Gustavo Petro, la esperanza para la izquierda colombiana que le da la pelea al uribismo
Las encuestas lo sitúan cada vez a menos distancia del candidato de la derecha uribista, Iván Duque. Sin embargo, es todo un desafío que un candidato de izquierda pueda imponerse en las elecciones que se celebrarán el próximo domingo en Colombia, tradicionalmente a manos del conservadurismo liberal.
La figura de Gustavo Petro, un ex guerrillero que creció en el Caribe colombiano, ha despertado muchas esperanzas en el progresismo latinoamericano de la mano de Colombia Humana. A sus 17 años -hoy tiene 58-, Petro se unió al Movimiento 19 de Abril (M-19), un grupo rebelde nacionalista. En esa época, jóvenes izquierdistas de clase media urbana se levantaron en armas tras denunciar un fraude electoral en 1970 a favor del tradicional Partido Conservador. Su militancia la dedicó a trabajar con sindicalistas y obreros de Zipaquirá, una ciudad ubicada en el centro de Colombia, al nordeste de Bogotá.
Precisamente por su militancia estuvo encarcelado dos años y se integró de lleno a la vida política tras la desmovilización del M-19 gracias al acuerdo de paz firmado en 1990 con el Gobierno de Virgilio Barco, 20 años después. Entonces, ayudó a redactar la Constitución de principios liberales que rige desde 1991 y empezó a escalar posiciones en la política hasta llegar a la Cámara de Representantes en dos periodos (1991-1994 y 1998-2006) y al Senado (2006-2010), donde se dio a conocer por sus denuncias contra la corrupción, pero fue como alcalde de Bogotá (2012-2015) donde proyectó su candidatura.
Economista de formación, denunció el nexo entre políticos y miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Se declaró acérrimo crítico y opositor del ex presidente Álvaro Uribe (2006-2010), a quien también fiscalizó de cerca y denunció. También levantó la voz para visibilizar los "falsos positivos", las ejecuciones extrajudiciales de civiles por parte de militares que los hicieron pasar por guerrilleros muertos en combate, y puso al descubierto las escuchas ilegales a magistrados, periodistas, defensores de derechos humanos y opositores hechas por el desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).
Segundo intento
El diagnóstico de Petro identifica varios problemas estructurales en Colombia que pasan por la desigualdad, el escaso acceso a la educación, la salud ineficaz para muchos y el poco acceso a la tierra para la mayoría. Por eso, propone impulsar las energías limpias y dejar atrás el carbón y el petróleo, entregar créditos a campesinos y pequeños emprendedores y ofrecer educación superior gratuita y salud preventiva sin mediación privada.
En esta campaña, en la que intenta por segunda vez llegar a la Presidencia, denunció un supuesto atentado a tiros en la ciudad de Cúcuta que, según las autoridades, fue un ataque con piedras, y advirtió de que el Gobierno "cocina" un fraude para frenarlo porque logró llegar al segundo lugar en las encuestas, lo que le entrega posibilidades reales de llegar al balotaje.
Sus adversarios hablan de él asociándolo a un “castrochavismo” que él niega. Su discurso, de hecho, ha caldo en un país que por primera vez después de 50 años votará con la ex guerrilla de las FARC convertida en partido político.