
El Gran Día de la Victoria en Chile: 80 Años
La Gran Guerra Patria
«Cada 9 de mayo, mi bisabuelo repetía el mismo ritual: colocaba en el tocadiscos la canción “Los enemigos quemaron la casa natal”, se servía un único vaso de vodka… y lloraba. Lloraba todo el día, en silencio, con los dientes apretados, mirando por la ventana hacia donde una vez estuvo su hogar. Esa fue su Victoria. Y también su dolor.» cuenta Nina Milovidova, Directora de la Casa de Rusia en Chile, institución estatal de la Federación Rusa que promueve la historia y cultura rusa en nuestro país.
Un 9 de mayo de 1945, hace 80 años, finalizó una de las guerras más cruentas y despiadadas de las que haya sido testigo la humanidad. El Frente Oriental de la Segunda Guerra Mundial, que abarcó toda Europa del Este, involucró a los mayores ejércitos del teatro de operaciones europeo, y cobrándose allí las mayores pérdidas humanas.
«Cada familia rusa tiene una historia marcada por esa tragedia: abuelos, bisabuelos, tíos que lucharon en el frente, trabajaron en la retaguardia o murieron sin alcanzar a ver la paz. La guerra también marcó a mi familia.» añade Milovidova.
Este conflicto es conocido en Rusia como la Gran Guerra Patria. En ella, la Wehrmacht encontró su final. Pero el coste pagado por el pueblo ruso fue demasiado alto. Hay que intentar imaginar que cada hora murieron 800 personas, 18 mil cada día; y así durante 4 años. La razón no es capaz de entender ese número ni el coste humano que ello significa. Pocos países han vivido una catástrofe de estas proporciones. Incluso el hermano mayor del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, murió en este conflicto.
«Mi bisabuelo tuvo que partir al frente dejando solos a sus cinco hijos pequeños. Su esposa ya había fallecido y él no podía quedarse: el deber lo llamaba. Cuando por fin pudo regresar, no reconoció su hogar: el pueblo entero había sido incendiado y reducido a cenizas. Pero los niños habían sobrevivido. Cuando los nazis incendiaron la aldea, lograron huir: descalzos, asustados, pero vivos. La hija mayor, aún una niña, con valentía asumió la responsabilidad sobre los más pequeños, y los salvó del hambre, del frío y del miedo.», finaliza Nina la dura historia de su familia, de los sacrificios que hicieron, y de cómo sobrevivieron hasta hoy.
El Gran Día de la Victoria
El Día de la Victoria emergió con un significado extremadamente potente y profundo para los ciudadanos soviéticos. Sufrieron la peor cara del nazismo, resistieron la barbarie, y prevalecieron. Su victoria no significó sólo la liberación de la Unión Soviética, sino de toda Europa.
En palabras de la directora de la Casa de Rusia en Chile, “no se trata solo de una página de la historia rusa: es parte de la historia de toda la humanidad. El Día de la Victoria conmemora el momento en que los pueblos del mundo se unieron para derrotar el mal más oscuro del siglo XX: el nazismo. Honrar esta fecha es reconocer que la paz es frágil y que debe ser protegida cada día. Es un acto de respeto hacia el pasado y una responsabilidad hacia el futuro.”
Esta fecha no se conmemora sólo en Rusia, sino también en distintas regiones del globo, entre éstas, nuestro país, donde los hitos conmemorativos se concentraron principalmente en la capital, reuniendo a más de 2 mil participantes en los diversos eventos.
Se inauguró la exposición «Vernissage de la Victoria», que presentaba diferentes piezas históricas y artísticas de la Guerra Patria, proporcionadas por el Museo Estatal de la Victoria de Moscú, la cual se alojó en el salón de la Iglesia Ortodoxa Rusa de Santiago.
Ese mismo día, partió desde el templo ortodoxo el «Regimiento Inmortal», que congregó a ciudadanos rusos con retratos de sus antepasados que lucharon en este conflicto. En esta procesión también participaron personas chilenas, miembros del grupo de recreación histórico militar «Estrella Roja» y activistas de la «Komanda Bonk» que llegaron desde la región de Araucanía.
Patricio Vergara, miembro de Estrella Roja, expresó que “si bien somos chilenos, sentimos un grado de pertenencia muy alto hacia el pueblo ruso, ya que nos identificamos ampliamente con sus valores y tradiciones. Nuestra participación en esta conmemoración, la hacemos como una muestra de respeto al valor y memoria de todos esos soldados y civiles que cayeron defendiendo los ideales de la libertad”.
Otro acto se realizó en el Aula Magna del Liceo Manuel de Salas, lugar en el que se llevó a cabo el concierto festivo «Bajo la Bandera de la Victoria», al que asistieron más de 400 personas, y en el que, los conjuntos artísticos de la comunidad rusa y nacionales, presentaron vibrantes actuaciones musicales y teatrales en memoria de los héroes de la guerra
Durante la apertura del evento, el Embajador de Rusia en Chile, Vladimir Belinsky, elocuentemente expresó que: «Es precisamente el amor y el respeto por Rusia, por su heroico pasado y presente, la memoria de nuestros antepasados que construyeron, defendieron y dieron sus vidas por nuestro país, lo que nos une. Esto no depende del estatus social, las convicciones políticas, las posturas de derecha o izquierda, los gustos personales u otras preferencias».
Otro acto realizado fue el “Jardín de la Memoria” en Viña del Mar, en el que escolares plantaron abedules -símbolos de resistencia y memoria- en homenaje a las 27 millones de personas que perdieron la vida durante la guerra. Además, se entregaron claveles rojos en las calles de Santiago, los cuales simbolizan respeto, continuidad y gratitud. Este ciclo de actividades culminó con una solemne velada organizada junto a Ekaterina Corporación, que reunió a más de 150 invitados rusos y chilenos amigos de Rusia.
Nina Milovidova culmina afirmando que “El Día de la Victoria es una conmemoración del precio que pagó nuestra nación por un mundo libre del nazismo. Sin la contribución decisiva de la Unión Soviética a la victoria sobre la Alemania nazi, el mundo tal como lo conocemos hoy, simplemente no existiría. No glorificamos la guerra; celebramos la paz que nació del sufrimiento”.