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El verdadero impacto de cómo calefaccionamos nuestros hogares en Chile

El verdadero impacto de cómo calefaccionamos nuestros hogares en Chile

Por: Paula Flores | 23.06.2025
Durante los meses de invierno, millones de hogares chilenos recurren a sistemas de calefacción que, si bien aportan calor, también generan un problema de fondo. La quema de leña húmeda en equipos antiguos es actualmente la principal causa de contaminación atmosférica en muchas zonas del país.

Por eso, alternativas más limpias como el uso de una calefacción a pellet eficiente o un sistema de climatización exterior con gas se vuelven cada vez más necesarias para reducir el impacto en la salud y el medioambiente.

La calefacción residencial y su efecto en la calidad del aire

El material particulado fino (MP2.5) es el contaminante más dañino para la salud respiratoria. Su principal origen en Chile es la combustión de leña en viviendas, especialmente en el centro y sur del país. Según datos oficiales, el 85% de estas emisiones proviene de estufas a leña que utilizan leña húmeda, un combustible ineficiente y altamente contaminante. Esto convierte al acto cotidiano de calefaccionar el hogar en una amenaza que trasciende lo doméstico y se transforma en una crisis ambiental.

Ciudades del sur sufren los niveles más altos de polución invernal

Coyhaique, Osorno, Temuco y Padre Las Casas son algunos de los centros urbanos con mayor concentración de MP2.5 durante los meses fríos. Estas ciudades combinan baja ventilación natural, uso intensivo de leña y condiciones climáticas extremas, lo que crea un escenario persistente de aire tóxico. En algunos días de invierno, los niveles superan por amplio margen lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, afectando especialmente a niños y adultos mayores.

Estufas antiguas y combustibles mal preparados agravan el problema

Uno de los factores más críticos es la permanencia de artefactos antiguos sin certificación ambiental. Estas estufas, sumadas al uso de leña con alto contenido de humedad, generan una combustión incompleta que multiplica las emisiones contaminantes. Además, la baja eficiencia obliga a consumir más madera para lograr una temperatura confortable, lo que también eleva los gastos familiares sin mejorar las condiciones del aire interior ni exterior.

El impacto sanitario de la contaminación del aire en el hogar

La exposición constante a partículas finas tiene efectos acumulativos sobre la salud. Estudios revelan que en Chile mueren cada año más de 3.500 personas por enfermedades vinculadas a este tipo de contaminación. A esto se suma el aumento estacional de consultas médicas y hospitalizaciones por cuadros respiratorios, especialmente en poblaciones vulnerables. La calefacción, lejos de ser solo una comodidad, se convierte en un factor de riesgo sanitario.

Qué soluciones limpias están disponibles en el país

Frente a este escenario, las estufas que funcionan con pellet de madera se presentan como una alternativa de bajo impacto ambiental. Utilizan un combustible seco y estandarizado que reduce considerablemente la emisión de contaminantes. También se han masificado los sistemas eléctricos de alta eficiencia, como los split, aunque su alto costo de instalación aún representa una barrera para muchos hogares. En el caso de espacios abiertos, hay equipos a gas que permiten calentar de forma localizada sin afectar el aire interior.

Las políticas públicas han avanzado pero no de forma pareja

Chile ha impulsado diversas estrategias como la Ley de Biocombustibles Sólidos y programas regionales de recambio de calefactores. Si bien estas medidas han sido importantes, su aplicación ha sido dispar. Algunas regiones muestran avances en fiscalización y acceso a tecnologías más limpias, mientras que otras continúan dependiendo casi exclusivamente de la leña tradicional por razones económicas y culturales.

Un cambio de hábito urgente y necesario

Transformar la forma en que calefaccionamos no es solo una decisión técnica. Requiere modificar hábitos, mejorar el acceso a soluciones sustentables y fortalecer la educación ambiental. El desafío es doble: avanzar hacia sistemas más limpios y hacerlo sin dejar atrás a los hogares más vulnerables. Solo así será posible enfrentar de manera efectiva una de las principales amenazas ambientales y sanitarias del país durante el invierno.