Irina Karamanos y el feminismo: "En este gobierno la paridad no será solo un slogan"
Aunque algunas personas puedan asombrarse o incluso indignarse porque en una de sus primeras apariciones públicas puso en cuestión el vetusto puesto de Primera Dama, y aunque otras insistan en llamarla “la polola de Boric”, cuando Irina Karamanos habla, rápidamente se percibe en ella una fuerte personalidad que va acompañada de una lucidez y una amplia formación académica que sorprende en alguien de tan solo 32 años: además de ser antropóloga y hablar con fluidez cuatro idiomas, Irina también estudió Ciencias de la Educación, Artes Visuales, Gestión Cultural, Diversidad Lingüística y Formación Ciudadana.
Pero lejos de querer hacer un repaso por su experiencia y sus conocimientos, para esta entrevista que dio para El Desconcierto, en conjunto con Las12, suplemento feminista del diario argentino Página 12, Irina elige poner el foco en la enorme e insurrecta juventud chilena -de la cual ella también forma parte- que con un notable compromiso social y una sólida base de militancia política, hace ya algunos años viene logrando poner en jaque las arraigadas estructuras que comercializan los derechos sociales y precarizan la vida de tantos chilenos y chilenas.
“Soy feminista y milito en un partido político porque tengo la convicción de que el poder se puede redistribuir de manera colectiva y horizontal”, asegura Karamanos para enfrentar el pasado reciente de Chile y adelantar algo de lo que se puede vislumbrar en esta nueva configuración política-social presidida por su compañero Gabriel Boric, quien comenzará a gobernar a partir de marzo de 2022.
-¿De qué forma confluyen y se ponen en práctica en tu trabajo diario todos los estudios que realizaste?
Me interesa poder impulsar un trabajo interseccional en todos los niveles, algo que, por ejemplo, en diseño de políticas públicas está muy compartimentado. Y profesionalmente también me dedico a profundizar esa misma lógica: trabajo en proyectos interculturales y de educación que buscan avanzar hacia una sociedad pluricultural y plurilingüe, donde no solo se sabe tolerante con el otre, sino que también se auto entienda como una sociedad en la que puedan coexistir diversas perspectivas, cuerpos, familias, estructuras de pensamiento, relaciones comunitarias y en respeto con la naturaleza.
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-En la mayoría de las organizaciones feministas que surgieron en Chile en estos últimos años y que han logrado avanzar en conjunto, también convergen varias de esas perspectivas que mencionás, ¿no?
Así es, porque en los últimos 20 años el feminismo ha cuestionado las estructuras más conservadoras de la sociedad chilena. Las feministas nos hemos logrado organizar para dar pasos históricos, como por ejemplo lo que está siendo ahora el armado de la primera Constitución redactada por un órgano paritario, algo único en el mundo. La unidad construida desde la defensa de la vida, de nuestros derechos y nuestras libertades, fue algo fundamental para el surgimiento de este proceso constituyente en Chile. Y también se ha logrado la visibilización de los distintos tipos de violencias doméstica, económica y sistémica, contra cuya opresión hemos marchado y nos hemos organizado para crear diversas y nuevas agrupaciones y redes feministas sectoriales. Esta unidad feminista existe en toda la región, en la lucha por la vida y contra su precarización, en las luchas vivas por el acceso al agua como derecho humano y la conservación de los ecosistemas, la dirigencia barrial y gestión de las ollas comunes, por nombrar solo algunos ejemplos, además de la gestión de la salud mental de las comunidades y hogares, que la mayoría de las veces termina recayendo también sobre las mujeres.
-El feminismo resultó ser uno de los factores clave para la victoria de Gabriel Boric. Es decir que también hubo una politización feminista en torno a lo que fue todo el proceso previo a las elecciones.
Sí, en realidad siempre hay que ser conscientes de que es un empuje de generaciones, que somos una parte y que hay luchas que nos anteceden. En lo reciente, observamos que el feminismo actuó como una ventana hacia nuevas militancias, reflexiones y problemas a posicionar en el debate público. En estas últimas elecciones, teníamos el gran desafío de poder invitar a participar a quienes no suelen hacerlo por diversos motivos, pero principalmente por no haberse sentido convocadas o representadas en los proyectos que se ofrecían al país. Además, en esta elección presidencial nos jugamos no solo en favor de la ampliación de nuestros derechos, libertades, dignidad y diversidad de los tipos de familia, sino también en contra de perder incluso aquellos pocos pasos en los que habíamos podido avanzar todo este último tiempo.
[caption id="attachment_711212" align="alignnone" width="1024"] Irina Karamanos durante la campaña de Gabriel Boric[/caption]
-Si ganaba José Antonio Kast hubiera sido un retroceso enorme en cuanto a los derechos de las mujeres y las diversidades...
Exacto, las mujeres y diversidades sabíamos que nuestros derechos se veían amenazados ante el avance de una opción ultra-conservadora. Y por eso no ha sido casualidad la alta participación de mujeres y disidencias en la segunda vuelta presidencial: decenas de organizaciones feministas fueron las primeras que se levantaron luego de la primera vuelta para manifestar activamente su apoyo a la candidatura. Rápidamente se generaron encuentros presenciales, como el de la Coordinadora Feminista 8M, además de diversos espacios que se organizaron autónomamente para congregar en agrupaciones y “comandos feministas” a lo largo del territorio nacional, también generamos hitos en el espacio público, y todo eso terminó resultando decisivo para la votación.
-Teniendo en cuenta que los partidos políticos de izquierda y de derecha que conforman el Congreso hoy en Chile tienen prácticamente la misma cantidad de representantes, ¿te parece que se va a poder avanzar en una agenda feminista en el año próximo?
Sin duda la división del Congreso será un desafío permanente para llegar a acuerdos, porque es probable que esta configuración actual resulte difícil para varios proyectos de leyes feministas y de disidencias sexo genéricas. Pero justamente por ese motivo ya estamos trabajando bastante, y de manera articulada, entre diputadas y diputades para revisar iniciativas ya presentadas y armar los diseños de propuestas que queremos tratar en las sesiones legislativas del año que viene.
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-¿Podrías contar algunas de esas propuestas?
Poder repensar con mayor integralidad la Ley de Identidad de Género; la Ley de Violencia de Género que aborde la violencia más allá del actual concepto "intrafamiliar" y que cumpla con los estándares de Belem do Pará- la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer- y armonice las herramientas jurídicas necesarias para esto. También una ley marco de derechos sexuales y reproductivos que reconozca la diversidad de personas y sus distintas necesidades, y que establezca el deber del Estado de dar cumplimiento al ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos. La modificación a la ley de igualdad de remuneraciones, la cual ha demostrado ser ineficaz para reducir la brecha salarial entre mujeres y hombres, porque necesitamos garantizar que se cumpla: igual trabajo, igual remuneración. Un plan nacional de derechos sociales LGTBIQ+ con políticas de acceso al empleo, educación no sexista e inclusiva que le ponga fin a la discriminación en el acceso a la salud. Y un proyecto de Cupo Laboral Trans para terminar con la exclusión y la precariedad. En relación a la creación de un sistema nacional de cuidados, vamos a buscar también coordinar con una perspectiva feminista, intersectorial y comunitaria para transitar desde el sistema de cuidados actual, que descansa exclusivamente en la familia, hacia uno de corresponsabilidad social de los cuidados. Pero como siempre, para poder impulsar estas demandas será muy importante el rol atento y de presión social en el debate público por parte de las organizaciones feministas y disidentes. Es decir que el trabajo legislativo se pueda impulsar en conjunto y horizontalmente con la ciudadanía.
-¿Piensas que se podrá lograr la paridad salarial y de género en los cargos del Ministerio?
Sí, yo creo que en este gobierno la paridad no será solo un slogan de campaña, hemos venido empujando desde hace mucho tiempo la búsqueda de una representación proporcional de hombres y mujeres en los espacios de poder, así que esta paridad debe ser sustantiva. Nuestro país ha sido pionero en este sentido y tenemos que seguir el mismo ejemplo de paridad que se logró para la Convención Constitucional. El gabinete será paritario y desde hace mucho tiempo que nuestras representantes en el parlamento vienen luchando por reconocer que a igual trabajo debería ser igual el pago.
-Ya que mencionás la Convención Constitucional, que es presidida inéditamente por una mujer indígena, ¿cómo ves el tema antirracista y de clases sociales dentro del movimiento feminista?
Creo que el antirracismo y el feminismo están fundamentalmente ligados en su lógica y propuesta de una sociedad equitativa, en el sentido de que ambos cuestionan la hegemonía, de la heteronorma y de la supremacía blanca. Pero para que esto realmente se pueda poner en práctica, es muy importante que nos fijemos a diario en no reproducir el racismo, porque no basta solo con decir que no somos racistas, se trata más bien de que para corregir activamente estas asimetrías no podemos seguir normalizando la discriminación en nuestro entorno, y también que actuemos críticamente desde nuestras diferentes posiciones en la sociedad, así como también en cada conversación y en cada forma de habitar nuestros barrios, comunidades y territorios. Creo que el objetivo está en que nos podamos unir a todas las luchas para lograr diversificar el poder. Lo dijo Elisa Loncón cuando asumió la presidencia del proceso constituyente: “A partir de ahora se funda un nuevo Chile, plural, plurilingüe, con las mujeres, con los territorios: este es el sueño de nuestros antepasados que se hace realidad”. Además, al menos a mí me parece que hay que dejar de esencializar al otre y pasar a una comprensión interseccional de las problemáticas, de los conflictos, de las existencias y de las relaciones de poder. Las cualidades o etiquetas que resaltamos hablan mucho de nuestra construcción del otre, ya sea a partir de una distinción o de algo que tengamos en común.
-¿Creés que la nueva Constitución va a ser importante en el avance de los derechos feministas?
Sí, creo que sin duda la nueva Constitución será clave para la ampliación de derechos y de participación del ejercicio del poder por parte de grupos históricamente excluidos en Chile. El órgano es prefigurativo de aquello ya desde su composición paritaria, además de contar con escaños reservados para los pueblos indígenas, pero además lo veo en toda la disputa simbólica y política que se ha dado en la discusión del reglamento. Creo que el proceso constituyente puede aún abrir varios portales para posteriores proyectos legislativos y de política pública. Actualmente, por ejemplo, se está construyendo una iniciativa popular de norma para presentar ante la Convención Constitucional por una vida libre de violencia para mujeres, niñeces y disidencias sexo genéricas que está siendo coordinado por organizaciones feministas y de disidencias. Y así también se intentará abrir camino para finalmente poder avanzar en los derechos sexuales y reproductivos. Uno de los puntos cruciales será poder avanzar en el reconocimiento del trabajo de cuidados, en el reconocimiento a la autonomía sobre nuestros cuerpos, y en el reconocimiento de niños, niñas y adolescentes como sujetos políticos, con autonomía progresiva. Creo que en Chile se va cerrando un ciclo que aún nos amarraba con vestigios de la dictadura, dejando atrás la impunidad en materia de Derechos Humanos y la desigualdad como normalidad, para pasar a construir una sociedad que pueda poner por delante la dignidad y la vida en toda su diversidad.