"Aliento": última oportunidad de ver a la gran Delfina Guzmán en monólogo por Zoom

Por: Elisa Montesinos | 05.11.2020
La muerte es uno de esos grandes temas del ser humano. Por eso el vuelo poético del texto que vemos en pantalla, sumado a la voz reconocible de nuestra Delfina Guzmán, actriz emblemática y querida, me atrevería a decir, por todo Chile; hacen que la experiencia valga plenamente el valor de su entrada.

Cuando la muerte está en boga

Algo así es lo que dice alguien al introducir el conversatorio al final de la obra, dando el pase a una reflexión en torno a la eutanasia. Qué feroz la poderosa muerte, omnipresente y proscrita, malquerida y ensañada con esta angosta y larga franja. Y qué feroz saber y recordar que el cansancio de la vejez nos hará quizá llegar a desearla. Aunque todo comentario suene incluso pueril, y no se esté exento de la obviedad o el lugar común, tenemos una relación particular en Chile con la parca, traumática desde el vientre femenino ultrajado y fundacional.

Es que la muerte es tu país, ¿no ves? / Los astros señalaron la matanza 
como guardianes de nuestro secreto. / No quiero ver no puedo, ver morir a los hombres cada día. / Del nicho helado en que los hombres te pusieron. / Todas las noches conmigo se acuesta a dormir un muerto. / Déjame morir te digo, vieja vizcacha. / Tengo lista mi muerte, como un traje. / Basta, cierre los ojos, no se agite, tranquilo, basta, basta, aquí tiene la muerte. / No quiero que mis muertos descansen en paz. / De pronto un ladrido humano en el estrépito ¿puede usted decir cuánto es lo que muere? 

Podríamos seguir citando sin parar

No hay poeta que no haya enfrentado ese "mar que es el morir". La muerte es uno de esos grandes temas del ser humano. Por eso el vuelo poético del texto que vemos en pantalla, sumado a la voz reconocible de nuestra Delfina Guzmán, actriz emblemática y querida, me atrevería a decir, por todo Chile; hacen que la experiencia valga plenamente el valor de su entrada.

La pieza otorga suficientes garantías desde el principio. Es sandía calada, como dicen. O sea, Elisa Zulueta es hace un rato ya una autora referencial, y Delfina qué más agregar. Aliento es una pieza dramatúrgica preciosa, y la intérprete no puede ser mejor. La adaptación al lenguaje audiovisual funciona. Un monólogo en forma de carta de una mujer a su hija. Una carta de despedida, de perdón, un ajuste de cuentas, y una petición de ayuda para morir.

En Nueva Zelanda, nos informan, se legalizó la eutanasia, y entonces el director de esta versión audiovisual, Álvaro Viguera, vincula la experiencia del país oceánico con nuestro contexto de nueva Constitución, oportunidad para replantear la legalidad en torno a estos asuntos. La jurisdicción del aborto, la pena de muerte, el suicidio. El pantano legal y administrativo en que nos hundimos con toda nuestra intimidad, con todo nuestro ser privado e individual en el osario promiscuo del otro mundo. Los formularios de la muerte, su dimensión estatal, pública, de trámite. Hasta que la dignidad se haga costumbre, se oye por todo Chile.

Poder acabar tus días en una muerte digna. ¿No es legítimo querer, ya que no decidiste el inicio de tu vida, al menos poder decidir su fin? Preguntas esenciales que se presentan prístinas cuando ya los días no son más que la espera del aliento final. La sensación que nos transmite Lupe, el personaje que habla, es la de estar desenredando una madeja.

¿Quién vivió mi vida?

Me vivieron. Fui una mujer de mi tiempo, con un marido y sin un amante, con hijos y sin orgasmos. La soledad de la muerte, querer irse en paz, con todas las palabras dichas, habiendo perdonado y sido perdonada. La muerte y su implacable cara de lápida, sus inevitables flores marchitas, sus conmovedoras pirámides y calaveritas. Su lentitud de tic tac en indeterminada cuenta regresiva.

Pero soy débil y me dejo llevar por la perspectiva de lectura que se instala como hegemónica a través del conversatorio. Si me detengo a tiempo, noto que durante el transcurso de la experiencia he alcanzado a delinear una mirada distinta, personal y subjetiva ciertamente, orientada por mis propias referencias o preocupaciones previas. Quiero decir que Aliento puede ser vista no solo o no principalmente como una obra sobre el derecho a la muerte digna o sobre la eutanasia. Antes puede ser vista como el testimonio del ser femenino de una época que está llegando a su fin. La mujer que siente que no vivió su vida, y que como en ese poema famoso falsamente atribuido a Borges titulado “Instantes”, repasa el camino recorrido lamentando no haber exprimido más la naranja.

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Ese poema, con toda su obviedad o cursilería de esquelita de mercado artesanal, cambia o adquiere otro tinte al ser dicho por una mujer, nos habla de la postergación que generaciones enteras de mujeres vivieron. Y acá deslizo entonces la razón de mi íntimo punto de vista. Viendo u oyendo la obra, no pude dejar de pensar en mi abuela.

Tengo una abuela de 96 años que espera su hora recordando con amargura cómo a los 18 años ella quería estudiar abogacía, y confiesa incomodando y hasta hiriendo a mi madre y a mis tíos y tías, que si ella hubiese podido decidir su vida, quizás no habría tenido 8 hijos. Ya está hecho, ya no hay vuelta, estamos en paz. Se casó con un hombre del que no estaba enamorada y ser madre le permitió afortunadamente amar. Pero no fue sino gracias a este despertar feminista de fin de milenio que se detuvo a reflexionar, como la protagonista de Aliento, en torno a sus propios deseos, preguntándose igualmente ¿quién vivió esta vida? ¿de quién fue este cuerpo? ¿por qué siento que no fui yo, que no fue mío? No reconocerse en el espejo que empaña tu aliento y te devuelve tu imagen. Ese dolor. Profundo oscuro y opuesto al dolor del parto. El dolor de la verdad en la despedida. Un dolor de mujer. 

Es suficiente palabrerío. Tienes una última oportunidad este fin de semana. 

Aliento

en GAM hasta el 8 Nov 2020

Vi y Sá — 21.30 h

Do — 20.30 h

$3.000

Duración 35 minutos

Recomendación 18+ años

Conversatorio post función: Do 1 Nov: Elisa Zulueta  

 

Aliento se estrenó en GAM el 17 de octubre de 2019, pero gran parte de la temporada tuvo que ser cancelada debido al estallido social del 18 de octubre de 2019. 
En enero de 2020 se realizaron dos funciones en el Festival Santiago a Mil.