
Isleños aprueban plan para gestionar los mares de Rapa Nui colapsados con plástico
En la isla de Rapa Nui existen cinco áreas marinas protegidas, entre ellas una de las más grandes de Latinoamérica con 58 millones de hectáreas. Sin embargo, a las cosas de la isla llegan cada año más de 4 millones de objetos de basura y plástico, acarreados y fragmentados por las corrientes oceánicas.
Ahora, y tras seis años de trabajo y diseño con organismos públicos y la comunidad isleña, se aprobó un plan de manejo para gestionar las áreas marinas protegidas de Rapa Nui. Luego de someter el plan a una consulta indígena, se realizó una votación y 86% de los habitantes aprobaron el instrumento.
En los mares protegidos que rodean Rapa Nui se han identificado más de 140 especies que solo existen allí, y al menos 27 amenazadas o en peligro de extinción. Recientemente, en las cordilleras submarinas que cruzan desde la isla hasta el continente chileno se han encontrado decenas de especies nuevas para la ciencia.
Las medidas propuestas no solo buscan proteger la biodiversidad única de la isla sino también las prácticas y modos de vida ancestrales de los Rapa Nui, profundamente ligados al mar, como la pesca ancestral y la construcción y navegación de canoas y embarcaciones.
Las áreas marinas protegidas serán co-gobernadas entre representantes estatales y del pueblo Rapa Nui. Los pasos y medidas específicas del plan de manejo se darán a conocer una vez que este se publique en el Diario Oficial.
Rapa Nui y el océano
En 2024, Rapa Nui fue sede del primer gran encuentro de gobernantes de islas el Pacífico, que buscan unificar un frente contra la contaminación plástica en el océano, impulsar la firma de un tratado internacional de plásticos y exigir medidas a los países que generan el problema.
En el caso de la isla, un estudio de investigadores chilenos publicado en la revista Nature encontró que gran parte de los plásticos que reciben sus costas no viene de parches de basura que se acumulan en el océano, sino que llegan directamente desde el continente. 70% de estos plásticos provienen de Chile y Perú.
El microplástico que llega a las costas afecta la vida en la isla de diversas maneras. Por ejemplo, un estudio capturó macarelas mejicanas, una especie muy pescada en la isla, y encontró que 80% de los peces de la muestra habían ingerido plásticos.
Sobre todo, los peces comieron fragmentos de polietileno azul, ya que los confunden con su fuente de alimento natural, que es un pequeño crustáceo azul. Esta es una de las decenas de formas en que los microplásticos que llegan a la isla pueden terminar afectando la salud de sus habitantes.