Abogado y víctimas de la Venda Sexy: Vejaciones consideraban apremios sexuales de un perro
Hace unos días se oficializó el fallo que condenó a exagentes de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), por secuestro y torturas con violencia sexual en el contexto del caso de “La Venda Sexy”, uno de los más cruentos de la dictadura.
Se trata de una sentencia contra seis detenidas y cuatro detenidos del centro clandestino, correspondientes al período entre septiembre y diciembre de 1974.
Específicamente, se condenó a Manuel Rivas Díaz, Hugo Hernández Valle y Raúl Eduardo Iturriaga Neumann, a 15 años y un día de presidio por delitos de secuestro calificado y aplicación de tormentos con violencia sexual contra Cristina Verónica Godoy Hinojosa, Laura Ramsay Acosta, Beatriz Constanza Bataszew Contreras, Sara Gabriela de Witt Jorquera, Carmen Alejandra Holzapfel Picarte y Clivia Marfa Sotomayor Torres, además de los delitos de secuestro calificado y aplicación de tormentos perpetrados en las personas de Agustín Julio Holgado Bloch, Luis Rodolfo Ahumada Carvajal, Eugenio Ambrosio Alarcón García y Luis Humberto Bernal Venegas.
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Los hechos:
De acuerdo a la indagatoria del ministro en visita, Mario Carroza, se establecieron los siguientes hechos:
La DINA mantuvo diferentes recintos encubiertos con el propósito de tener en ellos a recluidos y privados de libertad, partidarias de partidos políticos o movimientos que siguieron a la administración depuesta como consecuencia del Golpe de Estado.
Uno de estos sitios era el correspondiente a calle Irán N° 3037, emplazado en la comuna de Macul, lugar de encierro y tortura llamado ‘Venda Sexy' o ‘La Discoteque', por las agresiones y vejaciones sexuales a las que sometían a sus prisioneros.
Entre las víctimas, trasladadas particularmente al centro de calle Irán con Los Plátanos, ubicado en la comuna de Macul, se encuentran:
Agustín Holgado, privado de libertad por tres civiles que lo trasladaron al cuartel central de la PDI, desde el cual es retirado y posteriorment trasladadoo al recinto clandestino “Venda Sexy”, donde al igual que el resto de los involucrados en este caso, fue vendado, amarrado, y continuamente sometido a interrogatorios bajo tortura. Luego pasó por ‘Cuatro Álamos' y ‘Tres Álamos', donde estuvo hasta marzo de 1975, cuando fue expulsado del país con dirección a México.
- Luis Ahumada, estudiante de la Universidad de Chile y militante del PS, fue detenido en de septiembre de 1974 por personal de la PDI.
Lo trasladaron a su cuartel general, donde permanece hasta el 16 de ese mes, cuando junto a otros detenidos lo remiten a la “Venda Sexy”, donde lo mantienen sin contacto con el exterior, vendado, amarrado y sometido a interrogatorios bajo tortura, hasta que lo llevan a ‘Cuatro Álamos' y ‘Tres Álamos', donde se queda hasta agosto de 1975, cuando se le expulsa del país con dirección a Noruega.
- Eugenio Alarcón, estudiante de la Universidad de Chile y militante de la Juventud Socialista, es detenido en septiembre de 1974 por agentes de la DINA que, tras amarrarlo de manos y vendarle la vista, lo trasladan a la “Venda Sexy”, donde permanece en las mismas condiciones que el resto de los detenidos, hasta que lo derivan a otros centro de detención. En marzo de 1975 es expulsado del país con dirección a México.
- Luis Bernal, estudiante de la Universidad de Chile y quien participaba en el núcleo del PS es detenido por agentes de la DINA en septiembre de 1974 en el domicilio de sus padres, en la población Juan Antonio Ríos (Independencia).
Tras vendarle la vista lo trasladan a la ‘Venda Sexy', donde pasó sus días en iguales condiciones que el resto de los privados de libertad, para luego pasar a ‘Cuatro Álamos', donde permaneció hasta octubre de 1974, cuando es liberado en la vía pública.
- Cristina Godoy, militante del MIR, estudiante de la Universidad de Chile, fue detenida por agentes de la DINA cuando trabajaba en el Hospital José Joaquín Aguirre (Independencia), en diciembre de 1974. Le vendan la vista para llevarla a ‘Villa Grimaldi', donde estuvo un día para luego ser trasladada a la ‘Venda Sexy'.
En similares condiciones que el resto, fue además agredida sexualmente y violada por los agentes. Días después la llevan a ‘Cuatro Álamos' y ‘Tres Álamos', donde permaneció hasta diciembre de 1975, cuando recupera su libertad.
- Laura Ramsay Acosta, estudiante de la Universidad de Chile, fue detenida por agentes de la DINA en diciembre de 1974 en plena vía pública. Fue subida a un vehículo y trasladada a ‘Villa Grimaldi', lugar donde es interrogada bajo tortura. Al día siguiente es llevada a la ‘Venda Sexy'.
En las mismas condiciones que el resto de los detenidos, sufre agresiones sexuales y es incluso violada por agentes de la DINA. Se queda en ese lugar hasta diciembre de ese año, cuando la llevan a ‘Cuatro Álamos', para posteriormente pasar a ‘Tres Álamos', donde se mantiene hasta febrero de 1975, cuando es expulsada del país con destino a Venezuela.
- Carmen Holzapfel, estudiante de la Universidad de Chile y militante del MIR fue detenida en su domicilio de calle Valentín Letelier (Santiago) en diciembre de 1974, por cuatro funcionarios de la DINA que la trasladan vendada a ‘Villa Grimaldi', donde la someten a sesiones de interrogatorios y tratos crueles, como aplicación de electricidad en distintas partes de su cuerpo, recibiendo golpes y violencia sexual con el fin de que entregara información.
Tras casi una semana es trasladada hasta la ‘Venda Sexy', donde la dejan 10 días sin contacto con el exterior, vendada, amarrada y sometida a interrogatorios bajo tortura. Luego la remiten a los centros ‘Cuatro Álamos' y ‘Tres Álamos', donde estuvo tres meses más, hasta que recupera su libertad en fecha indeterminada y es expulsada con destino a Alemania.
- Beatriz Bataszew Contreras, estudiante de la Universidad de Chile y militante del MIR fue detenida en diciembre de 1974, cuando caminaba por calle Vaticano (Las Condes). Agentes de la DINA la trasladaron a la ‘Venda Sexy', donde la tuvieron secuestrada cinco días, sin contacto con el exterior, en iguales condiciones que el resto de los detenidos.
Fue agredida sexualmente y violada por agentes del organismo represor, quienes luego la llevan a ‘Cuatro Álamos’ y ‘Tres Álamos', donde permaneció hasta mayo de 1976, cuando es liberada.
- Clivia Sotomayor, estudiante de la Universidad de Chile y simpatizante del MIR, es detenida en calle José Benavente con Irarrázaval (Santiago), en diciembre de 1974, por agentes de la DINA, quienes luego de amarrarla de manos y vendarle la vista la trasladan a la ‘Venda Sexy'.
En ese lugar permaneció al igual que el resto de las víctimas, hasta que a los dos días la trasladan a ‘Cuatro Álamos' y a ‘Tres Álamos', donde estuvo hasta el 15 de marzo de 1975, fecha en que es expulsada con destino a Gran Bretaña.
- Sara de Witt, militante del MIR y estudiante de la Universidad de Chile, fue detenida en Avda. Matta (Santiago) en abril de 1975 por cuatro agentes civiles. La trasladan a la ‘Venda Sexy', donde permaneció en la misma situación que el resto de los prisioneros hasta que la remiten a ‘Villa Grimaldi', donde está dos semanas luego de las cuales la llevan a ‘Cuatro Álamos' y ‘Tres Álamos'' (Santiago), donde se queda hasta diciembre de 1976, cuando recupera su libertad y sale del país de manera inmediata.
Vejámenes sexuales generalizados
Consultado por El Desconcierto, el abogado querellante de este caso, Francisco Ugás Tapia, relata que "Venda Sexy" se caracterizaba por "las diversas torturas, especialmente de carácter sexual, vejámenes" que se cometían en su interior, "en perjuicio de las personas privadas de libertad. Estos se traducían en tocaciones de connotación sexual, y en violaciones que se realizaban por parte de los victimarios, en perjuicio de las víctimas, hombres y mujeres".
Incluso, detalla que estas "también eran realizadas por un animal, en este caso por un perro llamado Volodia, que también violentaba sexualmente a las víctimas, hombres y mujeres. Y las expresiones de dolor que manifestaban las víctimas a propósito de los vejámenes que estaban sufriendo, eran silenciados por el alto volumen al cual ponían la música, y por eso se denominaba 'la discoteca'. Y este tipo de vejámenes de orden sexual, se observaba de manera generalizada en diversas víctimas que pasaron por este recinto en particular".
Cuando le preguntamos si ante torturas y vejaciones de esta envergadura, qué tanto contribuye una sentencia para el proceso de sanación de los afectados por un trato tal cruel, Ugás plantea que “es difícil medir cuánto logra reparar una sentencia a las víctimas que han sufrido estos vejámenes".
"Corresponde a las víctimas sobrevivientes expresar ello en propiedad. Sin prejuicio de ello, creo que en mi vinculación con las víctimas, observo que ayudan y valoran que se devele la verdad acerca de lo ocurrido por parte de la justicia, que se visibilicen estos crímenes por parte de la justicia y se sancione a los responsables. Eso sí tiene un efecto que, creo, ayuda o permite resarcir, en parte siquiera, el daño que se les ha causado a las víctimas de estos crímenes”, agrega.
Débiles garantías de no repetición
Esta condena se conoce a semanas de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, una fecha sensible frente a la que se han evidenciando conductas de negacionismo ante los horrores de la dictadura, ¿a qué atribuye este fenómeno?, le preguntamos a renglón seguido.
“Obedece a lo débil que han sido las garantías de no repetición que se han implementado por nuestro Estado en el marco de nuestro proceso de justicia internacional", comenta.
Y agrega que, en su opinión "hay una escasa formación y educación en temas de derechos humanos y, por cierto, en torno a los crímenes del pasado para que esto no vuelvan a ocurrir, tanto en el mundo civil como en el mundo militar".
"Creo que la educación y la formación es la principal garantía de no repetición", sincera luego.
"Relativizar estos crímenes es inaceptable"
Cuando le consultamos por la tendencia negacionista evidenciada en los últimos meses en nuestro país, asegura que "es realmente inaceptable que hoy se cuestione la veracidad acerca de ellos, más aún cuando existe el pronunciamiento jurisdiccional que lo establece. Relativizar estos hechos, estos crímenes, también es algo inaceptable y algo que, como sociedad, tenemos que reflexionar prontamente con el objeto de poder hacer más fuertes estas garantías de no repetición que se producen, entre otras, por ejemplo, en esta formación y educación y capacitación en temas de derechos humanos”.
Por último, plantea que “tenemos fuentes relevantes que nos permiten establecer que existieron crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, tenemos las comisiones de verdad, la documentación que se acuñó en su oportunidad, la Vicaría de la Solidaridad en el marco de su trabajo... Tenemos sentencias definitivas de nuestros tribunales sobre la materia".
"Creo que es muy importante divulgar toda esta información, porque creo que hay un déficit, es necesario que estas fuentes sean conocidas por parte de nuestra sociedad con el objeto particularmente de reforzar nuestra educación en derechos humanos", comenta posteriormente.
"Aquí hay una debilidad, creo que no existe una conciencia social afiatada, firme sobre los crímenes de lesa humanidad y expresión de ellos en el negacionismo y la amnesia que hoy estamos viviendo”, concluye Ugás.