"¿Sociedad más inclusiva?" es el título de la carta al director que envió esta mañana Axel Kaiser a El Mercurio, donde consignó diez demandas que -según él- tiene el actual movimiento feminista.

El abogado ridiculiza algunas posiciones, asegurando que el movimiento que tiene tomadas una serie de universidades del país quiere "prohibir y censurar obras literarias y artísticas que objetivicen y sometan a la mujer" o "normas de consentimiento progresivo que exijan validar por escrito y de antemano cada etapa del encuentro sexual".

Tal como otros varones que han querido en las últimas semanas explicarle al feminismo qué es el feminismo, Kaiser fue duramente criticado en las redes sociales.

En entrevista con La Tercera, el director ejecutivo de la Fundación para el Progreso se explayó en sus dichos y dijo que la carta era una "provocación", la misma explicación que dio en su fallida pregunta a Mario Vargas Llosa.

"No hay ironía, mucho menos sorna, solo constaté algunos hechos", dijo sobre el supuesto decálogo de demandas. Kaiser pidió distinguir entre el "feminismo liberal y científico", que "reconoce los hallazgos científicos que han demostrado que existen varias diferencias de género producto de cómo están cableados nuestros cerebros", en oposición al "feminismo marxista", que, según Kaiser, "concibe la relación del hombre y la mujer como una entre enemigos donde una es siempre víctima del otro".

Dice también que demandas que son razonables y otras que no, como el tema de las cuotas para mujeres, ya que, según él, "toda la evidencia empírica muestra que no funcionan y que al final son una forma inversa de discriminación".

Kaiser, autodenominado "feminista liberal", dice que este tipo de demandas son profundamente rechazadas entre las mujeres feministas.

"Yo creo que existe mucho por avanzar en materia de reconocimiento del rol de las mujeres, pero no cabe duda alguna de que jamás en la historia la situación de la mujer ha sido mejor que hoy, desde cualquier punto de vista que se mire. Todo ese progreso no se reconoce y se pinta un mundo distópico, casi apocalíptico para las mujeres, lo que no es real", continuó el abogado.

El progreso de las mujeres, según él, ha ido de la mano del neoliberalismo y la economía de mercado, "la fuerza liberadora más importante jamás conocida tanto para la mujer como para las minorías. Esto no lo pueden reconocer las que están inmersas en la ideología marxista, pues ahí todo es opresión".

El autor insiste en que el "feminismo marxista es peligroso" y que llevaría a un "mundo orwelliano", porque asume que "los hombres solo por el hecho de pertenecer a un género determinado van necesariamente a crear todo un universo lingüístico y simbólico de dominación patriarcal, entonces no queda más que comenzar a censurar".