
María José Ureta, gerente de economía circular de GIRO: "Todavía faltan muchas empresas que se adhieran al reciclaje"
El reciclaje en Chile atraviesa un momento de transformación. La implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) ha modificado radicalmente la gestión de residuos en el país, trasladando la responsabilidad desde los municipios hacia las empresas productoras. En este escenario, los sistemas colectivos de gestión se han convertido en actores clave para cumplir las metas progresivas de reciclaje.
GIRO, impulsado por New Hope Ecotech, es uno de los tres sistemas de gestión colectivo aprobados para envases y embalajes en Chile. En dos años de operación, ha logrado expandirse desde tres comunas de la región Metropolitana hasta cinco, con proyecciones de llegar a nueve comunas hacia fin de año, beneficiando a más de 100.000 viviendas.
El sistema trabaja con empresas adheridas que aportan cuotas proporcionales a la cantidad de envases que ponen en el mercado, financiando así la recolección domiciliaria y puntos limpios en diversos territorios del país.
En entrevista con El Desconcierto, María José Ureta, gerente de economía circular de GIRO, abordó los avances de la Ley REP, la brecha en el cumplimiento empresarial y los desafíos para expandir el reciclaje domiciliario.
— A grandes rasgos, ¿puedes explicar la columna vertebral de esta legislación?
La ley de responsabilidad extendida al productor surge en 2016 con el fin de impulsar a las empresas a que se hagan cargo de los productos prioritarios, es decir, productos que por sus características tienen un alto impacto en su generación de residuos. En estos productos prioritarios están los envases y embalajes, los neumáticos, los aparatos electrónicos, las pilas y baterías, y los aceites y lubricantes.
Cada producto prioritario se va poniendo en marcha de acuerdo al decreto que va surgiendo, que pone las reglas del juego para cada producto. El organismo que está mandatado por ley para ayudar a las empresas a dar cumplimiento a la recolección y posterior reciclaje de la cantidad de residuos que está generando su producto son los sistemas colectivos de gestión, que es una corporación sin fines de lucro creada por las mismas empresas dependiendo del producto prioritario.
En el caso de GIRO, somos un sistema colectivo de gestión para la categoría específica de envases y embalajes. La empresa se adhiere en calidad de socio y aporta una cuota que es proporcional a la cantidad de envases que pone en el mercado. Lo que hace el sistema de gestión finalmente es organizar este financiamiento para invertirlo en los territorios, firmando convenios con las municipalidades.
Lo más revolucionario es que ahora los municipios dejan de hacerse cargo de esto, porque antiguamente el municipio era el que estaba a cargo de la gestión de residuos en general, y solo los municipios que tenían capacidad de financiamiento ponían los sistemas de reciclaje. Ahora la lógica cambia y los que financian esto son las empresas.
— ¿Cómo va la implementación de la ley en el país?, ¿las empresas se están haciendo responsables?
Hoy se habla de un universo de 14.000 empresas que deberían estar adheridas en la categoría de envases y embalajes y actualmente se estima que hay un 14%: casi 2.000 empresas que están adheridas a un sistema colectivo de gestión. En ese sentido, efectivamente tenemos una brecha importante en que todavía faltan muchas empresas para que se sumen, y eso se traduce en una falta de financiamiento para poder cubrir las coberturas que necesitamos.
Por otro lado, de estas 2.000 empresas, son por lo general las más grandes. Entonces, sí tienen una representación de mercado importante: de la cantidad de envases que se ponen al año, lo que está adherido a la red tiene una representación del 70% de los envases anuales.
Todavía no hemos podido ver un ejercicio de fiscalización fuerte y aquí pasa por un tema de cultura latinoamericana, que al final estamos esperando a que nos vengan a buscar, a que nos salgan las multas para realmente ponernos en marcha. Todas las empresas que actualmente están al día son empresas que han entendido esto como una responsabilidad que hay que tener, que entienden que la sostenibilidad es una estrategia competitiva de negocio.
— ¿Qué impacto ha tenido estos dos años de trabajo?
A nivel de cobertura país, hemos cubierto ya un 20% con recolección domiciliaria, lo que es súper significativo. En el caso puntual de GIRO, somos un sistema de gestión que ha ido teniendo un crecimiento más paulatino. Tenemos alrededor de casi 450 empresas y esa representación de mercado nos ha permitido operar.
Partimos en tres comunas de la región metropolitana, pero ya en 2025 estamos por alcanzar una cobertura de cinco comunas y a fin de año nos vamos a ampliar hacia el sur, hacia la provincia de Llanquihue, abordando un total de nueve comunas. Eso se traduce en llegar a fin de año a estar atendiendo 100.000 viviendas, cuando partimos el primer año con 12.000.
— ¿La población conoce las alternativas para la recolección gratuita de estos residuos domiciliarios?
Los sistemas de gestión somos los encargados de entrar con los programas de sensibilización hacia las comunas donde estamos ingresando, y ahí el trabajo en colaboración con el municipio es muy relevante. La gente conoce poco de la ley de reciclaje, que ya no es el municipio el que se hace cargo de esto, sino que es el sistema de gestión.
Estamos teniendo tasas de recolección bastante bajas de lo que esperaríamos tener en una operación ideal. Desde GIRO trabajamos de la mano con los actores involucrados en donde llegamos, hacemos un ejercicio de ir puerta a puerta con cada vivienda donde estamos, a contarles que el servicio cambió. Tenemos también todo un programa que se llama Don Lalo y la Tita, que es un programa educacional para niños y familias, acercando esta información hacia la ciudadanía.
Sigue siendo un esfuerzo bien grande y es necesario poder hacer mucha más sinergia con los municipios, porque también se ven beneficiados de esto y no todos toman el rol de liderazgo que podrían aprovechar.
— ¿En algunas comunas hay más reciclaje que en otras, de qué depende?
Eso es bien difícil de determinar. Efectivamente, puedes llegar a comunas donde antes ya operaban con sistemas de reciclaje y sabes que no estás partiendo de cero. Hay una brecha tremenda porque estamos llegando a comunas donde estaban desde cero y hay muchas realidades socioeconómicas donde su prioridad no está en el reciclaje, sino en llegar a fin de mes todos los días.
En los sectores donde hay un ingreso mayor, tenemos más tasas de recolección. Pero eso podrías decir que es porque hay más cultura, o también lo podrías llevar a que quizás tienen mayores patrones de consumo, consumen más y por ende generan más. En data clara sabemos que donde el nivel socioeconómico es mayor tenemos más tasas de recolección, pero todavía no sabemos si es por un tema cultural educacional o por generación de consumo.
— ¿Qué le haría falta a Chile para que el efecto del reciclaje sea tangible en la sociedad?
Para que podamos descentralizar esto, la ley de reciclaje va a venir a inyectar un capital importante al desarrollo del mercado, pero eso no va a ser suficiente para que logremos una descentralización fuerte, sobre todo en infraestructura de valorización. Hoy día todo eso está muy centralizado en la región Metropolitana, entonces normalmente los sistemas se centralizan mucho acá y poco afuera.
Tiene que haber una colaboración más intersectorial para poder apoyar el desarrollo del mercado de manera paralela. Es importante involucrar a los gobiernos regionales, que son quienes entienden las realidades territoriales de cada región y que puedan tomar un rol mucho más activo de destinar fondos, de apoyar con estudios, con data, con conocimiento.
A nivel interministerial también. Cuando hablamos de esto, es un tema del Ministerio de Educación, también del Ministerio de Salud. Hace falta que desde los distintos sectores vayamos involucrando una mirada más intersectorial y dejar de verlo como algo solo de medio ambiente.
— ¿Qué opinas de la incorporación de los textiles como nuevo producto prioritario?
Eso fue un hito súper relevante ya que este año se incorporaron recién los textiles como producto prioritario, lo cual es muy positivo porque es realmente un producto que tiene una gran problemática de generación de residuos, sobre todo en el contexto que tenemos en el desierto en el norte.
Aquí viene un desafío enorme. Todavía tiene que constituirse un decreto, tienen que hacerse los primeros estudios, levantamientos, eso va a pasar de aquí a un par de años. Tenemos que estar preparados, porque hoy tenemos una o dos plantas de valorización de textiles, lo que es muy poco y nada. El ideal sería que cuando esto se ponga en marcha como país podamos estar preparados con industria para poder acoger el nivel de demanda que tiene la generación de textiles.
Lo que sí hace falta para poder resolver la gestión de residuos domiciliarios de manera coherente es fortalecer todo el sistema de recolección de residuos orgánicos. El 50% de nuestra basura es residuo orgánico, el 30% es envase y embalaje. El residuo orgánico hoy día tiene estrategias que se están diseñando, pero no tiene una obligatoriedad de financiamiento. No sé si es incorporarlo como un producto prioritario o que se creen sistemas de gestión en paralelo, pero es importante abordarlo a la par para que todo esto tenga un sistema que vaya funcionando en su conjunto.
— Mencionaste vínculos con la provincia de Llanquihue. ¿Tienen una alianza con la asociación que preside el alcalde de Puerto Varas, Tomás Gárate?
Nosotros hicimos un convenio con la asociación de la provincia de Llanquihue. Para un sistema de gestión, crecer hacia regiones no es cualquier cosa, sobre todo nosotros que tenemos una representación de mercado pequeña en ese sentido, es un esfuerzo. Pero quisimos apostar por esa expansión a regiones precisamente porque entendemos que están liderando, porque entendemos que están comprometidos.
El desafío regional lo vamos a tener que tomar y abordar sí o sí. Es importante hacerlo con comunas que están comprometidas. Cuando llegas a territorios que entienden la corresponsabilidad de esto, que no es solamente que me va a llegar el financiamiento entonces yo me lavo las manos, sino que esto es una sinergia conjunta, son el tipo de municipios con los que quieres trabajar y asumir desafíos rurales, asumir desafíos de clima. Si hay un involucramiento, unas ganas de querer gestionar, de querer hacer sinergia, claramente es una decisión que hace sentido partir para allá.