En Chile 97% de las personas comerían alimentos orgánicos si fueran más baratos
¿Cómo alimentar a cada vez más personas sin dañar el planeta? La agricultura sostenible busca responder a este desafío. Pero la transición hacia este tipo de agricultura ha sido lenta en el mundo, arriesgando con esto la salud del planeta. Así lo han admitido incluso las empresas agrícolas más grandes del mundo en un reciente informe.
Ahora, un estudio realizado por investigadores chilenos y el experto en regeneración de suelos, Rattan Lal, identifica los principales obstáculos y desafíos de Chile para masificar la adopción de formas sostenibles de producir alimentos.
El trabajo incluyó una encuesta a 333 chilenos, entre quienes 97% admitió que consumiría más alimentos producidos de forma sustentable, si el precio fuera más accesible. Además, 79% de los entrevistados cree que la agricultura intensiva daña el medio ambiente.
“El precio es la variable más importante para las personas, al momento de tomar una decisión ambiental y alimentaria. Eso nos pone un enorme desafío por delante, que es masificar estos sistemas de producción amigable, para que sean accesibles a todas las personas y no solo a una élite”, concluye Juan Luis Celis, autor del estudio e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y de la Universidad Católica de Valparaíso.
[Te puede interesar] Región Metropolitana: Agroecología para la protección de la biodiversidad
Rattan Lal
Uno de los autores del estudio es el premio Nóbel y premio Mundial de la Alimentación, Rattan Lal. El reconocido experto en regeneración de suelos estará además participando en el Congreso Futuro este jueves 19 de enero. El evento, a celebrarse en Santiago y con actividades paralelas en regiones, reunirá a más de 100 científicos que difundirán sus ideas para responder a los desafíos del futuro.
En la sección del estudio donde participó Lal, se identifican la intensificación ecológica y la agroecología como las principales prácticas sustentables. Pero se analiza que no es suficiente con aplicarlas de forma puntual, sino con una planificación del paisaje que realmente permita recuperar la salud de los suelos y no degradar la naturaleza.
Una estrategia, por ejemplo, es la utilización de corredores biológicos con vegetación nativa en zonas de cultivo o en sus bordes, que favorecen la existencia de una mayor biodiversidad y atraen a polinizadores nativos, aves u otras especies que ayudan naturalmente a polinizar los cultivos o controlar plagas y optimizar la producción de los cultivos.
