
Cuidar a quienes cuidan: Lo Espejo y la urgencia de una política nacional de cuidados con justicia territorial
Durante las últimas semanas, he viajado por Bolivia, Colombia y próximamente por México, invitada a compartir la experiencia de las políticas de cuidados que estamos implementando en Lo Espejo.
Diversas autoridades y organizaciones latinoamericanas han mostrado interés en conocer cómo, desde una comuna popular, hemos logrado instalar el cuidado como un eje estructural de gestión. No es casual: el cuidado es hoy uno de los desafíos más urgentes para la justicia social y territorial.
En Lo Espejo, el cuidado se vive con intensidad y con pocos recursos. En una comuna donde casi el 29% de la población está en pobreza multidimensional y más del 13% presenta algún grado de discapacidad, cuidar no es una opción, es una condición de vida.
En miles de hogares, una mujer -muchas veces mayor, enferma o sin redes- sostiene sola la vida de otra persona. En esas casas, cuidar se ha vuelto sinónimo de empobrecimiento, sobrecarga y aislamiento.
Frente a esa realidad, en Lo Espejo decidimos no esperar y anticiparnos a las dificultades que tiene el Estado para llegar, pues comenzamos a considerer que el municipio debe abrir el camino. Así nació nuestra política comunal de cuidados, parte central de nuestro programa comunal, con un enfoque de género, comunitario y territorial.
El primer paso fue el Programa Respiro, que ha permitido a más de 200 cuidadoras acceder al derecho básico a descansar. Monitores capacitados reemplazan temporalmente a la persona cuidadora para que pueda ir al médico, hacer trámites o simplemente tener un momento para sí. Luego sumamos Cuidando a Quienes Cuidan, con apoyo del Gobierno Regional, ampliando cobertura y fortaleciendo la infraestructura municipal.
Luego sumamos al programa Cuidando a Quienes Cuidan, con apoyo del Gobierno Regional y al programa Red Local de Apoyos y Cuidados, con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, ampliando la oferta local, la cobertura y fortaleciendo el sistema municipal de cuidados en linea con los esfuerzos de este gobierno.
Creamos también un espacio de coordinación comunal que permite la articulación del área de salud, desarrollo comunitario, género y adultos mayores para acompañar a quienes cuidan, promover su bienestar y fortalecer redes vecinales.
Y los próximos meses inauguraremos el Centro Comunitario de Cuidados, un espacio abierto y accesible con talleres, actividades culturales, salud mental y formación para cuidadoras y cuidadores.
Nuestra política aborda además la atención domiciliaria para personas con dependencia severa (1.445 beneficiarios) y cuidados paliativos (578 familias), ambos con acompañamiento a las cuidadoras.
En paralelo, implementamos un programa de salud mental para mujeres cuidadoras junto a la OPS y fortalecimos la atención a la infancia con la Sala TEAbrazo y el proyecto CINu, centrado en rehabilitación y neurodesarrollo infantil. A esto se suma el CEDIAM, donde 360 personas mayores acceden a talleres y actividades que mejoran su calidad de vida y alivian la carga familiar.
Desde Lo Espejo hemos demostrado que sí es posible construir una política de cuidados integral, articulada y con enfoque de derechos, incluso desde un municipio popular y con recursos limitados. Lo hicimos porque las cuidadoras no pueden seguir solas. Porque cuidar no puede ser una condena, sino un derecho garantizado por el Estado.
Sin embargo, el esfuerzo local tiene un límite. Los municipios más empobrecidos no pueden seguir asumiendo solos una tarea estructural del país. Chile necesita consolidar un Sistema Nacional de Cuidados con financiamiento, institucionalidad y corresponsabilidad real. Valoramos que este gobierno haya comenzado este camino y hoy planteamos la necesidad de consolidarlo como política de Estado.
Hoy, el 71,7% del trabajo de cuidado recae en mujeres, el 40,8% de ellas mayores de 60 años, muchas sin descanso ni apoyo. Esta realidad tiene género, clase y territorio, y requiere una respuesta estatal urgente.
En América Latina, países como Uruguay, con su Sistema Nacional Integrado de Cuidados, o ciudades como Bogotá, con su Sistema Distrital, han comprendido que cuidar no es un asunto privado, sino una infraestructura social esencial. Chile debe avanzar en esa dirección, y para ello los territorios populares como Lo Espejo ofrecen un modelo posible: una política del cuidado desde abajo, con rostro de mujer, con justicia territorial y con la vida al centro.