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“Perdón, es mi déficit atencional”: Los síntomas que se confunden con TDAH y fomentan el autodiagnóstico

“Perdón, es mi déficit atencional”: Los síntomas que se confunden con TDAH y fomentan el autodiagnóstico

Por: Nicole Donoso | 09.10.2025
Olvidos frecuentes, distracción o inquietud no siempre son señales de TDAH. Según especialistas, estos síntomas pueden ser la forma en que el cuerpo y la mente expresan malestares emocionales más profundos, influenciados por el entorno, el estrés y las demandas de la vida moderna.

En redes sociales y conversaciones cotidianas, frases como “Perdón, es mi déficit atencional” se han vuelto comunes para justificar olvidos o dificultades para concentrarse.

Esta expresión, aparentemente inofensiva, refleja una tendencia creciente: convertir un diagnóstico clínico en una etiqueta identitaria.

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Sin embargo, desde la psicología se advierte que el Trastorno por Déficit Atencional con o sin Hiperactividad (TDAH) es una condición compleja que debe ser evaluada profesionalmente, y no asumida por cuenta propia.

Los síntomas que confunden

En primer lugar, la expansión de contenido en plataformas digitales y la proliferación de tests online ha impulsado el fenómeno del autodiagnóstico, especialmente entre adultos.

Muchos se identifican con descripciones genéricas sobre el TDAH y, sin mayor análisis, concluyen que padecen el trastorno.

No obstante, la evidencia científica aclara que la falta de atención no es un síntoma exclusivo de este diagnóstico. Ansiedad, depresión, insomnio o el desgaste asociado a un ritmo de vida acelerado también pueden provocar cuadros similares.

“Uno de los errores más comunes es pensar que cualquier dificultad para concentrarse equivale a tener TDAH. Pero la atención es una función compleja, influida por múltiples factores emocionales, sociales y contextuales”, explica Claudia Szita, académica de Psicología de la Universidad Andrés Bello (UNAB), sede Viña del Mar.

La tendencia a etiquetarse a partir de contenido digital puede desviar el foco de otros problemas de salud mental que requieren un abordaje distinto.

Según Szita, muchas personas se aferran a una explicación simplificada sin preguntarse realmente qué está detrás de su distracción o fatiga mental. Esto puede llevar a un sobrediagnóstico que no solo trivializa el trastorno, sino que también puede implicar tratamientos innecesarios y costosos.

“El diagnóstico debe ser el resultado de un proceso clínico serio, que considere la historia personal, el entorno y la evolución de los síntomas. No basta con identificarse con un video o un test en línea”, advierte la académica.

El segundo error es que, más allá de los riesgos médicos o económicos, psicólogos clínicos advierten que etiquetar los síntomas como “déficit” puede ocultar su verdadera función.

Lo que a veces se interpreta como desatención o inquietud podría ser una señal de malestar emocional que no ha encontrado otra vía de expresión.

“Cuando todo se reduce a un déficit, perdemos la oportunidad de comprender el síntoma como una expresión de algo más profundo. El olvido o la inquietud pueden ser formas de comunicar un malestar emocional que no encuentra otra vía”, señala Szita.

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¿Cómo abordar los síntomas?

En este contexto, los síntomas no deben entenderse como fallas individuales, sino como manifestaciones enmarcadas en un entorno emocional y social.

“Es importante mirar los síntomas en relación con la vida emocional y los vínculos. A veces lo que está en juego no es lo que falta en el individuo, sino lo que no logra sostener el entorno: adultos sobrecargados, sistemas rígidos, una cultura que exige atención cuando la vida misma la fragmenta”, reflexiona la psicóloga.

Finalmente, la invitación de los especialistas es clara: evitar la tentación del diagnóstico exprés y optar por una evaluación profesional.

Esta vía no solo permite detectar con precisión lo que ocurre, sino también diseñar un tratamiento ajustado a la realidad de cada persona.

“Autodiagnosticarse puede parecer un acto de autonomía, pero en realidad es una forma de evitar el verdadero trabajo terapéutico: mirar hacia adentro, comprender el malestar y construir nuevas formas de estar en el mundo”, concluye Claudia Szita.

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