Súmate a nuestro canal en: WhatsApp
Evelyn Matthei y la persistencia de las traiciones
Foto: Agencia Uno

Evelyn Matthei y la persistencia de las traiciones

Por: Octavio Godoy | 06.08.2025
Si la política es también una narrativa, entonces el relato de Matthei es trágico. No por falta de carácter ni arrojo, sino porque cada vez que intenta avanzar, es su propio sector el que le resta apoyo y erosiona sus posibilidades electorales. Pasó en los noventa, en 2013, y ahora nuevamente.

El sábado, en el ex Congreso Nacional, Evelyn Matthei pronunció un discurso frente al Consejo General de Renovación Nacional. En tono solemne, pidió confianza, unidad y convicción. Habló de una derecha “firme, pero convocante”, empática con las mujeres, con los desafíos del siglo XXI y capaz de superar la lógica binaria de la polarización. El gesto, valiente en apariencia, tiene algo de melancólico: si algo ha caracterizado la carrera política de Evelyn Matthei es la persistencia con la que ha sido traicionada por los suyos.

La historia es conocida y, sin embargo, se repite. En los días previos al Consejo General, Matthei intentó impulsar una denuncia contra el Partido Republicano, luego de que circulara una operación política a nivel de redes sociales en su contra, calificada por ella misma como “asquerosa”. Pero desde Chile Vamos y en particular desde Renovación Nacional la instrucción fue clara: no presentar la denuncia.

[Te puede interesar] Golpe de timón a la campaña de Matthei: Alistan reingeniería tras una de sus semanas más complejas

¿La razón? El costo político de incomodar a quienes hoy son sus socios estratégicos por potenciales investigaciones al interior de todos los sectores de derecha involucrados en esta campaña de desprestigio de la imagen de la candidata. En otras palabras: los principios de fair play electoral se sacrifican en nombre de la aritmética electoral y de una estrategia de sobrevivencia pactada bajo la mesa.

Pocos días después, se filtró la idea alentada desde RN de evaluar la bajada de la candidatura presidencial de Matthei, bajo el argumento de las “incomodidades” que genera su mal posicionamiento en las encuestas. El cálculo es evidente: si su presencia amenaza con desordenar los acuerdos con Kast, entonces es ella quien debe salir del juego. Como sabemos esto no ocurre por primera vez en la vida electoral de Matthei.

Para entender lo que está ocurriendo, hay que volver a 1992. En plena transición, RN preparaba su primera candidatura presidencial competitiva con figuras como Andrés Allamand, Alberto Espina, Sebastián Piñera y Evelyn Matthei, todos integrantes de la llamada “patrulla juvenil”. Pero en la interna se libraba una batalla silenciosa que estalló en el famoso “Kiotazo”, denominado así por una grabadora marca Kioto utilizada para registrar una conversación privada entre Piñera y Pedro Pablo Díaz, a quien se le pedía interceder en el programa político “A eso de...” para perjudicar la posición de Matthei en la carrera por la candidatura presidencial de la derecha.

El escándalo, también conocido como el “Piñeragate”, terminó arrastrando a todos, en especial a Matthei. El episodio implicó su salida de RN y su migración hacia la UDI. Y si bien ella ha sido una activa parlamentaria y ministra de Estado en la derecha desde entonces, sus apoyos y lealtades dentro de su sector han sido irregulares y su liderazgo ha concitado dudas que le han impedido unificar a la derecha.

[Te puede interesar] VIDEO| La inhumana burla de Milei a jubilados de Argentina: "Si no llegaran a fin de mes, las calles estarían llenas de cadáveres"

Veinte años más tarde, en 2013, Matthei fue llamada de urgencia para asumir una candidatura presidencial improvisada, tras las caídas de Laurence Golborne por conflictos de interés y de Pablo Longueira por motivos de salud. No tenía financiamiento, ni equipo, ni tiempo y su candidatura era más bien un parche que no convenció frente a Michelle Bachelet.

Hoy, en 2025, la historia vuelve a escribirse con los mismos renglones torcidos. Matthei insiste en confiar, en pedir unidad, en apostar por una derecha moderna, que dialogue con los desafíos contemporáneos. Pero su sector político parece más cómodo con el cálculo que con el coraje, más hábil para las negociaciones en la sombra que para los proyectos de largo aliento. Mientras Evelyn Matthei apela a la construcción de un “camino propio”, RN y Chile Vamos parecen más interesados en blindar su poder territorial, incluso si eso implica entregarle la hegemonía política del sector a José Antonio Kast.

En perspectiva histórica, lo que ocurre no es solo una serie de episodios anecdóticos, sino un síntoma más profundo de la estructura partidaria de la derecha chilena. Desde el retorno a la democracia, las tensiones entre liberalismo político, conservadurismo moral, tecnocracia económica y caudillismo electoral han sido constantes. Evelyn Matthei encarna un intento frustrado de sintetizar esas vertientes con un rostro distinto: el de una mujer con experiencia, con discurso propio, pero atrapada en un bloque que no termina de tolerarla.

Si la política es también una narrativa, entonces el relato de Matthei es trágico. No por falta de carácter ni arrojo, sino porque cada vez que intenta avanzar, es su propio sector el que le resta apoyo y erosiona sus posibilidades electorales. Pasó en los noventa, en 2013, y ahora nuevamente. ¿Es ella el problema o es el síntoma de una derecha que parece no aprender nada, olvidar y repetirlo todo reaccionando contingentemente a las circunstancias y los vaivenes electorales y populistas de su sector, sin mostrar un proyecto estable y claro para el país?.

[Te puede interesar] Pablo Zamora: "La alianza SQM-Codelco es la mejor solución para evitar que Chile pierda dividendos del litio"