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Geopolítica de los minerales críticos: ¿Cómo llegamos hasta acá?
Agencia Uno

Geopolítica de los minerales críticos: ¿Cómo llegamos hasta acá?

Por: Axel Poque González | 02.05.2025
América Latina y Chile enfrentan preguntas clave: ¿Están preparados para dar el salto? ¿Cómo se posicionan frente a la creciente rivalidad tecnológico-comercial entre Estados Unidos y China? ¿Será el continente capaz de transformar su riqueza geológica en conocimiento, industria e innovación?

Alguna vez escuché que la geopolítica cobra protagonismo cada vez que grandes conflictos amenazan la estabilidad del sistema global. Su estudio resurge como presagio de tiempos turbulentos. Hoy, creo que esos tiempos ya están aquí.

La geopolítica estudia cómo se configuran las relaciones de poder entre Estados y actores internacionales, a partir de factores geográficos, económicos, políticos y estratégicos. Analiza cómo el control de territorios, recursos y rutas comerciales incide en la distribución del poder global. “Poder”, “recursos” y “territorio” son palabras clave. En la actualidad, intereses corporativos, gobernanza global, cadenas de suministro, cambio climático y actores no estatales como empresas transnacionales o bloques regionales también son elementos a considerar.

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Entre los precursores del pensamiento geopolítico destacan Alfred Mahan, estratega naval estadounidense; Friedrich Ratzel, geógrafo alemán; Halford Mackinder, geógrafo británico; y Rudolf Kjellén, politólogo y geógrafo sueco. Mahan vio en el dominio marítimo la clave del poder. Por otra parte, Friedrich Ratzel y Rudolf Kjellén pensaron al Estado como un organismo vivo con necesidades territoriales comparables a las de un ser biológico: crecer, expandirse y asegurar recursos vitales.

Desde esta perspectiva, la energía ha sido históricamente un eje geopolítico. Desde la Revolución Industrial, el carbón, y luego, el petróleo y el gas natural han impulsado el crecimiento económico capitalista. Asegurar su suministro ha motivado disputas, alianzas e incluso guerras. Hoy, la crisis climática impone una transición hacia fuentes más limpias. El desafío es dejar atrás un sistema que, para crecer, ha hecho uso exhaustivo de energía, ha generado emisiones, y consecuentemente, ha tensionado los límites biofísicos del planeta.

No es casual que las potencias globales hayan sido grandes consumidoras de energía: primero el Reino Unido con el carbón, luego Estados Unidos con el petróleo, y hoy China. No obstante, la transición energética ha desplazado el foco desde los hidrocarburos hacia los minerales críticos, indispensables para la manufactura de tecnología de bajas emisiones como los paneles solares, baterías, aerogeneradores o la expansión de las redes eléctricas, vitales en un mundo que avanza rápidamente en la digitalización y electrificación.

Así, la geopolítica de la energía da paso a una geopolítica de los minerales críticos, con nuevos actores, tensiones y territorios estratégicos. China no solo posee reservas propias de algunos de estos minerales críticos, sino que, domina las etapas de procesamiento y refinación. Además, ha desarrollado una industria nacional robusta y ha implementado tecnologías limpias en sectores clave como transporte, infraestructura urbana y energías limpias, consolidando su liderazgo en producción y aplicación tecnológica.

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Por su parte, América Latina alberga una de las mayores reservas de minerales críticos del planeta. El "triángulo del litio" -Chile, Argentina y Bolivia- concentra buena parte de este recurso. Además, Chile lidera la producción mundial de cobre, seguido por Perú; México destaca en la explotación de la plata; y Brasil en la producción de hierro. Asimismo, la región también posee volúmenes significativos de molibdeno, níquel, bauxita y otros metales fundamentales en esta era.

América Latina enfrenta, entonces, una disyuntiva histórica: ¿seguirá siendo mera proveedora de materias primas para un desarrollo tecnológico liderado desde el Norte global y China, o podrá dar el salto hacia una participación más activa, soberana y estratégica en las cadenas de valor?

La oportunidad es grande, pero también los desafíos. La minería en la región suele generar conflictos socioambientales con comunidades locales, lo que exige una gobernanza que articule justicia social, participación y sostenibilidad.

En este contexto, América Latina y Chile enfrentan preguntas clave: ¿Están preparados para dar el salto? ¿Cómo se posicionan frente a la creciente rivalidad tecnológico-comercial entre Estados Unidos y China? ¿Será el continente capaz de transformar su riqueza geológica en conocimiento, industria e innovación? Convertir nuestros minerales críticos en capacidades tecnológicas puede ser uno de los mayores desafíos -y también una de las mayores oportunidades- de nuestra época.

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