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“El cambio climático no es lineal y puede sorprendernos”: Nuevo libro llama a repensar cómo se toman las decisiones públicas
Académicos publican libro sobre la complejidad del cambio climático.

“El cambio climático no es lineal y puede sorprendernos”: Nuevo libro llama a repensar cómo se toman las decisiones públicas

Por: Sophia Cabrera | 21.12.2025
Decisiones políticas básicas para la gente deben tomarse teniendo en cuenta el cambio climático, pero hacerlo no es un proceso fácil. Proyectar este fenómeno implica entender su complejidad y prepararse para sorpresas. Un nuevo libro ayuda a lidiar con la incertidumbre de la crisis climática y para poder adaptarse a ella.

Eventos extremos cada vez más frecuentes, transformaciones que avanzan más rápido que las decisiones institucionales y un consenso científico claro: el cambio climático es un problema complejo que no puede entenderse ni gestionarse con herramientas tradicionales. Así lo plantean Laura Gallardo, Axel Osses y Anahí Urquiza, quienes desde distintas disciplinas coinciden en que la crisis climática exige nuevas formas de pensar, modelar y decidir.

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Estas reflexiones se desarrollan en el libro Cambio climático. Aprender de la complejidad, publicado por Editorial Universitaria, una obra de divulgación que busca acercar el conocimiento científico a profesionales, tomadores de decisiones y público interesado en comprender el fenómeno desde una mirada sistémica.

En el centro del debate está la ciencia de la complejidad, un enfoque que reconoce la no linealidad del sistema climático, la coexistencia de distintos niveles de incertidumbre y la necesidad de integrar saberes diversos. “El sistema climático es complejo y no lineal, por lo tanto las decisiones deben tomarse considerando múltiples escenarios y preparándose para sorpresas”, advierte Laura Gallardo.

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La conversación también pone sobre la mesa un desafío clave: cómo traducir el conocimiento científico -siempre incompleto y probabilístico- en evidencia útil para la toma de decisiones públicas, en contextos políticos marcados por ciclos cortos y urgencias inmediatas. A esto se suma la dificultad de comunicar estos fenómenos a una ciudadanía diversa, sin paralizar por el miedo ni diluir la urgencia de la acción

En este escenario, la interdisciplina, la educación y el fortalecimiento de la interfaz entre ciencia y política aparecen como elementos centrales para enfrentar una crisis que ya no es futura, sino parte del presente.

 - ¿Cómo ayuda la ciencia de la complejidad a entender el cambio climático más allá de los modelos tradicionales?

Laura: La ciencia de la complejidad es inherente al cambio climático pues se trata de un problema complejo insigne. A lo largo del tiempo, la representación de las múltiples interacciones entre distintos subsistemas del sistema climático se ha venido complejizando en el sentido de integrar más y más procesos. Sin embargo, aún hay fenómenos y subescalas que no están adecuadamente representadas.

Por otro lado, hay quienes sostienen que es un mejor camino considerar modelos simples que contengan la esencia de la dinámica climática de modo simplificado. En general, se usa una variedad de herramientas con diversos niveles de representación de la complejidad.

Axel: No existe todavía una respuesta definitiva a este desafío. La ciencia avanza a la par de los fenómenos que estamos viviendo: eventos extremos, nuevas situaciones de riesgo y transformaciones aceleradas. Existe consenso en que el cambio climático es un problema extremadamente complejo y que debe abordarse desde múltiples miradas. La matemática es una de ellas, pero no la única.

Anahí: El cambio climático implica transformaciones con impactos en los ecosistemas, la sociedad y la economía. La ciencia permite comprender sus causas, proyectar escenarios futuros y entender riesgos como cambios en las precipitaciones, aumento del nivel del mar o deshielo de glaciares. Además, ayuda a analizar efectos sociales, económicos y territoriales, y a diseñar estrategias de mitigación y adaptación desde enfoques interdisciplinarios.

- ¿Qué hallazgos del libro considera más relevantes para mejorar la toma de decisiones en políticas públicas?

Laura: El sistema climático es complejo y no lineal. Por lo tanto, las decisiones deben tomarse considerando una amplia gama de escenarios y preparándose para sorpresas.

Axel:  La matemática, especialmente las ecuaciones diferenciales, funciona como un lenguaje común entre disciplinas como la ingeniería, la economía y las ciencias sociales. Esto permite simplificar la realidad, construir escenarios, hacer predicciones y evaluar acciones de mitigación y adaptación. El libro ha impulsado cursos, tesis e investigaciones interdisciplinarias.

Anahí: El libro muestra la dificultad de articular la relación entre ciencia y política. La ciencia trabaja con incertidumbre, mientras que la toma de decisiones requiere certezas. Visibilizar esa tensión permite comprender qué evidencia existe y cómo puede utilizarse en la toma de decisiones.

- ¿Cuál cree que es el mayor desafío para comunicar la complejidad del cambio climático a una ciudadanía diversa?

Laura: Hay características de los sistemas complejos que hacen que el sistema climático pueda transitar bruscamente a otro (des)equilibrio. Comunicar sin asustar y a la vez mantener la esperanza para la acción es un desafío comunicacional enorme.

Axel: El principal desafío es la educación. Aunque el cambio climático está presente en la enseñanza escolar, sigue siendo limitada y poco sistemática, especialmente en la educación superior. Además, suele quedar desplazado por otras urgencias, pese a su relación con la injusticia social. Es clave traducir el conocimiento científico a un lenguaje accesible.

Anahí: El mayor desafío es la dimensión temporal: se requieren decisiones urgentes hoy para enfrentar problemas cuyos efectos se verán en el futuro, lo que dificulta su incorporación en la toma de decisiones.

- ¿Cómo dialoga este enfoque con la incertidumbre científica y qué aporta para gestionarla mejor?

Laura: En la toma de decisiones siempre hay incertidumbre. También en la ciencia pues este no es un sistema de creencias sino que un constructo basado en la propuesta de hipótesis que se someten a pruebas que dan las múltiples líneas de evidencia, constatándose hasta eventualmente transformarse en teorías o ser reemplazas por mejor hipótesis o marcos de entendimiento. De modo que manejar la incertidumbre es parte de uno y otro mundo y lo clave es ser transparentes al respecto.

Axel: La incertidumbre no implica azar total. Los modelos entregan información con márgenes de error que permiten tomar decisiones informadas, como ocurre con los pronósticos meteorológicos.

Anahí:  La modelación de sistemas complejos implica necesariamente asumir incertidumbre. El libro explicita ese desafío y muestra que, aun así, el conocimiento científico debe utilizarse para tomar decisiones.

- ¿En qué aspectos la mirada multidisciplinaria resulta clave para abordar la crisis climática desde una perspectiva sistémica?

Laura: No basta con una mirada multidisciplinar sino que es necesaria una mirada interdisciplinar donde no sólo se comparte el objeto de estudio sino que los diversos saberes confluyen a un conocer mucho más profundo.

Anahí: Dado que los fenómenos son multidimensionales, una mirada monodisciplinaria puede resolver un problema y generar muchos otros. La interdisciplina permite comprender mejor las distintas dimensiones y evitar ese riesgo.

- ¿Qué cambios considera urgentes para que las instituciones integren efectivamente la complejidad en sus estrategias frente al cambio climático?

Laura: Las instituciones lo han ido haciendo pero aún prevalecen ritmos lentos respecto de la rapidez de los fenómenos.Así que acelerar el ritmo es lo fundamental.

Axel: Las estructuras políticas y administrativas no se ajustan a la escala temporal ni territorial del cambio climático. Las decisiones se toman en ciclos políticos cortos y divisiones administrativas que no coinciden con territorios naturales ni plazos de largo plazo. Además, la incertidumbre dificulta la comunicación entre ciencia y tomadores de decisiones.

Anahí: Faltan estructuras de interfaz ciencia-política, especialistas e incentivos que traduzcan el conocimiento científico en evidencia accionable. También es necesario cambiar los incentivos en la academia para favorecer investigaciones interdisciplinarias útiles para la toma de decisiones.