El domingo votaré por Jeannette Jara, sin gran esperanza pero con convicción
A pesar de que este no es el escenario electoral en el que me siento cómodo y que guardo gran distancia con los principios doctrinarios del Partido Comunista, votaré por Jara como líder de una coalición de centro izquierda cuyo programa es claramente de tinte socialdemócrata, tal como lo fue el gobierno de Boric, y que busca la construcción de un país amable que crece desde la colaboración, el respeto y la honestidad. Y estoy convencido que ese es el único camino posible para Chile.
Nunca seré parte de una operación de blanqueo o de legitimación de discursos de odio, xenofobia, negacionismo de la historia y de la ciencia y del uso de la fuerza contra los que piensan distinto, que son el sustrato desde donde crecen y se nutren republicanos y su candidato Kast. Sostengo que no todas las opiniones son respetables, y las opiniones que dañan, que promueven discriminación, violencia o negación de derechos esenciales no tienen nada de respetables.
Menos aún quiero ser parte de la maquinaria global de desinformación con que la ultra derecha manipula a la opinión pública, confunde, polariza, siembra temor con el propósito de lograr objetivos políticos.
Frente al escenario de incertidumbre que se instala, algunos optaron por unirse a al lado oscuro de las fuerzas transando sus convicciones a cambio de algunos privilegios o migajas de poder. Reciban ellos mi desprecio y sepan que quedarán en la historia como indignos conspiradores e intrigantes, los curas de Catapilco del siglo 21.
No soy iluso y tengo claro que actualmente los vientos soplan a favor del oscurantismo y la crueldad, la historia parece ser cíclica y estamos pasando por un nuevo periodo de barbaridad a nivel mundial, similar al de comienzos del siglo 20, que han puesto a la cabeza de gobiernos a personajes detestables como Trump, Netanyahu, Putin y Milei, esto agravado por la manipulación de los algoritmos en redes sociales que promueven y exaltan la crispación, la rabia, la disfunción social, el extremismo y que contribuyen a difundir desinformación.
Creo también que estos ciclos serán más cortos que los de antaño y estos oscuros personajes serán víctimas de estos mismos algoritmos manipuladores que seguirán sembrando ira. La duda que no logro aclararme es si después de estos experimentos, que nacen fracasados, habrá espacio para volver a políticas de acuerdos, o nos vamos a pasar los próximos años en movimientos pendulares.
En caso de triunfar el Sr. Kast, tendremos que volver a lo esencial, a la construcción de un proyecto de largo plazo para el país y a tejer redes, a la conversación desinteresada, a la reflexión creativa y a la empatía. También a la resistencia frente a cualquier intento de retroceder en lo avanzado.
Mi generación sabe de eso, nada nos ha sido regalado, nuestros mejores años los destinamos a iluminar con velas la noche que nos ofrecía el dictador. “Las frentes marchitas, las nieves del tiempo que platearon nuestras sienes” no nos han desalentado ni acobardado, por el contrario, mayoritariamente seguimos tan soñadores y juguetones como hace 40 años.