
¿Fue quemada Julia Chuñil? Cuatro hechos clave que refuerzan la teoría del asesinato
Julia Chuñil Catricura, mujer mapuche de 72 años y reconocida defensora ambiental, desapareció el 8 de noviembre de 2024 en el sector rural de Huichaco Sur, comuna de Máfil, Región de Los Ríos. Fue vista por última vez acompañada de su mascota “Cholito”, en las cercanías de un predio perteneciente a Juan Carlos Morstadt, lugar que ha estado en el centro de la investigación.
A casi un año de su desaparición, nuevos antecedentes surgieron a través de interceptaciones telefónicas. De acuerdo a lo dado a conocer por Karina Riquelme, una de las abogadas de la familia de la activista mapuche, en dichas interceptaciones, uno de los sospechosos habría reconocido que Chuñil fue quemada, lo que constituye un posible indicio de homicidio. Estas llamadas incluyen una dirigida al padre de Morstadt, donde se confesaría este horrendo crimen, y otra a una mujer aún no identificada.
Sin embargo, la investigación ha estado marcada por opacidad institucional y conflictos con el Ministerio Público. Las abogadas de la familia denunciaron que fueron bloqueadas del portal de Fiscalía en Línea cuando solicitaron más información sobre las interceptaciones.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) intervino en el caso solicitando al Estado chileno intensificar las acciones de búsqueda y esclarecer lo ocurrido. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), advirtió sobre roces entre las diligencias policiales y las comunidades mapuches, lo que podría entorpecer la investigación.
Análisis de la información
1. La evidencia indirecta es demasiado consistente
La interceptación telefónica en la que un sospechoso dice explícitamente que “la quemaron” no es un rumor cualquiera: Fue presentada por abogadas querellantes con acceso a la carpeta investigativa.
Se dio a conocer públicamente y bajo responsabilidad legal, lo que implica que ellas mismas podrían incurrir en faltas si mintieran deliberadamente.
La Fiscalía no ha desmentido el contenido de esa interceptación, solo ha dicho que “forma parte de la investigación”.
En criminología, cuando un indicio proviene de una fuente directa (voz del sospechoso) y es incorporado a una carpeta judicial, su peso probatorio es alto, aunque aún no haya sido validado en juicio.
2. La desaparición prolongada sin hallazgo de restos tiene un patrón común
Cuando hay desapariciones prolongadas sin cuerpo, muchas veces se debe a intentos de destrucción del cadáver.
En contextos rurales -como el caso de Julia Chuñil- el uso del fuego es un método tristemente común para eliminar pruebas forenses.
La hipótesis del fuego también explicaría por qué no se ha encontrado su cuerpo tras casi un año de búsqueda.
Esto no es prueba definitiva, pero sí es un indicio forense fuerte que refuerza la versión de la quema.
3. El comportamiento de las instituciones sugiere que hay algo grave que ocultar
Desde hace meses, la familia denuncia:
Obstrucción de acceso a partes de la carpeta investigativa.
Dilaciones injustificadas por parte del Ministerio Público.
Ausencia de peritajes clave en zonas donde se sospecha que se usó fuego.
En otros casos de violencia rural o política en Chile, comportamientos institucionales así han estado asociados a intentos de encubrir delitos más graves o proteger a personas vinculadas al poder.
4. El contexto político y social también apunta en esa dirección
Julia Chuñil era una reconocida defensora ambiental mapuche, y su desaparición se produce en un escenario donde la criminalización de líderes indígenas es frecuente.
Casos como el de Macarena Valdés o Camilo Catrillanca muestran que el Estado chileno ha intentado en el pasado moderar o maquillar versiones oficiales frente a hechos que involucran a fuerzas policiales o actores privados poderosos.
En ese contexto, la hipótesis de la quema no es solo plausible, es coherente con un patrón histórico.
Con la información disponible -testimonios, interceptaciones, duración de la desaparición, ausencia de restos, patrones delictivos similares y comportamiento institucional- el criterio racional indicaría que Julia Chuñil probablemente sí fue quemada. No se trata de una certeza jurídica (porque no hay sentencia), pero sí de una conclusión lógica y fundada basada en la evidencia indirecta acumulada.
Finalmente, la desaparición de Julia Chuñil es mucho más que un caso policial, es una herida abierta en la memoria colectiva y una denuncia viva contra un modelo de poder que continúa invisibilizando, reprimiendo y criminalizando a quienes defienden la tierra. La posible quema de su cuerpo busca borrar no solo su existencia física, sino también la memoria de su lucha.
En Tesis sobre la filosofía de la historia, Walter Benjamin escribió: “Ni siquiera los muertos estarán a salvo del enemigo si este vence”.
Por eso, esclarecer su destino no es solo un deber judicial, sino un imperativo ético, político e histórico. Hacer justicia a Julia Chuñil es también una forma de resistir al olvido y afirmar que las vidas indígenas y sus luchas por el territorio sí importan y deben ser protegidas por el Estado y la sociedad entera.