
Glaciares artificiales monitoreados por satélites: Las tecnologías que le hacen frente a la sequía en el Cajón del Maipo
Disciplinas que suenan tan lejanas como geoingeniería o tecnología satelital están confluyendo para combatir la sequía en Santiago, creando glaciares artificiales en el Cajón del Maipo y monitoreándolos desde el espacio.
La innovación comienza con la empresa chilena Nilus, que adaptó una práctica ancestral que se usa en el himalaya para crear “estupas” o pequeños glaciares artificiales. Desde 2021, han creado un glaciar por año en el Cajón del Maipo, a 3 mil metros de altura en una zona sin señal de celular.
Por esto, no tenían forma de monitorear las estupas para ir ajustando el mecanismo y asegurar su continuidad. Ahora, firmaron una alianza con la empresa Myriota, líder mundial en dispositivos satelitales, y podrán monitorear los nuevos glaciares de forma satelital.
El monitoreo se realiza a través de unos dispositivos compactos llamados FlexSense, conectados directamente con los satélites, que tienen sensores y transmiten datos ambientales a la nube. Estos datos son accesibles de forma remota por la empresa Nilus desde cualquier parte del mundo.
Desde la empresa chilena destacan que esta tecnología abre un nuevo horizonte para cualquier proyecto de conservación en zonas remotas y de difícil acceso y buscan escalar la tecnología para que se use en otros puntos remotos de la cordillera.
¿Cómo son los glaciares artificiales?
Las estupas de hielo funcionan mediante un sistema de aspersión que dirige el agua de las vertientes hacia estructuras piramidales de piedra. Atrapada allí, el agua se congela progresivamente durante el invierno, creando mini glaciares artificiales.
Por la forma piramidal o cupular que adoptan estos glaciares, llevan el mismo nombre que los templos budistas. El agua allí congelada provee un caudal de agua controlado de deshielo para el verano donde las lluvias son menos.
Además de la necesidad de proteger los glaciares que aún quedan, estas innovaciones cobran relevancia a la luz de las decenas de estudios que alertan sobre la drástica disminución de la capa de nieve en los Andes, y las proyecciones climáticas que prevén menos lluvia y nieve y un aumento de temperatura en esta cordillera.