
“Los niños se tiran al suelo por los disparos”: Vecinos inician batalla legal por campo militar cerca de colegios y jardines
Desde hace años, las comunidades escolares y vecinales del sector Montedónico, en Playa Ancha, conviven a diario con los ruidos de disparos provenientes de un campo de entrenamiento del Ejército.
La cercanía con al menos diez establecimientos educacionales, entre ellos el Jardín Tortuguitas, la Escuela Montedónico y un CESFAM, ha obligado a activar protocolos de balacera e incluso ha provocado que niños pequeños se lancen al suelo al escuchar los estruendos.
Cansados de la inacción del Ministerio de Defensa, que ha sido oficiado en múltiples ocasiones, los vecinos decidieron iniciar una ofensiva legal para exigir el traslado definitivo del recinto militar.
La medida fue anunciada tras una nueva sesión de la Mesa de Trabajo integrada por comunidades educativas, la Defensoría de la Niñez, el Servicio Local de Educación Pública y dirigentes vecinales.
En esta reunión se acordó presentar un recurso de protección y realizar gestiones ante Contraloría para frenar lo que califican como una vulneración sostenida de derechos.
El diputado Jorge Brito, quien ha acompañado las gestiones, señaló que “el Estado ha estado al debe con Playa Ancha, y ha vulnerado los derechos de la comunidad y especialmente de la niñez por un campo de entrenamiento donde se escuchan las balaceras desde toda la comunidad”.
Agregó que, tras cinco años de conversaciones fallidas con el Ministerio de Defensa, “estamos iniciando acciones legales para que los niños que aquí crecen, crezcan libres y sanos”.
Desde el Jardín Infantil Tortuguitas, su directora Susana Figueroa valoró que tras cuatro años de trabajo intersectorial se empiecen a concretar acciones.
Mientras que Paula Moreno, de la Defensoría de la Niñez de Valparaíso, destacó que han recogido las opiniones de niñas y adolescentes del sector y que esperan entregarlas pronto a las autoridades competentes.
Luisa Marabolí, presidenta de la unidad vecinal 139, relató que los disparos comienzan muchas veces a las nueve de la mañana y se extienden hasta la tarde: “Los niños se tiran al suelo, los adultos mayores también (...) Está mal la salud mental de nosotros”.
Recordó además episodios graves del pasado, como la muerte de un vecino que encontró una bomba y otro que perdió una pierna.