
La respuesta al VIH es política, ¿y la de Chile?
En la reciente "4ta. Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo" en Sevilla, España, la Directora Ejecutiva de ONUSIDA lanzó una advertencia cruda: "La falta de fondos en la lucha contra el VIH es letal. Estimamos que las muertes por el virus podrían aumentar en 4,2 millones en los próximos cuatro años. El año pasado fueron unas 630.000."
Estas declaraciones no son casualidad. Llegan luego de la decisión del gobierno de Trump de recortar la financiación que programas como PEPFAR y USAID entregaban a los países más afectados por la pandemia del VIH. La Directora de ONUSIDA aboga por una reforma urgente del sistema de financiación, sugiriendo mantener los aportes actuales, aumentar la carga tributaria a los más ricos y, crucialmente, modificar la propiedad intelectual de los medicamentos.
"En los inicios de la epidemia", explicó, "las reglas de propiedad intelectual impuestas por las farmacéuticas costaron la vida a 12 millones de personas antes de que se redujera el precio de los medicamentos de 10.000 dólares a solo 30 por persona al año. No puede ser que, por maximizar beneficios, se sigan negando tratamientos que salvan vidas."
¿Afectará a Chile esta caída en el financiamiento global?
La buena noticia es que la respuesta es: No. La lucha contra el VIH en nuestro país se ha financiado mayoritariamente con fondos públicos y privados. El principal aporte internacional que recibimos ocurrió entre 2004 y 2008, cuando Chile obtuvo recursos del Fondo Mundial contra el VIH-Sida, la Malaria y la Tuberculosis. Desde entonces, los recursos internacionales han sido acotados a temáticas muy específicas y con montos reducidos.
De hecho, según la información disponible en el sitio de ONUSIDA, que actualiza datos de epidemia, prevención y finanzas, nuestro país tuvo una inversión de US$ 202.103.984. De este monto, un 68,13% es dinero público, un 31,86% corresponde a aporte privado y, como muestra la minúscula cifra que aparece incluso al expresarlo en dos decimales, solo un 0,01% proviene de ayuda internacional.
Situación actual del VIH en Chile
Tenemos motivos para el optimismo. Los nuevos casos de VIH disminuyeron en 2024, manteniendo la tendencia a la baja. Además, ONUSIDA informa que el 95% de las personas que viven con VIH en el país conocen su situación serológica, lo cual es una excelente noticia.
Sin embargo, hay un motivo de preocupación importante: solo el 68% de la población estimada que vive con VIH se encuentra en tratamiento antirretroviral. Es imperativo que disminuyamos los obstáculos para el ingreso a un programa de VIH en los recintos hospitalarios y garanticemos que todos tengan acceso al tratamiento vital.
El futuro en juego
Si bien estas son buenas noticias, la estabilidad de estos avances podría verse amenazada por un cambio de gobierno que no priorice la salud pública y decida no mantener la inversión en la respuesta al VIH.
Chile tiene el potencial de ser el primer país en alcanzar un "2030 sin Sida", pero para eso se requiere voluntad política y la decisión firme de, al menos, mantener la inversión en tratamientos, prevención y atención de las personas que viven con VIH.
Espero escuchar de las candidatas y candidatos a dirigir la nación, propuestas claras sobre estos temas. La próxima elección presidencial tendrá un componente crucial: definirá si afianzamos y avanzamos en lo que hemos logrado o si retrocedemos, como lamentablemente está sucediendo en otros países de la región. La política, una vez más, será determinante para la salud de Chile.