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Descubren mecanismo secreto de las plantas del Desierto de Atacama para vivir en condiciones inhóspitas
En el desierto más seco del mundo, con fuerte radiación solar y temperaturas extremas, crecen y sobreviven varias especies de plantas y arbustos. Entender cómo los distintos modos de vida logran soportar estas condiciones ha sido un desafío constante de la ciencia.
Ahora, un estudio del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y de la Universidad de La Serena, devela uno de los mecanismos de supervivencia que usan estas especies, y que yacía invisible bajo tierra: las plantas del desierto tienen un aliado microscópico.
Se trata de micorrizas; un grupo de hongos microscópicos que viven dentro de las raíces de estas plantas y arbustos, otorgándoles nutrientes y protección que les permiten sobrevivir ante el estrés ambiental, incluso cuando sus hojas y copas se ven completamente secas.
Los hongos también se benefician de la relación simbiótica con las plantas, y de la fotosíntesis que estas generan, obteniendo hidratos de carbono y vitaminas que los hongos no son capaces de sintetizar por su cuenta.
Los investigadores destacan que este vínculo simbiótico entre hongos y raíces existe hace más de 400 millones de años pero no había sido estudiado en ecosistemas hiperáridos como el desierto de Atacama.
Plantas y hongos
En zonas áridas como el desierto de Atacama, no solo falta agua sino también nutrientes en el suelo como nitrógeno y fósforo. Así, al igual que como la flora bacteriana de nuestro intestino nos permite extraer nutrientes de ciertos alimentos, las micorrizas hacen más eficaz la captura de nutrientes y su entrega a las plantas.
Así lo explican los investigadores del estudio, que analizaron las estrategias ecológicas de 32 especies de arbustos del desierto costero, entre el Parque Fray Jorge en Coquimbo y el Parque Pan de Azúcar en Atacama. Encontraron micorrizas en todas las especies estudiadas.
Analizaron plantas como el arbusto cacho de cabra, que se destaca por sus flores amarillas, o el cachiyuyo; especies que no existen en ninguna otra parte del mundo. El estudio fue publicado en la revista científica Frontiers in Plant Science.
“Creo que este estudio aborda hallazgos bastante románticos. Las plantas no pueden hacer el trabajo solas y el vínculo de ellas con el suelo y sus microorganismos son relaciones que llevan millones de años”, reflexiona Cristian Delpiano, uno de los investigadores del estudio.