica política, policial y militar para mantener el poder en un solo sector de la sociedad”, confirma el autor.
La élite ha hecho lo que ha querido con este país, la articulación de clase y abolengo es mucho más robusta de lo que han subestimado, aunque la crisis de representación de los últimos años haya promovido cambiar algunas ideas arcaicas. Pese a la ola negacionista, el proceso de la UP y la figura de Allende son relevantes a cualquier nivel, local e internacional.
Las sagas de películas tienen su correlato en El lado oscuro (2023). Baradit profita de una receta probada, solo necesita cambiar el contenido como en Héroes (2019) y sostener la tendencia al maniqueísmo o a la repetición en Portales. Salvo la seducción a los movimientos nacionalsocialistas que descuadran este volumen, el autor revisita el lado barbárico de los sectores conservadores, singularizando la escena en una personalidad como si fuera un concurso de salvajismo, abordando escasamente el fenómeno del poder y el sector reaccionario en el transcurso histórico. No sería extraño que bajo esta consideración y dado el momento coyuntural, busque explicar uno de los tantos motivos de la derrota de la Convención Constitucional 2022.
El lado oscuro. Historia Secreta de Chile, Jorge Baradit, Sudamericana, 2023, 180 páginas.