
Escenario "es bien complejo": Alarmantes cifras de práctica deportiva en Chile desatan preocupación entre expertos
Hace unos días, el gobierno oficializó los resultados de la Encuesta Nacional de Actividad Física, contexto en el que se trasparentaron distintos hallazgos.
Como que, entre los cinco y 17 años, sólo 26,4% de las personas residentes en Chile son activas físicamente, porcentaje que se incrementa en la población mayor de 18 años sondeada, que sincera que lo es en un 44,9%.
De hecho, en este mismo segmento, apenas "9.4% de las mujeres NNA son activas, según las recomendaciones de la OMS", mientras que "58.3% es inactiva y el 32.3% es parcialmente activa".
Paralelamente, se evidencia una involución respecto de los últimos cinco años, período en el que se incrementa la inactividad, tal como lo detalla la lámina adjunta, válida respecto del mismo rango etario especificado.

Y en relación a la práctica deportiva en el mismo segmento, considerando el índice de actividad fìsica escolar, el estudio detalla que sólo un preocupante "1.1% de las mujeres NNA son activas, según las recomendaciones de la OMS".
Como contraparte, "el 82.8% es inactiva, y el 13.4% es parcialmente activa".
En el caso de los hombres NNA, apenas "1.2% son activos", porcentaje que constrasta con un abrumador "79.6% inactivo", y "16.2%" que es parcialmente activo.

Adultos hacen más deporte
Entre los adultos, en tanto, considerando a la población mayor de 18 años, las cifras son menos preocupantes, aunque de ninguna manera apuntan a la práctica extendida del deporte en nuestro país.
Específicamente, se constata que entre los sondeados, "41.7% de las mujeres son activas, 17.6% es inactiva, y el 40.7% es parcialmente activa".
En tanto, a nivel de género masculino, "el 49.9% de los hombres son activos, 16.3% es inactivo, 33.8% es parcialmente activo".

Hacer deporte incluso disminuye niveles de depresión
En este contexto, el jefe de carrera de Pedagogía en Educación Física de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Sergio Toro, sinceró no estar sorprendido con estos resultados, dado que "el modelo que estamos usando es un modelo clínico, no es un modelo educativo y preventivo”.
“Si superamos esta mirada reductiva de la actividad física y pasamos a una mirada mucho más compleja y hablamos de hábitos activos, sobre todo hábitos de vida saludable, podríamos incorporar un montón de otras dimensiones que están a mano, por ejemplo, el juego libre en las clases”, asegura.
Guillermo Zepeda, pediatra broncopulmonar y subdirector de la Escuela de Medicina de la U. de Chile, ofrece otra mirada de estos hallazgos, apuntando a lo preocupantes que son.
Según comenta el experto, este escenario "es bien complejo, se ha visto hace mucho tiempo la importancia que tiene el deporte en general para la salud a todo nivel, tanto la salud física como en la salud emocional”.
“En relación a la salud física, por supuesto se ha visto que mejoran de todas maneras todos los índices cardiorespiratorios, disminuye la obesidad y el sobrepeso infantil, va a disminuir también el desacondicionamiento físico", releva.
Y por otra parte, en cuanto al ámbito emocional, Zepeda recalca que "se ha visto que disminuyen los niveles de ansiedad, van disminuyendo también los niveles de depresión”.
Menos tiempo para jugar y más exposición a pantallas
Por su parte, Jaime Leppe Zamora, kinesiólogo y epidemiólogo de la Sociedad Chilena de Medicina de Estilo de Vida (Sochimev), plantea que "los entornos en los que crecen niños, niñas y adolescentes en Chile no están facilitando el movimiento".
"Hay menos tiempo para jugar, más exposición a pantallas, menor acceso a espacios seguros, y una presión escolar que muchas veces va en contra del desarrollo integral. Incluso, los horarios extendidos en el sistema escolar no se están asociando a actividades físicas significativas", complementa.
Adicionalmente, Leppe asegura que, "desde la epidemiología, sabemos que niveles bajos de actividad física en edades tempranas se asocian a múltiples consecuencias: mayor riesgo de enfermedades crónicas, alteraciones en el desarrollo motor y emocional, y menor bienestar general.
"Lo más preocupante es que este patrón ya está instalado en nuestra sociedad. Si no intervenimos, estamos construyendo generaciones con menos salud y con mayores inequidades. La solución no pasa solo por acciones individuales, sino por estrategias integrales: desde el diseño urbano hasta el currículum escolar y las políticas sociales. Promover el movimiento debe ser una decisión estructural", concluye.