María José Azócar de Fundación SOL: "Si no nos hacemos cargo de la precariedad que viven los jóvenes, abrimos una ventana para discursos de ultraderecha"
En entrevista con El Desconcierto, María José Azócar, investigadora de Fundación SOL, abordó el creciente fenómeno de los discursos de ultraderecha a nivel mundial y cómo estos se relacionan con la economía, el trabajo y particularmente con la juventud.
La especialista comenzó trazando un panorama económico global marcado por grandes desafíos. "Estados Unidos está perdiendo su lugar como centro de la economía mundial. Hoy en día China es el socio comercial de varios países y un actor económico importante", señaló Azócar.
Además, destacó el preocupante aumento de la deuda global. "De acuerdo a un informe del Fondo Monetario Internacional del año pasado, para el 2030 la deuda a nivel global puede llegar al 100% del PIB mundial. Esta deuda cada vez se hace más cara por las tasas de interés", explicó.
Paralelamente, Azócar enfatizó que la desigualdad ha alcanzado niveles similares a los de hace un siglo. "Cuando se mide la desigualdad por nivel de ingresos, tenemos una desigualdad prácticamente similar a la de 100 años atrás", afirmó.
En este contexto, la investigadora citó un informe de Oxfam de enero de 2025 que revela que "el 54% de la riqueza de los billonarios se explica por herencia o por el poder monopólico que tienen en los mercados". Como ejemplo, mencionó a Jeff Bezos, "uno de los hombres más ricos del mundo, cuya empresa Amazon tiene un poder monopólico de más del 80% de las transacciones online en varios países europeos".
Respecto al auge de los movimientos de ultraderecha, Azócar señaló que si bien cada país tiene sus particularidades, existe "un relato común que se difunde a partir de las propias alianzas que tienen las extremas derechas alrededor del mundo, compartiendo dinero y estrategias comunicacionales".
Este relato, según la investigadora, "apela a un imaginario de odio, rabia, miedo y se funda en una política de enemigos, responsabilizando a ciertos grupos sociales de la población por esta crisis".
Un punto crucial del análisis fue la relación entre estos discursos y la juventud. Azócar advirtió que "si no nos hacemos cargo de la precariedad material que hoy viven los segmentos más jóvenes en nuestro país, estamos abriendo una oportunidad para que discursos de las extremas derechas se busquen a esos jóvenes, porque les ofrecen una respuesta a su situación".
La investigadora reconoció que "hay algo de verdad en los discursos de la extrema derecha cuando hablan del diagnóstico de la situación económica y del mundo laboral", aunque "la interpretación que luego hacen y las soluciones que ofrecen van por un camino totalmente incorrecto, antidemocrático y que profundiza las desigualdades".
Para dimensionar el problema, Azócar compartió datos alarmantes sobre el empleo en Chile: "Aún faltan recuperar 185.000 empleos desde el peor momento de la pandemia. El 78% de los empleos recuperados son empleos informales o de inserción débil, que son profundamente precarios. Un 26,7% de las personas en nuestro país está subempleada".
Asimismo, señaló que "la mitad de las personas tiene un salario menor a 580 mil pesos" y que entre los jóvenes de 18 y 24 años que quieren trabajar, "las tasas de desempleo son mayores que hace 14 años atrás".
Otro fenómeno preocupante es que "alrededor de 1.175.000 personas se emplean en trabajos que no son calificados, a pesar de tener un certificado universitario". Esto representa "el 31,4% del total de personas que tienen certificados de la educación superior", generando una profunda frustración en estas generaciones.
La experta explicó que esta frustración surge de promesas incumplidas: "Aquí se hicieron promesas de movilidad social a través de becas y gratuidad, y esas promesas hoy no se están cumpliendo". Como resultado, hay "un segmento de gente joven que se siente profundamente frustrada, enrabiada, estresada y agobiada".
En cuanto al papel de las redes sociales, Azócar identificó tres elementos que potencian los discursos de ultraderecha: "A través de las redes se potencia la lógica de las noticias falsas, que desafía la autoridad de expertos; se amplifican discursos que son totalmente incoherentes; y se recompensa a quienes revelan algo nuevo, frecuentemente anclado en teorías conspirativas que ponen el problema en unos pocos individuos y no permiten hablar del problema en su dimensión estructural".
Para enfrentar estos desafíos, la investigadora propuso varias soluciones: "Darle más poder a los sindicatos para que puedan definir los salarios y las condiciones laborales; implementar reformas tributarias fundamentales; mejorar sustantivamente el salario mínimo; apoyar a empresas pequeñas y medianas; y tener una mejor regulación con las grandes empresas".
Finalmente, Azócar cerró con un mensaje de esperanza, destacando los esfuerzos de diversos sindicatos y organizaciones sociales que "se juntan a pensar políticas públicas en materia de vivienda, pensiones y generan espacios de articulación". Ante la amenaza de discursos extremistas, enfatizó que "lo importante es no perder el horizonte y no perder de vista que aquí lo que hay que cambiar es un sistema dibujado en torno a relaciones de explotación y opresión".