
“Mamás luchonas” de la naturaleza: Plantas nodrizas cobijan a especies más débiles para revegetar el desierto en Chile
En los últimos años ha crecido evidencia que cuestiona el paradigma de la supervivencia del más fuerte: en la naturaleza también se desarrollan muchas relaciones de colaboración entre especies para poder sobrevivir. Un caso especial es el de las conocidas como plantas nodrizas, que funcionan como madres protectoras en zonas áridas y semi áridas del centro y norte de Chile.
En 2024, investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), identificaron a una de estas plantas madre. Se trata de la Puscaya o Maihuenoiopsis camachoi, una cactácea altamente resistente a la aridez del desierto de Atacama que se convierte en un pequeño oasis para decenas de especies que viven sobre ella.
Este cactus, presente entre los 2800 y 3800 metros de altura, tiene forma de cojín y destacan sus delgadas espinas y sus flores amarillas. Arriba de ella, arbustos como el cachiyuyo o el Baccharis tola logran sobrevivir cientos de metros más arriba de lo que podrían soportar por su cuenta.
Según la hipótesis de las y los investigadores, un factor protector importante de la Puscaya es servir como amortiguador térmico para especies menos tolerantes al frío o a los cambios bruscos de temperatura, aspecto que pudieron observar instalando sensores de temperatura dentro y fuera del cactus.
También observaron que algunas especies de plantas pequeñas crecen dentro de la cactácea, donde además de amortiguar las temperaturas, “se genera un ambiente más adecuado para retener la humedad, y con espinas que sirven de defensa contra depredadores, creando una pequeña incubadora.
El estudio también analizó las plantas a nivel molecular, observando que en las especies que se asociaban al cactus, disminuían las moléculas relacionadas con estrés hídrico, lo que significa que invierten menos energía en adaptarse a la sequía, y pueden usarla para otras funciones.
Plantas madre
Pero no solo en el desierto de Atacama se dan estas interacciones. En el bosque esclerófilo propio de la zona central de Chile y adaptado a condiciones de semi aridez, investigadores están usando al espino como planta nodriza para cobijar el crecimiento de especies más frágiles como el quillay, el peumo y el litre.
Bajo la copa de los espinos, mejora la supervivencia de plántulas e las otras especies, y disminuye la necesidad de agua de las especies haciéndolas más resilientes a contextos de sequía.
Otro árbol del que se ha observado su efecto nodriza es el algarrobo, nativo de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, que crece en el litoral central y también en el desierto.
Al ser una leguminosa, tiene una gran capacidad para fijar nitrógeno en el suelo, mejorando las condiciones de suelos salinos al aportar materia orgánica y al mejorar la absorción y retención de agua.
También se ha estudiado que regula la temperatura a su alrededor y protege ante heladas o radiación solar, protegiendo la actividad microbiana en el suelo.