
Atacameños piden declarar como Monumento Natural la laguna y vegas de las que beben sus alpacas, amenazadas por la minería
A pocos metros del pueblo andino y patrimonial de San Francisco de Chiu Chiu, y contrastando con la aridez del desierto, se abre un ojo de agua azul y un rio rodeado de vegetación verde. Se trata de la laguna Inka Coya y las vegas del río Salado.
Estos dos ecosistemas son la fuente de vida para las comunidades atacameñas de San Francisco de Chiu Chiu, que practican desde tiempos pre coloniales el pastoreo, la conservación y el uso ritual de los cuerpos de agua. Alpacas, llamas y vicuñas beben de las vegas, donde viven diversas aves acuáticas como taguas, junqueros y huairavos.
Pero indígenas atacameños de la zona han visto el deterioro de los cuerpos de agua en los últimos años a raíz de la actividad minera que, según describen, ha afectado los sistemas hídricos, la biodiversidad y las prácticas ancestrales que dan vida a la comunidad.
Para frenar el deterioro y conservar los beneficios de la laguna y el río, desde la comunidad indígena atacameña de San Francisco de Chiu Chiu presentaron un proceso para que ambos espacios sean declarados como Monumento Natural bajo la ley 21.600 que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas.
Esta presentación se hizo con asistencia técnica de la Alianza por los Humedales Andinos y contempla la protección oficial de 445 hectáreas en la comuna de Calama para proteger los valores ecológicos, culturales, hidrológicos y paisajísticos únicos que la comunidad ha resguardado históricamente.
Ahora, están haciendo un llamado a la ciudadanía, al mundo científico y a las organizaciones sociales a respaldar la solicitud. El área de conservación sería mixta, combinando sectores de uso público y terrenos de propiedad de la comunidad indígena, reconociéndolos como parte integral de un mismo sistema hidrológico.
Vegas y cultura andina
Las vegas son un tipo de humedal continental que surge en lugares áridos y semiáridos por la presencia de agua subterránea o afloramientos de agua dulce o salada. Se rodea de vegetación adaptada a la humedad y es vital para el ciclo hidrológico, para mitigar los efectos del cambio climático y como corredor biológico para la fauna.
Las vegas del río Salado y la laguna Inka Coya son parte fundamental de la vida cultural de San Francisco de Chiu Chiu; un pueblo patrimonial cerca de Calama cuyos orígenes se remontan a asentamientos humanos precolombinos de cazadores recolectores. Allí se erige la iglesia más antigua de Chile.
La vida del pueblo se basa en el turismo, las actividades tradicionales indígenas como el pastoreo, el sincretismo religioso y la agricultura campesina. Además, el lugar contiene sitios arqueológicos como el pucará de Lasana; una ciudadela fortificada atacameña del siglo VI.