Constanza Valdés, primera asesora trans del parlamento: “En el Congreso me miran en menos, de izquierda a derecha”
Egresé en 2015 de la facultad de derecho de la Universidad Diego Portales y apenas tres meses después hice mi transición de género de forma pública. Yo tenía 24 años y en ese momento entré como voluntaria en Organizando Trans Diversidades (OTD), pero llegué al activismo casi de inmediato porque era la única mujer trans que había estudiado derecho y sentí que podía aportar mucho al debate.
Tuve un poco más de protagonismo porque ya era usual que en las reuniones con el gobierno les dijeran “ustedes no van a entender, es un problema técnico, es muy jurídico”. Pero cuando yo me puse al mismo nivel, empezaron a explicar que el estancamiento del proyecto era realmente por cuestiones políticas. Te vas dando cuenta cómo le venden la pomada a quienes son activistas y eso fue lo que me motivó a seguir.
En paralelo trabajaba con Fundación Transitar, en donde me dediqué a intentar incorporar a menores de edad en la legislación. Pero me salí meses después porque querían a toda costa que esa decisión nunca pasase por tribunales de familia y fuera siempre un trámite administrativo. ¿Vamos a tener la misma discusión de siempre en torno a una nueva constitución y hacer nada por lo que tenemos ahora?
Luego con el expresidente de OTD, Franco Fuica, tuve problemas de acoso laboral. El hostigamiento y machismo me hicieron renunciar. En esta comunidad también hay bastante patriarcado y binarismo de género. Eso me tiene chata. Por lo mismo yo he criticado constantemente al imaginario de Daniela Vega. Me molesta que las historias que se visibilicen sean siempre las binarias. A eso sumaba haber reprobado mi examen de grado y estar con todos las trabas de mantenerme económicamente porque me había ido de la casa tras los conflictos familiares sobre mi tránsito.
A principios de 2017 volví a la organización porque necesitaba trabajar, pero ahora me había propuesto darle con todo a la tramitación. Se estaba completando el cuarto año desde la presentación del proyecto y ya tenía que salir.
Trans y homosexual no son lo mismo
Por fin empezó a despacharse y moverse dentro de las Cámaras, cuando la Corte Interamericana de DD.HH. acoge una consulta costarricense sobre el estado de protección del derecho a la identidad de género en toda la región latinoamericana. Al preguntarle a los estados parte de la comisión, Chile no envió nada. Pero algunas organizaciones sí: OTD, Iguales y Pontificia Universidad Católica de Santiago.
Yo hice el informe de la organización, pero también aproveché el impulso para pedir una sesión temática sobre el caso chileno y la situación de las personas trans acá. Soy la primera mujer trans chilena que expuso ante ese tribunal y lo hice siendo una cabra chica, frente al abogado de la secretaría general de gobierno y otros representantes nacionales.
A pesar de levantarse recomendaciones a nuestro Estado, nunca se han aplicado. A raíz de todo eso me fueron levantando como una figura pública, pero mi enfoque nunca ha sido salir como diva en las portadas sino hacer la pega y visibilizar los problemas de la comunidad trans. Y a la vuelta a Chile había que seguir moviendo algunas indicaciones y haciendo lobby con los parlamentarios para que las presentaran.
Fue curioso cómo se dio porque llegué al ex diputado Sergio Espejo (DC) a través de su hermano Nicolás, candidato a defensor de los derechos de la niñez. El mismo día de la reunión fue de locos porque también llegó el “bus de la libertad”. Cuando nos vimos le conté que exigir un certificado médico para acreditar circunstancias psiquiátricas antes del tránsito de género era muy patologizante. “¿Las personas homosexuales no son las mismas que las trans?”, me respondió. Le expliqué todo desde cero hasta que lo entendió.
También le mandé el resto de indicaciones (prohibición de discriminación por expresión de género, no intervención quirúrgica de infantes, autonomía progresiva, terapia de bloqueo hormonal adolescente y otras) a Hugo Gutiérrez (PC) y Gabriel Boric (MA). De todos ellos Espejo fue el más comprometido y el gobierno quedó sorprendido con eso, pero finalmente tenemos Ley de Identidad de Género. Aunque lamento con mucho dolor el rechazo a la inclusión de menores de 14 bajo la misma normativa.
Frente Amplio: son mayoritariamente hombres
Nunca me llamó la política, me cargaban en general los partidos tradicionales como el socialista y la derecha obviamente también. Me atrajo el Frente Amplio y su diferencia. Me metí primero al Partido Pirata y a los temas de derechos digitales, pero no sabía el enfoque que tenían.
Son mayoritariamente hombres, no hay casi ninguna mujer y tampoco participan mucho en el FA. Yo sí estaba interesada y me nombraron vocera de la coalición, algo inédito para Chile. En su momento me insinuaron hasta una candidatura al parlamento, pero era más importante seguir promoviendo la LIG. Y luego cuando Claudia Mix (Poder Ciudadano) ganó las elecciones a fines del 2017, me ofrecen trabajo como su asesora legislativa en el Congreso.
Empecé a distanciarme de OTD nuevamente porque me censuraron algunas columnas. Eran más cercanos al gobierno de Michelle Bachelet y yo estaba criticando el lento avance de la ley bajo su mandato. Una vez la encargada de organizaciones sociales de la secretaría general de la república me agarró la mano después de una reunión y me pidió no ser tan dura “porque Bachelet ha hecho lo que puede por la comunidad LGBTIQ+”. Le respondí que no era cierto y que aunque me censuraran yo iba a seguir diciendo la verdad. No podemos seguir siendo condescendientes porque sí.
Lo que me gustó de Poder Ciudadano era esa idea del “poder está en la gente”, en el pueblo. A mí me encanta impulsar ese sentido de la política en la gente común y corriente. Pero más allá de eso, yo soy una mujer trans de izquierda y feminista en mi esencia.
En general en el Congreso he sentido que me han mirado en menos, de izquierda a derecha. Ahora ha cambiado un poco pero por el trabajo que he ido realizando. A algunos todavía hay que recordarles respetar. También me han intentado saludar con apretón de manos incluso algunos militantes socialistas y frenteamplistas. A ellos les dediqué un tweet: ‘Si saludas a una mujer trans de la mano y a una mujer cis de beso, eres un transfóbico”. Y después de eso todos me saludaban de beso, lo que significa que los tipos no reflexionan nada.
En todo el Congreso hay transfobia. Muchas veces me llaman en masculino. No hay ninguna coalición política que se salve. Yo soy una de las personas que más conoce sobre Ley de Identidad de Género. Por ejemplo, muchas veces ni en el Frente Amplio ni en otros sectores han aceptado la ayuda que he ofrecido en estos temas. Prefieren quedarse con sus asesores y mandarse las embarradas que se han mandado. Además, en las cúpulas se da mucho la existencia del típico macho de izquierda.