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El litio de don Ladislao
Imagen de Ladislao Errázuriz / Wikipedia

El litio de don Ladislao

Por: Felipe Vilchez Rubio | 07.04.2025
Este episodio de nuestra historia, conocido como “La guerra de don Ladislao”, parece tener algunos puntos de encuentro con la forma en que su bisnieto, Francisco Javier Errázuriz Ovalle, se empeña en describir y juzgar la Estrategia Nacional del Litio y el rol que esta le asignó a Codelco en los salares estratégicos para la producción de este mineral.

Las fake news han existido siempre. También en Chile. Hace poco más de 100 años, sin redes sociales ni influencers, el Ministro de Guerra de aquel entonces, don Ladislao Errázuriz, hombre que combinaba un bigote de manubrio con un andar solemne, muy propio de la clase terrateniente, movilizó a todo el país anunciando que teníamos una guerra encima contra Perú y Bolivia.

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La canalla dorada, como la llamó Arturo Alessandri, urdió este plan para crear un clima que atajara la llegada del León de Tarapacá a La Moneda en las elecciones presidenciales que ya se avecinaban, en las que debía enfrentar a Luis Barros Borgoño, el favorito del Presidente Sanfuentes.

Don Ladislao Errázuriz se esmeró en su plan, según nos cuenta Hernán Millas, Premio Nacional de Periodismo, en una de sus obras. El pie lo dieron los golpes militares de Augusto Leguía y Juan Bautista Quemado, en Perú y en Bolivia, que justificaron sus pronunciamientos prometiendo recuperar las tierras perdidas en la Guerra del Pacífico. Así se gatilló una falsa alarma desde Tacna que afirmaba que en la frontera se estaban agrupando 15 mil soldados peruanos y bolivianos.

El chamullo de Errázuriz tenía todas las condiciones de un bulo, como dicen los españoles: un antecedente real cruzado con una interpretación mínimamente plausible y capaz de despertar todo tipo de emociones entre incautos y despistados que a su vez podían crear una corriente de opinión favorable al interés político escondido del ministro y su jefe Sanfuentes.

Errázuriz conocía muy bien este oficio. Rápidamente se concertó con los dueños del Diario Ilustrado y de la Revista Zig Zag para llamar a los jóvenes a partir al combate al norte y al mismo tiempo acusar a Alessandri de que estaba “vendido al oro peruano”, recurriendo a todo tipo de historias infames, casi siempre con fuentes anónimas.

¿Cómo Errázuriz se atrevió a tanto? ¿De dónde sacó esta vocación trumpista? Alguna pista nos da Volodia Teitelboim, Premio Nacional de Literatura, en su libro “Un muchacho del siglo XX”: “Ladislao era la personificación del grupo que se consideraba dueño del país y en cierto sentido lo era. Se sabía poderoso y se notaba”.

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El ambiente se descontroló. La derecha más ultra atacó la sede de la FECH, que había liderado públicamente los cuestionamientos a la comedia del norte de quienes no picaron el anzuelo. Ladislao Errázuriz miraba en platea.

Probablemente dejó de sobarse las manos cuando se enteró de la muerte de un estudiante en medio de las escaramuzas: el joven poeta Domingo Gómez. Este incidente generó inmediatas reacciones y también la solidaridad internacional, a cargo de don Miguel de Unamuno desde España. Y Errázuriz tampoco encontró más excusas para explicar por qué los jóvenes que se movilizaron al norte no tenían enemigo al frente.

Arturo Alessandri, el León de Tarapacá, finalmente pudo entrar a La Moneda.

Este episodio de nuestra historia, conocido como “La guerra de don Ladislao”, parece tener algunos puntos de encuentro con la forma en que su bisnieto, Francisco Javier Errázuriz Ovalle, en cuyas manos se encuentran los todavía importantes vestigios de una de las fortunas más grandes que tuvo Chile, se empeña en describir y juzgar la Estrategia Nacional del Litio y el rol que esta le asignó a Codelco en los salares estratégicos para la producción de este mineral.

Si el interés genuino es la defensa de los intereses del país, Errázuriz podría reconocer que el hecho de haber conseguido, a través del acuerdo Codelco-SQM, que el 85% de las utilidades que surjan del negocio en el Salar de Atacama vayan, por distintas vías, a las arcas del Fisco, es un hito sin parangón a nivel mundial y que sin duda será una enorme contribución para el bienestar de las comunidades de la Región de Antofagasta y el desarrollo general del país.

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En buena hora si este modelo se puede replicar en el Salar de Maricunga, donde está la verdadera preocupación del bisnieto de don Ladislao.

Los Diarios Ilustrados y las Revistas Zig Zag de hoy, en papel o en reels de Instagram, podrán seguir alimentando la odiosidad. Pero la verdad nuevamente terminará prevaleciendo.