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La pregunta de Mistral: ¿Qué será de Chile en el cielo?
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La pregunta de Mistral: ¿Qué será de Chile en el cielo?

Por: Bernardita Domange | 07.04.2025
Los manuscritos hablan por sí solos y son pruebas irrefutables de la importancia de esta obra en su carrera literaria para entenderla como autora, como productora textual, como sujeta que escribe en el exilio y, por supuesto, para entendernos cómo chilenos, como cultura y sociedad.

El 3 de abril, Culto de La Tercera publicó "Cómo Gabriela Mistral se convirtió en referente LGBTQ+ y por qué ese simbolismo complicó las celebraciones del Nobel", nota que explica la actual polémica. En esta columna destaco una de las opiniones en particular por su audacia, considerando los tiempos que corren.

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Jaime Quezada menciona que es un desacierto poner la frase "¿Qué será de Chile en el cielo?", escrita en uno de los manuscritos de Poema de Chile, en la vía pública como parte de las celebraciones desde el 7 de abril, según la ministra de Culturas, Carolina Arredondo.

El especialista comenta que "esto revela que no conocen en absoluto la obra y la trayectoria literaria y poética de Gabriela Mistral, a través de toda su vida (…) Ternura debería ser el libro capital”. Y sentencia: “Poema de Chile es un libro póstumo publicado muchos años después de la muerte de Gabriel Mistral y ni siquiera ella misma lo ordenó. Ella dejó los textos escritos, pero nunca se armó su libro”.

Yo me pregunto si su criterio y reflexiones quedaron congelados en un tiempo caduco donde se analiza la obra de un autor o autora fijándose exclusivamente en si está publicado, en el estilo y propuesta estética, desconociendo el avance que ha tenido los estudios de la literatura en los últimos 50 años. Me recuerda a los tratamientos de principios del siglo XX que tenía la medicina para abordar diversas afecciones, que se consideraban normales y que hoy encontramos espantosas.

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Dudo que este "estudioso mistraliano" haya consultado los manuscritos de la obra que desdeña en el artículo referido, y menos las investigaciones publicadas sobre dichos manuscritos, las que dan a conocer al menos 12 años -por lo bajo, aunque otras investigaciones dan cuenta de muchos más- de escritura y composición.

Lo anterior se constata con el volumen ingente de manuscritos y las sucesivas e inagotables correcciones. Esto no solo nos muestra la prolijidad de su oficio como escritora, sino también su especial dedicación a esta obra que aborda, entre otros temas, su compleja relación con Chile y la nostalgia, en numerosos apuntes, notas preparatorias y mensajes en los márgenes de la página. Vale decir: lo que fue Poema de Chile para Mistral y lo que evocaba su escritura.

Si bien no fue terminada, pues Mistral murió antes, ¿es acaso la publicación o la fijación del texto lo que la hace una obra más importante? ¿Cuándo comienza a considerarse un proyecto literario y la escritura sucesiva "una obra" o "un libro"? ¿Una obra inacabada es una obra menor? Vuelvo a los estudios literarios y aprovecho de recordar que este debate ha sido ampliamente abordado, sobre todo desde la sociolingüística y los estudios culturales. La mirada de la "obra capital", al decir de Quezada, es obsoleta.

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Los manuscritos hablan por sí solos y son pruebas irrefutables de la importancia de esta obra en su carrera literaria para entenderla como autora, como productora textual, como sujeta que escribe en el exilio y, por supuesto, para entendernos cómo chilenos, como cultura y sociedad.